Ilustraciones: Shutterstock
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21 de Mayo de 2024
Por:
Mauricio Romero

La tecnología permite conmemorar a los fallecidos en formas antes inimaginables. Ahora, es incluso posible 'interactuar' con ellos. 

Vida virtual después de la muerte

A LO LARGO de la historia, los epitafios, esas breves inscripciones en las lápidas, han sido una forma común de conmemorar a quienes ya no están. Sean citas inspiradoras o incluso humorísticas, dichos mensajes intentan encapsular la esencia de quienes han partido para prolongar su existencia en la memoria de los vivos. Algunas frases se han vuelto legendarias, como aquella del escritor británico Oscar Wilde, quien escribió: “Algunos causan felicidad donde quiera que vayan; otros, cuando se van”. Las palabras, cargadas de ironía y perspicacia, trascienden la muerte del autor para dejar una reflexión atemporal.

Si bien este recurso sigue siendo frecuente, la era en la que vivimos pone a nuestra disposición otras formas de honrar a los seres queridos. Y no hablamos ya, siquiera, de preservación analógica de los recuerdos en álbumes de fotos, ni de las cartas escritas a puño y letra, ni de correos electrónicos o álbumes digitales perdidos en el fondo de un disco duro. Más bien, de espacios conmemorativos en línea, perfiles en redes sociales e incluso avatares con la capacidad de interactuar con los vivos.

El mensaje de entrada es este: los psicólogos recomiendan no excederse en recurrir a cementerios virtuales y demás recursos contemporáneos. Advierten que estos últimos suponen un riesgo de que la persona desarrolle trastornos peores a los que desata la ausencia del ser querido, pues dichas herramientas obstaculizan, si se utilizan sin control, un duelo sano y en su lapso prudente. Tratar de perpetuar la presencia de una persona en este mundo u otorgarle alguna suerte de inmortalidad, insisten, no es sano para nadie.

MÁS ALLÁ DE LA REALIDAD FÍSICA

En 2021, Microsoft patentó un bot que utilizaba ‘datos sociales’, como imágenes, grabaciones de voz, publicaciones en redes sociales, mensajes electrónicos y cartas escritas para elaborar un perfil de la persona. Esta última puede ser un usuario vivo, quien ‘entrena’, así, una versión digital de sí mismo antes de morir, a la manera de un chatbot. La herramienta toma en cuenta rasgos individuales de estilo, dicción, tono, timbre de voz, intención, longitud y complejidad de las frases y diálogos, temas de conversación y coherencia de la persona. Esta y otras tecnologías han sido adoptadas por algunos servicios funerarios virtuales para atraer clientes. La siguiente es una selección.

  • Redes sociales y blog: Por lo general, la sola publicación en Instagram o Facebook de la ya conocida imagen de una cinta negra indica que alguien ya no está y esto da origen a la pregunta de “¿qué pasó?”, incluso por parte de personas con las que hace tiempo el doliente no tiene contacto. Si bien no estaban destinadas a ser memoriales, las redes se han convertido en espacios para rendir homenaje a los muertos. Ese universo se sofistica con Replika, una aplicación de chat basada en inteligencia artificial que permite a los usuarios crear un ‘amigo’ digital con el que es posible conversar sobre cualquier tema. Aunque no está diseñada específicamente como una tumba virtual, algunos usuarios han recurrido a ella como una forma de mantener viva la memoria de los difuntos, pues tienen la posibilidad de entrenar la herramienta para que imite el estilo de comunicación del fallecido.

  • Avatares interactivos: Estas herramientas también están enraizadas en la inteligencia artificial y permiten crear personajes que se asemejan a la persona muerta y que, mediante información personal precargada, tienen la capacidad de expresarse y entablar conversaciones y charlas con los seres vivos que quieran interactuar con ellos. Basados en tecnología de texto a voz, pueden también comunicarse oralmente. Herramientas como Veed.io ofrecen generadores de avatares parlantes que permiten crear versiones digitales de las personas fallecidas. Hay otras tecnologías, como HereAfter AI, una app que exhibe niveles avanzados de interacción. Por ejemplo, una médica endocrinóloga estadunidense citada por The New York Times señala que puede sostener conversaciones y pedirle consejo a su padre fallecido hace casi dos años gracias a la herramienta, que se alimenta de horas de entrevistas grabadas con él, quien charla con su propia voz. La mujer le pregunta sobre cómo él, siendo afrodescendiente, logró hacer una carrera exitosa en la policía, el FBI y luego como juez de distrito, lo cual da una idea de las capacidades de la tecnología de entablar conversaciones en una variedad de temas.

       • Tumbasvirtuales:Algunossitiosweb ofrecen la posibilidad de crear tumbas virtuales personalizadas. Por ejemplo, por una tarifa, se puede mantener un memorial digital durante un periodo específico. Estos portales permiten a los seres queridos compartir recuerdos, fotos y mensajes en línea, lo que ayuda a mantener viva la memoria del fallecido. Hay empresas colombianas, como el Cementerio San Pedro, en Medellín, que ofrecen un servicio que consiste en mantener actualizado el perfil digital del fallecido mediante información basada en los mensajes publicados, los apodos, las frases, las anécdotas, las fotos y los videos de la persona que murió. Otros van más allá y están desarrollando aplicaciones y servicios que permiten a los usuarios crear avatares digitales de los fallecidos, dotados de inteligencia artificial, para simular conversaciones y ofrecer consuelo. Estas representaciones digitales de los difuntos pueden ser programadas para responder preguntas, compartir historias y, en algunos casos, “vivir” en un entorno virtual diseñado para replicar su vida.

El documental de Netflix El futuro de: vida después de la muerte muestra posibles servicios fúnebres, como un parque dentro de la ciudad en la que los árboles representan al ser querido fallecido y, justo al lado, un dispositivo que proyecta un holograma hablante con la imagen del difunto en 3D y con quien se puede interactuar.
Todos estos servicios y tecnologías también tienen aplicación para
otro tipo de seres queridos: nuestras mascotas, pero ese es otro tema.

EL DILEMA ÉTICO: MÁS PREGUNTAS QUE RESPUESTAS

El fenómeno de las tumbas virtuales plantea dilemas éticos que desafían nuestras concepciones tradicionales de duelo y respeto por los muertos. Una de las principales controversias radica en el consentimiento. ¿Es moralmente aceptable crear avatares digitales de personas fallecidas sin su previo permiso? ¿Dónde trazamos la línea entre una conmemoración respetuosa y la explotación de la memoria de los difuntos? Además, surge la preocupación por la privacidad y los datos personales del fallecido. ¿Qué sucede con la información sensible almacenada en estos avatares digitales? ¿Se respetan los derechos de privacidad incluso después de la muerte? Por otro lado, es crucial considerar el impacto emocional en los seres queridos. ¿Cómo afecta la creación de avatares digitales al proceso de duelo y la capacidad de superar la pérdida? La tecnología puede proporcionar un medio para mantener viva la memoria de los difuntos, pero también podría obstaculizar la aceptación de la muerte.