Han Kang, entre el dolor y el deseo
ENTRE EL DESEO y la contemplación. Entre el lenguaje y el silencio. Entre el trauma social y los gritos individuales. Todo sin dejar de lado temas como la familia y la responsabilidad, con lo que logra hacer potentes miniaturas que retratan una sociedad tan compleja como la de Corea del Sur.
Los libros de Han Kang tratan todos estos temas, y más, sin volverse complejos; lo hacen a partir de un estilo pausado, preciso e, incluso, minimalista, que parece ser el espejo de su autora: una mujer de 53 años que el pasado 10 de octubre, cuando recibió en su apartamento en Seúl la llamada en la que le anunciaban que había sido elegida para recibir el Nobel de literatura, lo celebró simplemente tomándose un té de camomila junto a su hijo, con quien tiene una pequeña librería en un callejón del barrio de Seochon, en la capital del país.
Han Kang viene de una familia de escritores. Nació en Gwangju, una ciudad en el sur de la península de Corea, y vio durante su niñez cómo su padre fue consolidando una carrera como cuentista y novelista. A sus 14 años comenzó a escribir, según le dijo a The Guardian, para “buscar respuestas a preguntas fundamentales”. Su hermano mayor, autor de cómics, también construyó su vida alrededor de los libros. Ese contexto familiar hace que el Nobel tenga un sentido mucho más profundo. “Con el Nobel, la menor de la familia ha subvertido el sagrado orden patrilineal en la que el hijo mayor tiene todos los privilegios y las responsabilidades”, explicó en El País el autor colombiano Andrés Felipe Solano, quien lleva más de una década viviendo en Seúl.
UNA VOZ CRÍTICA FRENTE AL APARATO CULTURAL
No resulta extraño que un premio Nobel llegue a un país que ha logrado construir en las últimas décadas un soft power que se vuelve evidente en figuras musicales con impacto global, series televisivas y plataformas de cómic (como le dicen en coreano) que crecen en títulos y autores minuto a minuto. Sin embargo, la voz de Han Kang se aleja de estas narrativas y propone un discurso que puede resultar incómodo.
La obra de esta escritora empezó a construirse en los años noventa, tras haber estudiado literatura y lenguas en Corea, y escritura en la Universidad de Iowa. En 2007 escribió su novela más reconocida: La vegetariana, una historia en la que un personaje, poco a poco, va profundizando en su deseo de convertirse en una planta, que solamente puede vivir del agua y del sol. Alrededor de este tema confluyen también visiones muy críticas sobre la familia, la locura y el orden jerárquico inamovible en una sociedad. En una escena, durante una comida familiar, la personaje principal, que siempre es narrada desde el punto de vista de uno de los personajes secundarios, se niega a obedecerle a su padre cuando este la trata de obligar a comerse un trozo de cerdo agridulce.
Este acto de rebeldía resulta casi impensable en una sociedad con normas sociales tan rígidas como las del país donde vive la escritora. Más allá de eso, aunque fue escrito hace 17 años, La vegetariana resulta sorprendentemente actual a través de dos temas: la búsqueda de una voz propia en las mujeres, y la relación entre el manejo social del deseo y la salud mental.
Otras obras de Han Kang traducidas al español son: La clase de griego, una novela que rescata la historia de amor entre un profesor que, como Borges, se está quedando ciego, y una escritora que no logra encontrar las palabras para hablar; y Actos humanos, donde narra el relato de varios personajes que participaron en la protesta de Gwangju, un levantamiento popular en contra del golpe militar que instauró, en 1980, una dictadura que duró ocho años en Corea del Sur, y la reacción militar, que terminó en una masacre con alrededor de 200 muertos.
“Censuraron a 9.000 personas en la escena cultural de Corea del Sur”, contestó Han Kang cuando la periodista sueca Jessika Gedin le preguntó, para la única entrevista que ha dado después de haberse ganado el Nobel, si en algún momento tuvo miedo de escribir sobre estos movimientos sociales que han sido invisibilizados por los gobiernos conservadores de ese país. “Yo me siento orgullosa de hacer parte de esa lista”.
