El feminismo pop de Nicki Minaj
‘ANACONDA’ es un videoclip que pone en primer plano las nalgas enormes de una mujer negra, curvilínea y hermosa: Nicki Minaj, quien a sus 32 años es la rapera más importante de la historia. La canción rápidamente se ganó el primer puesto en vistas de YouTube, desplazando a ‘Wrecking Ball’, de Miley Cyrus –la exniña de Disney que se convirtió en la “chica mala” del pop–. Sin embargo, no fue nominado a los MTV Music Awards.
Según le confesó Minaj a The New York Times, ella le habla fuerte a la prensa porque si no es una ‘bestia’, no la respetan. Sus letras están llenas de alusiones a su cuerpo y cargadas con una fuerza que busca romper los estereotipos. El coro de ‘Anaconda’, de hecho, solo repite una frase: “Oh my gosh, look at her butt!” (¡oh por Dios, mira su cola!) y el video muestra su trasero, que no se parece para nada al que usualmente muestran las grandes celebridades del pop gringo.
Por eso, quienes la siguen no debieron extrañarse cuando tuiteó: “si yo fuera una ‘clase’ diferente de artista, ‘Anaconda’ habría sido nominada”. Y siguió tuiteando: “Si tu video celebra mujeres con cuerpos muy delgados, serás nominada”. " Las mujeres negras han influenciado mucho la cultura pop, pero raramente se ven recompensadas por ello”.
A Taylor Swift, una princesa rubia que canta cosas como “soy una pesadilla vestida de ensueño”, sí la nominaron por un video en el que reúne, dijo ella, a sus mejores amigas: Selena Gómez, Jessica Alba y otras divas por el estilo. (Tal vez la única que sale del estilo es Lena Dunham, la escritora y protagonista de la serie Girls, que ha sido bastante alabada por la crítica). Swift, una niña con modales, se sintió aludida y le respondió a Minaj, también por Twitter, que le parecía muy mal que enfrentara a las mujeres cuando probablemente fue un hombre el que le quitó el espacio. Y que ella no ha hecho nada distinto que quererla y apoyarla.
El cruce de trinos escandalizó al mundo tuitero, a la prensa y a otros famosos, hasta que al final, con la presión de todos, incluida Minaj diciéndole que su pelea no tenía nada que ver con ella, que ella no era el centro del mundo, Swift pidió disculpas. Ellas tocaron juntas en los MTV, y Minaj, en su propia presentación (estaba nominada a mejor video Hip Hop, una categoría con menos peso que la de major video del año) insultó en cámara a Miley Cyrus porque la ex Hanna Montana también había salido a comentar en una entrevista que Minaj debía ser más amable en su manera de decir las cosas.
A muchos les pareció racista. A Minaj también. Por eso le dijo bitch (perra) en vivo, frente a todos. Porque no se le dio la gana de comportarse, de ser amigable en la manera en la que a Cyrus se lo enseñaron. Cyrus creció en Hollywood y no debe tener mayor conciencia de su vida antes de la fama universal. Se formó como le dijeron los medios que debía, bajo ese modelo de mercado del entretenimiento en Estados Unidos en el que siempre hay que estar alimentando a la gente de irrelevancias.
Minaj nació en Trinidad y Tobago, y hasta los 5 años vivió con su abuela mientras sus papás lograban asentarse en Nueva York. Estudió en una escuela especializada en música, tocaba el clarinete y cursó el énfasis en teatro. Ha confesado que su infancia no fue del todo grata, que su papá era violento, que una vez intentó quemar la casa con su mamá adentro. En su primera audición importante se quedó sin voz y empezó a trabajar en el restaurante Red Lobster en el Bronx, en Nueva York. En 2009 firmó un contrato con Young Money Entertainment, hizo colaboraciones con artistas como Mariah Carey y David Getta, y de esa manera se empezó a convertir en la leyenda femenina del rap. Un género que, además, siempre había sido masculino céntrico.
Entonces, cuando se hizo famosa, ella llegó a decir “yo soy la líder, yo soy el jefe, yo tengo mi propio reino, bitch”; a dar de qué hablar en un reality personal y con sus peleas en American Idol, otro reality del que fue jurado; a salir semidesnuda en sus videos, porque así es como ella siente que revierte el modelo. Desde adentro, claro, con las mismas lógicas del pop, pero vestida de su color de piel, y entonces eso se ve revolucionario, feminista, contestatario.
En una entrevista que le hicieron a Minaj para la cadena ABC, años atrás, las presentadoras le alabaron su manera de empoderarse de su cuerpo y de su sexualidad. “Eres valiente”, afirmaron. Minaj sonrió y agradeció con timidez. Luego, con cierta incomodidad, se estiró un vestido blanco y tallado al cuerpo que le llegaba más abajo de las rodillas.