Revista Credencial estuvo en un curso de Cienciología. ¿Cómo es eso?
Si usted quiere conocer la teoría sobre la Cienciología, basta con que ingrese a alguno de sus portales oficiales de internet. Allí encontrará respuestas a preguntas como qué es, quién es L. Ronald Hubbard y cuáles son sus organizaciones. Sin embargo, si lo que quiere saber es qué ofrece y cómo funciona una de sus sesenta “organizaciones ideales”, deberá pasar del mundo virtual al real.
Y es en esa realidad, en donde sicólogos, exadeptos, diarios, canales de televisión, documentales e investigaciones advierten sobre tres puntos claros que se deberán tener en cuenta antes de aventurarse en la cienciología: tendrá que invertir mucho dinero, se expone a que le manipulen la mente y algunos de sus programas pueden poner en riesgo su salud.
¿Sería capaz de dar un juicio rápido que sea válido?
A las 10 de la mañana de un día hábil, decenas de personas caminan por la calle 100 con carrera 19, en el norte de Bogotá. En la esquina se levanta un edificio de ocho pisos en el que destaca un letrero que reza ‘Scientology’ y en cuyos flancos permanecen apostados jóvenes uniformados –con traje negro y camisa blanca– que abordan a los transeúntes.
“Hola, estamos haciendo un test de personalidad gratuito. Es muy preciso”, le dirán. Si usted acepta, será conducido al interior del Centro de Dianética y Scientology, en donde no se permite el ingreso de cámaras de fotos ni de video.
Justo en frente de la puerta está la recepción, en cuyo mesón reposa un libro de visitas. En él deberá registrar su nombre, la razón por la que asiste al centro y la hora de llegada. Son las 10:50 a.m. La atención comienza a las 9:30 de la mañana.
Tras el registro, el joven que lo invitó a hacer el test le presentará a otro miembro del staff (como se denominan los empleados de la organización), quien lo acompañará hacia la zona reservada para este fin y en donde le entregarán el “Análisis de Capacidad Oxford”. Es un cuestionario de 200 preguntas que se complementa con una prueba de coeficiente intelectual y un test de habilidad, y que, pese a estar bautizado con el nombre de uno de los centros educativos más prestigiosos del mundo, no tiene ninguna conexión con la Universidad de Oxford. Al menos así lo aclara Clare Woodcock, de la oficina de noticias e información de esta institución.
En el cuestionario encontrará preguntas como: ¿Es su voz monótona en lugar de variada de tono? ¿Se considera capaz de dar un juicio rápido que sea válido? Y, ¿le afecta bastante la música emotiva?
Myrna García, presidenta de la Red de Apoyo para Víctimas de Sectas, opina que esta evaluación es parecida a la que utiliza cualquier empresa de publicidad para conocer las preferencias de su público objetivo.
“Identifican la necesidad o la crean. Es una estrategia de mercadeo: la evaluación define tus necesidades y lo que tú estás buscando en la vida; y eso es lo que ellos te van a ofrecer”. García agrega que una prueba de coeficiente intelectual, como la que se debe completar tras el primer test, no puede ser aplicada por cualquier persona porque se requieren conocimientos específicos para evaluarla.
Una vez usted completa los tres cuestionarios –en promedio una hora y media después–, deberá esperar a que uno de los miembros del staff procese la información y le entregue los resultados.
¿Qué le está arruinando la vida?
Mientras espera –entre 15 y 20 minutos–, lo invitarán a ver uno de los videos que se exhiben continuamente en pantallas ubicadas por categorías: educación, empresas, comunicación, dianética, auditación, “la verdad sobre la siquiatría”, entre otros.
Es posible que, durante la espera, lo aborde otro miembro de la organización con el fin de orientarlo sobre el tema más adecuado para usted. “Si hubiera algo que pudiera cambiar en su vida, ¿qué sería?”, le preguntará con insistencia. Y aunque usted afirme dos o tres veces que se siente a gusto con su existencia, le repetirá: “¿Qué le está arruinando la vida?”
Según García, el cuestionamiento constante sobre los problemas obedece a un deseo de persuasión. “Cuando repiten que tienes problemas, lo que buscan es que traigas a tu consciente necesidades del pasado y que estas se conviertan en parte de tu presente”.
Tras la espera, otro miembro del staff le mostrará una gráfica en la que se indican sus debilidades y fortalezas, además del puntaje de su coeficiente intelectual.
“Estos son los resultados de tu test. Ten en cuenta que yo no evalúo nada, simplemente interpreto la gráfica para ti y esto es lo que nos dices tú sobre ti mismo”, le advertirá sobre la gráfica que es elaborada por un software.
