El dueto que canta rap en emberá chamí
A Bryan, de 16 años, le gusta el rap desde los 13, pero las letras lo inquietaban: drogas, sexo, poder, temas con los que no se identificaba.
A su primo Dairon, de 19, le gusta todo tipo de música: salsa, balada y vallenato. A los 12 años jugaba a imitar cantantes, hasta que Bryan lo puso a escuchar por primera vez el rap. Y le gustó.
Ambos pertenecen a la etnia Emberá Chamí y viven en el resguardo indígena Marcelino Tascón, cerca al municipio de Valparaíso, en Antioquia. Juntos comenzaron a componer, a improvisar. Siguieron el ‘pum pam pam, pum pam pam’ del rap y le cantaron a la paz, la convivencia, el respeto y la unión. Cantaron a la cultura y a las raíces que otras veces habían exaltado con su danza en otros municipios, cuando hacían parte del grupo Emberá Chamí juvenil.
Un día, hace casi dos años, Bryan y Dairon salieron temprano del colegio y escucharon el flow que salía de los amplificadores de un local en Valparaíso. Curiosos, se acercaron. En el interior del lugar un grupo de jóvenes, micrófono en mano, cantaba, improvisaba, rapeaba.
“Les preguntamos si podíamos cantar. Ellos aceptaron. Aunque no sabían en qué idioma íbamos a improvisar”. Así recuerda Byron el día en el que por primera vez escuchó su voz en los bafles que amplificaban la letra en su lengua materna: el chamí.
Después de un tiempo de compartir con ese grupo de jóvenes, quienes les ayudaron a comenzar su carrera en la música, decidieron darle vida a Linaje Originarios, un grupo para conservar su cultura.
“Se han perdido costumbres e idiomas indígenas. Nuestro mensaje es el de no dejar perder esa raíz, para que los indígenas y la gente de las ciudades comprendan que podemos hacer rap sin perder nuestra propia cultura”, dice Bryan en un castellano acentuado con el paisa de su región.
Los indígenas están vivos
Más de 20.000 visualizaciones tiene su versión de El cóndor pasa en la plataforma de videos YouTube. Una canción que mezcla el ritmo andino tradicional con el flow del rap y la lengua chamí. “El cóndor es un ser espiritual que tiene un significado de unión para los indígenas. Él ve todo lo que los indígenas hacen, es un homenaje”, relata Bryan.
Su música, aunque habla del respeto por la Pachamama, no es tradicional. Pero los gobernadores y grandes sabios del resguardo, como el padre de Bryan, que es un chamán, celebran que el sonido foráneo prolongue su cultura y su idioma. Por eso, antes de escribir las letras o arriesgarse a improvisar, Linaje Originarios se pone en manos de los ancestros.
“En las ceremonias pedimos que nos den más ideas para cantar a la tierra, a la cultura ancestral, a la unión, a la paz y a la naturaleza. Nosotros de verdad nos conectamos. Recogemos las energías de nuestros antepasados que recorren los paisajes y nos dan la sabiduría para seguir”.
Quieren llevar su mensaje lo más lejos que se pueda, aunque nadie entienda. No les interesa el dinero ni la fama. Aunque ya se presentaron ante más de mil personas en la Media Torta, de Bogotá, en La batalla de los gallos, uno de los eventos más importantes del género, solo quieren que todas las personas comprendan que la raíz indígena está viva. Al fin y al cabo, para ellos esta raíz de su cultura es más valiosa que la fama.
*Publicado en la edición impresa de enero de 2017.