Fallout puede estar basada en un videojuego, pero de él se desprende una serie relativamente independiente en hilos narrativos. Uno de los protagonistas es el diseño de producción. Foto: cortesía Prime Video
Fallout puede estar basada en un videojuego, pero de él se desprende una serie relativamente independiente en hilos narrativos. Uno de los protagonistas es el diseño de producción. Foto: cortesía Prime Video
17 de Junio de 2024
Por:
Julio César Guzmán @Julguz

La serie futurista Fallout, que registra un éxito arrollador, transcurre en un mundo posterior a una gran catástrofe nuclear. 

De la consola a las plataformas

 

 

EXPLOSIÓN NUCLEAR, extinción humana, destrucción masiva: preocupaciones que cumplirán 79 años en pocas semanas, cuando se recuerden los infames bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki. Y son también escenarios que retoman los videojuegos de manera recurrente con la recreación de mundos posteriores al desastre atómico.

Uno de los títulos que plantea esta posibilidad dolorosa y latente es la saga de videojuegos Fallout (en este caso, traducción de “refugio”), que llegó finalmente al mundo de las plataformas con el lanzamiento de la serie homónima, hace apenas dos meses. Su estreno fue un verdadero estallido: atrajo a más de 65 millones de espectadores en sus primeros 16 días de disponibilidad en Prime Video, desde el pasado 10 de abril. Un hito apenas superado por El señor de los anillos.

 

 

La historia transcurre 219 años después de un apocalipsis nuclear. Y aunque no sigue necesariamente la temática de algunos de los videojuegos, sí se enfoca en ese universo, con el regreso de los sobrevivientes a sus antiguos lugares destruidos. Es una serie de ciencia ficción, con elementos de drama, acción y violencia desmesurada. Desde muy pronto establece el conflicto entre quienes han crecido en los refugios subterráneos, resguardados por la tecnología, y quienes han tenido que sobrevivir en la superficie terrestre, lidiando con la escasez. Puede ser vista como una trama poco verosímil, pero pesan más sus impresionantes efectos digitales y la inquietante reflexión sobre ese futuro distópico. Sin embargo, no nos engañemos: se trata de un negocio. A finales del mes pasado, la franquicia de videojuegos había superado los 20 millones de descargas, en gran medida gracias a la audiencia de la serie.

Y puede que a algunos viejos periodistas nos resulte demasiado fantasiosa, pero claramente somos minoría: además de su aplastante récord de espectadores, más de 60 % de las visualizaciones provienen de fuera de Estados Unidos, en particular de Reino Unido, Francia y Brasil. Es una tendencia global.

Punto a favor tienen la música de época y las imágenes de mediados del siglo XX, cuando se supone que ocurrió el desastre atómico. Ese punto de partida despierta la nostalgia por los buenos viejos tiempos (tiempos que quizás no fueron tan buenos, pero se hacen añorar). La serie es impecablemente producida y dirigida por Jonathan Nolan, el hermano del laureado cineasta Christopher Nolan. De hecho, Jonathan fue el autor de la idea original del primer éxito de Christopher, MementoPero no deja de ser otro videojuego más llevado a las historias de ficción, que conserva su violencia sangrienta y gratuita, solo que se pierden la interacción y las posibilidades de ganar... Game Over

Bonus track: otros dos títulos de videojuegos que han llegado a ser series, con diferentes grados de aceptación, son The Last of Us, de HBO (Max), también sobre un mundo posterior a una tragedia, pero esta vez una pandemia, y Arcaneen Netflix, inspirada en el universo de League of Legends y que sigue el choque entre dos ciudades gemelas.