Después de explicarle las curvas y lo que significan, lo cuestionarán nuevamente sobre sus dificultades y le ofrecerán uno de los cursos basados en las obras de L. Ronald Hubbard (un escritor de ciencia ficción cuyo libro, Dianética, forma los cimientos de la cienciología) para mejorar aquellos aspectos de su vida (estabilidad, felicidad, serenidad, certeza, responsabilidad, etcétera) que salen con peor puntaje en la prueba.
Camino hacia el ‘thetán’
Para la cienciología, quienes deciden iniciar alguno de los cursos son personas con necesidad de cambio (NC) y están reflejadas en la parte baja del “Puente hacia la libertad total”: una ruta creada por Hubbard para que los miembros de la organización consigan el estado “clear” o liberado, y posteriormente se conviertan en OT (thetán –espíritu– operante), es decir, en “alguien que puede manejar cosas sin tener que usar un cuerpo de medios físicos”, según la página web de la cienciología.
Este puente está dividido en dos secciones (entrenamiento y procesamiento) y varios niveles hasta llegar a la cúspide: OT VIII.
Para iniciar el entrenamiento, usted deberá cancelar 95.000 pesos por uno de los cursos. Luego, será acompañado al tercer piso, en donde quedará registrado y, finalmente, lo llevarán dos plantas más arriba para acudir al aula de entrenamiento.
En esta sala de estudio, dispuesta con largas mesas y una biblioteca en donde encontrará diferentes diccionarios y libros de consulta, le presentarán al supervisor. Esta persona le explicará la metodología que deberá seguir para graduarse en el tema seleccionado.
“Estos son cursos personalizados. Debes llenar la hoja de verificación que está acá en tu libro. Allí te explican lo que es y lo que debes hacer. Se hacen las lecturas y te piden que elabores escritos. Cada vez que realices un paso, en la hoja de verificación pones tus iniciales y la fecha”, le dirá el supervisor, quien además le advertirá que no está permitido hablar con los otros estudiantes. “Cada uno está aclarando sus propias palabras en sus cursos”.
Según la “tecnología de estudio” de la cienciología, “la única razón por la que una persona abandona un estudio, se siente confusa o se vuelve incapaz de aprender, es porque ha pasado una palabra que no comprendió”. Por esto, el supervisor hace énfasis en que en el libro hay un glosario que aclara las palabras.
Una vez defina el horario en el que asistirá, mínimo dos horas diarias entre las 9:30 a.m. y las 9:30 p.m., usted puede comenzar.
“La integridad personal es saber lo que sabes”
Luego de que el supervisor llama a lista y define las metas del día para cada uno de los estudiantes, inicia la jornada de aprendizaje. Algunos usan fichas, clips, plastilina y pequeños bloques de madera para representar las palabras que están aprendiendo. Otros leen, consultan los diccionarios y escriben sus ensayos. Los demás repiten, entre murmullos, definiciones que luego les serán preguntadas por el supervisor.
Esta rutina se repetirá cada día. El curso dura, en promedio, 30 horas; sin embargo, el tiempo dependerá de la velocidad y capacidad de aprendizaje del estudiante.
Cada paquete o libro tiene una temática diferente. En el caso del curso “Valores e integridad personal”, por ejemplo, usted aprenderá que “la integridad personal es saber lo que sabes”, que hay ocho dinámicas (uno mismo, del sexo, de grupo, de la humanidad, animal, del universo, espiritual y del infinito) y que el hombre es básicamente bueno, entre otros conceptos.
Después de haber leído las 252 páginas del libro y escrito todos los ensayos, usted deberá entregar la hoja de verificación, en donde ha registrado el trabajo diario y con el que demuestra que cumplió con cada una de las tareas, incluido un escrito de “actos hostiles”: un formato en el que debe anotar, con detalles, fechas y nombres, “todas aquellas acciones dañinas o violaciones al código moral de un grupo”, sin importar hace cuánto pasó.
Después de que el supervisor revise su escrito de actos hostiles, el cual –explica– quedará guardado en su archivo personal, comienzan los trámites para dar por terminado y aprobado el curso que realizó.
Un miembro del staff lo acompañará al sexto piso, en donde un examinador le explicará, en una oficina, que el propósito de la reunión es asegurarse de que adelantó el curso y que lo entendió. Además, revisará la planilla y le preguntará si está de acuerdo con “atestar el curso”. Si su respuesta es afirmativa, le pedirá escribir una “historia de éxito” en la que debe decir lo que aprendió y lo que le gustó.
