Foto: Shutterstock
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23 de Mayo de 2024
Por:
Mario Alcalá

Los servicios de streaming parecen empeñados en alejar a sus clientes con estrategias que condicionan y entorpecen su uso. 

Plataformas vs. piratería: nuevo round

 

 

DESDE EL 9 DE ABRIL, Prime Video se convirtió en la primera de las cuatro grandes plataformas en cruzar la línea que divide al streaming de la televisión tradicional. Lo hizo al incorporar anuncios publicitarios que aparecen en medio de la visualización de cualquier contenido, en contravía de una de las mayores ventajas que ofrecía esta forma de consumo: la de disfrutar de “maratones” sin preocuparse por esas interferencias. La compañía creó un antídoto para dicho “veneno”: ofrecerles a los usuarios un servicio prémium exento de comerciales. Además, incurrió en el absurdo terreno del PPV (Pague Por Ver), por lo que la mensualidad que cancela cada persona no le da total acceso al catálogo.

 

 

Y si por Prime Video llueve, no escampa por los lados de Netflix, que acapara 8,5 % de las plataformas de streaming, representando 38,7 % del total de los medios tradicionales de entretenimiento. La compañía viene trabajando en cobrar más a los suscriptores que comparten sus contraseñas, luego usadas lejos del hogar que queda estipulado en el contrato. Es parte de una tabla de salvación para generar ingresos extras ante una desaceleración de crecimiento que le significó las mayores pérdidas de clientes en más de una década.

La medida comenzó en Canadá, EE. UU., y algunos países de Europa como Portugal y España, pero luego la cosa no tardó en llegar a estas latitudes. Y aunque corrigió parte del problema, altos jerarcas de la corporación han dicho que esta “represión” generó gran cantidad de cancelaciones, así como una leve caída en las acciones del gigante del entretenimiento. Frente a lo anterior, Netflix también se decantó por la fórmula de introducir comerciales y cobrar una membresía prémium para evitarlos.

Otra cara del problema está presente en Apple TV+, que si bien está haciendo un gran esfuerzo por ampliar su catálogo y ofrecer contenido de primer nivel, es el servicio más costoso con suscripciones —de mínimo $29.900 al mes—, en contravía de otras plataformas como Max, Paramount+, Star+ y Disney, que han entendido que otra de las armas con las que pueden ganar suscriptores es la de los precios accesibles o la de hacer que  participen en combos y promociones que bajo un mismo contrato pueden agrupar más de una plataforma. Además, estas empresas también se dieron cuenta que compartir títulos los ha beneficiado más que propender por una inviable exclusividad.

Uno de los resultados de lo anterior es que la piratería, que parecía haber cedido terreno frente a la legalidad, ha incrementado. Los suscriptores que han salido despavoridos de las plataformas han regresado a visualizar contenidos en páginas web que, claramente, violan la ley. Lo paradójico del asunto es que estas también están inundadas, a su vez, de avisos comerciales.