Gastronomía
Al terminar su aprendizaje en el mundo de lo salado, Albert pasó al de lo dulce. A su vez, ese año Lutaud se retiró para montar su propio restaurante en Alicante, dejando a Ferrán como único jefe de cocina.
Pero estas soluciones son sólo la punta del iceberg que representa a la comida de confort.
Acompañando esta tradición religiosa surgen por supuesto algunas culinarias: buñuelos, natillas, arroz con leche, tamales, almojábanas y, por qué no, un canelazo. Muchas de estas recetas las pueden encontrar en mi blog.
Langostinos Gaspar con arroz con coco y ensalada de mango, aguacate, tomate y cebolla
Ingredientes para 5 personas
Recuerdo perfectamente mi primer acercamiento al mundo de la pastelería: cuando yo tenía cinco años, mi padre solía hacer pizza conmigo en la casa de mis abuelos. Con la masa que sobraba hacíamos galletas, él cogía la mitad del sobrante y le agregaba azúcar y canela para su espectacular receta que al hornearse llenaba la casa de un olor que todavía me hace sonreír. Desde ese entonces mi cocina ha sido un poco más experimental que la de mi padre.
Diferenciar entre langostinos, gambas o camarones es muy difícil, sobre todo si el animal ya está pelado o sin cabeza. Pero generalmente los más pequeños son los camarones (salvo en México, pues allá a todo se le llama camarón: grande, pequeño, mediano). Después vienen las gambas, que son un poco más grandes, de cuerpo más ancho y patas más largas. El que sigue es el langostino: este crustáceo es el más grande de los tres.
Hasta hace una década la madre de todas las cocinas era la francesa, debido a sus bases técnicas milenarias por las cuales se rigen los cocineros clásicos. Todo esto ha cambiado. Esta revolución culinaria empieza, según mi opinión, a finales del siglo XIX, con el 'Doctor Thebussem', seudónimo usado por el escritor Mariano Pardo de Figueroa, cuya gran afición fue siempre la gastronomía.