En diciembre, será publicada en Colombia, junto con Actos humanos, Imposible decir adiós, una novela que regresa a otro episodio oscuro de la historia surcoreana: la masacre de la isla de Jeju, en 1948.
ENTRE EL GRITO Y EL SILENCIO
La escritora Anna Karin Palm, miembro de la Academia Sueca —la institución que otorga el Premio Nobel de Literatura— describió el estilo de Han Kang como “una prosa intensa y lírica, que es al mismo tiempo delicada y brutal”. Los libros de Han Kang en español, traducidos por Sunme Yoon, muestran este vaivén al ir develando la trama y los personajes de forma pausada, pero constante, hasta que algunas acciones llenas de dolor logran transmitir una fuerza emocional demoledora a los lectores. “Cuando escribo, siento una corriente eléctrica a partir de imágenes”, le dijo a Jessika Gedin. “Intento transmitirla en las frases, pero sin embellecerlas y tampoco buscando un tono discreto. Solo espero que el lector pueda sentir esa electricidad”.
La tristeza es otro tema presente de manera transversal en la obra de Han Kang. En La vegetariana y La clase de griego, el estilo sutil, las pausas y los silencios se hacen presentes en la lectura y alimentan la situación que atraviesan los personajes: el de una mujer que pierde la custodia de su hijo o la que debe dejarlo al cuidado de una vecina porque debe hacerse cargo de la economía familiar y de la salud de su hermana; la de un artista que no encuentra cómo renovar su obra o la de un profesor que vive siempre una misma rutina. En otros libros, que aún no han sido traducidos, el tema también está presente.
Es el caso de Blanco, que aunque fue traducido por la editorial española Rata, aún no está disponible en Colombia. Es un libro de duelo en donde la autora procesa la muerte de su hermana mayor, que falleció a las dos horas de haber nacido. “En el primer capítulo estoy yo. En el segundo, intento prestarle mi cuerpo a mi hermana mayor. Luego, en el último, vuelvo a mí e imagino un ritual para despedirme de ella”, dijo la autora sobre este título en la entrevista con Gedin.
Es en este tipo de silencios, en su obra muy dicientes, donde la nueva nobel se siente más a gusto. Por eso, tras recibir el premio, no se apresuró a celebrar y, al contrario, decidió solo dejar en el aire un mensaje de agradecimiento y recluirse en sus lugares seguros. “Me voy a esconder”, dijo en esa entrevista. “Lo haré para terminar mi novela, porque escribir es lo que más me ayuda a digerir todo esto”.
LA VEGETARIANA
Random House
La obra más conocida de la autora, ganadora del premio Man Booker International en 2016, narra la historia de una mujer persigue su deseo de convertirse en un árbol, pero es, también, un comentario crítico sobre la rigidez social, el papel de la mujer y la violencia.
LA CLASE DE GRIEGO
Random House
Cuenta una historia de amor entre un profesor de griego con ceguera degenerativa y una escritora apasionada por los signos y el lenguaje que, sin embargo, se ve totalmente bloqueada cuando tiene que hablar. Este mutismo esconde la necesidad de expresar lo que verdaderamente siente.
ACTOS HUMANOS
Random House
A través de siete personajes, Han Kang cuenta uno de los hechos más oscuros de la historia coreana: la masacre de Gwangju —la ciudad natal de la autora— en la que el ejército reprimió una protesta en contra de la dictadura militar. El libro da cuenta de una tragedia social que aún no se ha enfrentado.
IMPOSIBLE DECIR ADIÓS
Random House
Una mujer llega a la isla de Jeju para cuidar del ave de una amiga enferma y se enfrenta, de repente, al peso del trauma histórico que le transmite un doloroso archivo. Este da cuenta de la masacre del 3 de abril de 1948, cuando las fuerzas policiales y armadas atacaron una manifestación que cuestionaba las elecciones de posguerra que dieron origen a la Guerra de Corea.