20 de diciembre del 2024
Foto: Falso Ídolo / Management Bella Álvarez.
Foto: Falso Ídolo / Management Bella Álvarez.
19 de Septiembre de 2023
Por:
Arantxa Díaz Aguirre

A punto de comenzar un nuevo ciclo musical, esta antioqueña hace parte del cartel del Festival Cordillera, un evento que celebra los sonidos latinoamericanos y se celebrará el 23 y 24 de septiembre en el Parque Simón Bolívar. 

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Bella Álvarez, entre las cuerdas y la madera

Bella nació y creció en el municipio de Bello. Desde niña creó mundos que se expresaron a través de las artes. Escribía en un diario que servía de lienzo para mostrar su melancolía por la vida, letras que rápidamente se convirtieron en canciones y le dieron un rol de compositora desde temprana edad. Con solo 25 años, ha pisado tarimas en grandes festivales del país, ha lanzado dos discos y ya prepara el tercero. Para muchos de sus fanáticos, su voz es como la luz en la oscuridad, es ese brillo incandescente que se extiende en cada canción y se proyecta a través de las flores y jardines que ha sembrado a lo largo de su carrera.

Aunque poco a poco ha integrado varios instrumentos a sus canciones, la guitarra y voz han sido la raíz de la mayoría de sus interpretaciones. ¿Cómo fue su primer acercamiento a la guitarra?

Hay varias historias de esa “primera vez”, pero una de las más particulares es que, cuando era niña, intenté hacer un trueque con una amiga para tener una: yo le daba un balón de baloncesto y ella a mí, la guitarra. Pero llegaron sus papás y se dañó el negocio (se ríe).

Más adelante, cuando mi mamá regresó de un viaje, me regaló mi primera guitarra eléctrica y fue muy curioso porque cuando la toqué se le rompió una cuerda. Se reventó en un arpegio y nunca más la volví a tocar. Después de eso tuve una guitarra acústica, con la cual conecté más y me empecé a sentir mucho más cómoda. La vibración de este instrumento es muy similar a la que siento cuando canto y mezclar esos dos instrumentos —voz y guitarra— me parece meditativo.

De hecho, ha sido una artista de cuerdas.

Sí, yo he tocado cuatro, charango, ukelele… Las cuerdas acústicas me llaman mucho y aunque he incluido pianos y otros sonidos a mi música, las guitarras me siguen conquistando más que cualquier cosa. De hecho, cuando niña tomé clases con un amigo de mi papá que daba serenatas, él me enseñó canciones y trucos importantes —como hacer los ‘bajitos’ con el dedo gordo—, y gracias a eso pude empezar a componer mis propias canciones.

Desde los 16 años empezó a componer, una edad en la que la adolescencia aflora y hay un montón de cambios corporales e internos en las mujeres. ¿Sobre qué escribía en ese momento?

Yo siempre escribí canciones de amor y desamor, siempre me gustó esa temática así no lo viviera en carne propia. Mi escritura ha estado muy influenciada por la poesía y en ese tiempo leía cosas de ese tipo. Todavía tengo los cuadernos en los que hice mis primeras canciones y ahí se leen fragmentos como: “Tengo miedo de perderte, me he perdido, encuéntrame, te he perdido, regresa a mí”. Yo sentía esas canciones muy profundo, pero nunca tuve un romance o un desamor (se ríe). En las noches antes de dormir me imaginaba historias en las que yo era un samurái y me enamoraba o como que estaba esperando a mi amado hasta que llegara, muy rara yo.

Y luego sus temáticas fueron migrando hacia la naturaleza. En su primer EP, Hortalizas y flores (2019), el aire, el sol y la fauna son protagonistas, pero además se usan como metáforas para expresar asuntos cotidianos de la vida. ¿Por qué se fue por ahí?

En esa época me alimentaba mucho de los paisajes, tenía una conexión genuina con la naturaleza y me encantaban las plantas. Tenía muchas en mi jardín y me sentía como un hada. Solía hacer un paralelo entre mi vida y cómo sería habitar ese lugar en el que me imaginaba como la ‘niña flor’. Esas primeras canciones las hice para cantarme a mí. No tenía otro objetivo. 

"Para este nuevo álbum hay una nueva Bella, una Bella más guerrera".

Su trayecto en la industria ha ocurrido de forma independiente. ¿Quiénes la han acompañado en el proceso?

Yo nunca supe muy bien en lo que me estaba metiendo, mi mundo era muy pequeño. Sin embargo, tenía cerca a amigos que también hacen música y me enseñaron a subir la mía a plataformas. Estudié con Mateo Vanegas —guitarrista de Margarita Siempre Viva— y él fue quien me ayudó a crear un perfil para hacerlo. Más adelante, otras personas de esa banda me ayudaron y conocí a Mora, mi productor, pero inicialmente no sabía nada sobre ser artista.

Cuando lancé Hortalizas y flores, lo moví muy bien en mis redes sociales y gracias a eso llegó a muchas personas. Luego vinieron las entrevistas, viajé a Bogotá, me invitaron a un par de festivales y todo fue creciendo muy rápido.


Bella grabó su tercer disco en el Desierto Casa Estudio, México, donde también han estado artistas como Camilo, Manuel Medrano y Ximena Sariñana, entre otros. Foto: Falso Ídolo / Management Bella Álvarez.

Recientemente estuvo en México grabando un nuevo disco que saldrá el año que viene. ¿Cómo suena esta Bella con una voz más madura y sumando un par de años de trayectoria?

Para este nuevo álbum hay una nueva Bella, una Bella más guerrera, con sonidos un poco más fuertes. Hay una cumbia, hay “rockcito”, hay ranchera. Hay nuevos instrumentos de viento, hay músicos de la Filarmónica que grabaron cuerdas, en fin… Hay una sonoridad que siento que va a marcar un antes y un después en mi carrera. También entendí muchas cosas de mi voz: la manera en que ella está por encima de otras cosas e incluso cómo esos nuevos sonidos van a sonar en vivo. Ya no es solo pensar en mí, sino en los músicos y en ese sonido natural que hará parte de los shows.

El 23 de septiembre será su presentación en el Festival Cordillera. De hecho, abrirá uno de los escenarios. ¿Qué hay preparado para ese show? 

Justamente queremos mostrar a “la nueva Bella”: mostrar mi vestuario con las visuales y en algunas de las nuevas canciones en las que ya no soy la “niña flor”. He estado alejada de los conciertos porque necesitaba construirme otra vez musicalmente y parte de eso se hizo con el nuevo disco. Estaré con toda una banda en vivo.

Además del maquillaje llamativo y los amplios vestidos de colores, sus tatuajes son algo característico en su estética. ¿Tienen algún significado?

En mi familia todos son tatuados. Mi mamá está más tatuada que yo y también mis tías… Todos, menos mi abuelita. Mi primer tatuaje me lo hice a los 15 con mi madre, en la espalda. Luego empecé a hacerme flores: hortalizas, dalias, la flor del pensamiento que me encanta, tengo tres musas silbadoras y hay uno especial que es mi mantra: “Fenómeno pasajero”. Quiero terminar de tatuarme todos los brazos y empezar la espalda.