Finalmente deberá firmar su hoja de verificación y su historia de éxito. Antes de despedirse, el examinador le consultará sobre si le gustaría que otra persona obtenga el conocimiento que ahora usted tiene y le aclarará que, por ser su primer curso, la evaluación ha terminado. Para el siguiente, tendrá que responder una prueba escrita. Luego se reunirá con la directora de Éxito. Ella se asegura de que los conocimientos adquiridos le hayan servido. Para confirmarlo, leerá lo que usted escribió en presencia del examinador y, si usted quiere, pondrá esta hoja junto a la de otros estudiantes en un muro.
Hecho esto, lo acompañarán a donde un registrador, quien es el encargado de hablarle de los otros cursos a los que puede acceder. Con él, concretará los detalles sobre su siguiente curso, o si lo prefiere, el inicio de su camino para convertirse en clear. El primer paso: “El recorrido de la purificación”.
En internet usted también puede encontrar varios documentales e investigaciones en las que antiguos adeptos a la cienciología revelan los secretos más oscuros de la organización, así como advertencias de sicólogos, como Myrna García, que aseguran que este grupo es una secta destructiva por inducir a “creencias que suscitan destrucción familiar y a la destrucción de la personalidad”.
Por su parte, los cienciólogos, entre cursos, lecturas y auditaciones (sesiones que duran cinco horas y cuestan 2.500.000 pesos) avanzan hasta el estado clear y luego al nivel de OT, y, ante las críticas, prefieren aconsejar a los NC: “hay mucha gente zafada de la cabeza que dice cualquier cosa. Hay de todo. No te metas a leer esa basura”.
El puente hacia la libertad total
A la espera de que la organización ideal abra sus puertas, una costarricense, de unos 50 años, cuenta entusiasmada que conoció la Cienciología en 1989 en su país. Ahora, en Bogotá, en la sede inaugurada el pasado 5 de julio, está haciendo “El recorrido de la supervivencia”: el segundo nivel del puente.
Como ciencióloga, afirma que, en el primer paso, “El recorrido de la purificación”, no se debe estudiar. “Es de desintoxicación. Vas a un sauna y tomas vitaminas, minerales y aceites que van a ayudar a tu cuerpo a eliminar toxinas”.
Según el registrador, con este programa usted elimina toda la contaminación que ha adquirido en su vida: “radiación, toxinas, drogas, alcohol y nicotina”. El programa –que tiene una duración de cinco horas diarias como mínimo, entre 15 y 20 días–, consta de un “protocolo de sauna, ejercicio, sauna ejercicio y vitaminas”. ¿El valor? 2’500.000 pesos, que no incluyen los 650.000 pesos de las vitaminas, entre las que destaca la niacina. Si no cuenta con el dinero, le ofrecerán cancelar por cuotas; eso sí, no podrá iniciar hasta que complete el pago.
Un pago que, según la costarricense, vale la pena porque elimina, incluso, las sensaciones del pasado: “Es que hay una grabación no solo del dolor que sientes a nivel mental, sino de cómo te sientes en ese momento determinado”.
Según ella, cuando la niacina se activa, se vuelven a experimentar todas esas sensaciones y, “cuando el medicamento sale de tu cuerpo, te sientes bien”.
Afirma que esto ocurre porque la niacina, junto con el calor del sauna, se encarga de “aflojar todos los químicos, las drogas y los medicamentos que se quedan atorados en el tejido”.
Carlos Mendivil, médico diabetólogo con doctorado en bioquímica nutricional y profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de los Andes, explica que la niacina es la vitamina B3, necesaria para que se den ciertas reacciones del cuerpo que permiten extraer energía de los alimentos, pero que su consumo “no sirve para desintoxicar el organismo”.
Advierte que su uso en dosis demasiado altas “puede subir los niveles de azúcar en la sangre y en algunos casos ocasionar daño hepático”, lo que se sumaría a un efecto secundario que califica de molesto. “La niacina hace que se produzca una sustancia vasodilatadora que se llama prostaglandina D2, que hace que usted se ponga rojo”.
La ciencióloga admite que el color rojo no es agradable. Lo ideal –dice– es tomar la niacina, “hacer ejercicio e ingresar al sauna para sudar cualquier toxina que hayas ingerido a través de los alimentos”.
Pero, para el doctor Mendivil “tiene que ser terriblemente incómodo porque el calor del sauna es también vasodilatador”. La deshidratación que produce el exponerse al sauna y al ejercicio por largos periódos de tiempo puede poner en riesgo la integridad de personas que tengan problemas de función renal o cardíaca.