La sabrosa vida de las mascotas
A la clínica veterinaria del doctor Santiago Barrera Díaz llegó un cachorro de dos meses casi moribundo. Era un beagle que presentaba signos de deshidratación, diarrea hemorrágica, cólico abdominal, descompensación y fiebre. Llevaba semanas con esos síntomas sin que sus dueños hubieran buscado ayuda. Acostumbrados a alimentar al animal con sobras de comida, no podían creer que el estado crónico de su mascota tuviera que ver con lo que le daban de comer. La descuidada dieta incluía huesos y proteínas que se habían alterado en la cadena de frío que debía conservarlas.
Hace 30 años los perros y los gatos vivían en los jardines de las casas o en las fincas, no en apartamentos de cuarenta metros cuadrados. Los amos no se daban cuenta de lo que comían sus mascotas afuera porque no estaban cerca de estas. Tampoco percibían si su mascota tenía mal aliento o reflejaba síntomas de alguna enfermedad. La reducción del espacio en las ciudades y la acomodación de las familias en lugares sin jardín han provocado que quienes decidan tener un animal deban estar más pendientes de lo que necesitan.
Los amos son conscientes de lo que una mascota requiere dependiendo de la raza, el tamaño, la edad, la forma en que vive y la salud en un momento determinado, tal cual sucede con los seres humanos. Y lo pueden hacer porque el mercado de alimentos especializados para mascotas se los permite. La diversificación de concentrados y otros manjares lleva en Estados Unidos cerca de 30 años, pero en Latinoamérica ese mercado es reciente y ha crecido un 44% en los últimos cinco.
Nuevos hábitos
La manera de alimentar a las mascotas ha cambiado drásticamente. El pensamiento ochentero de darles a los perros carne porque se creía que altos niveles de proteína eran lo mejor, hace rato está mandado a recoger. Prácticamente ningún veterinario lo recomendaría. Los alimentos especializados han hecho que las bases nutricionales varíen. Hoy hay productos para cada necesidad. Unos mejoran la calidad del pelo; otros nutren la piel; otros evitan problemas digestivos; otros fortalecen el sistema inmune; otros van dirigidos a etapas específicas de la edad del animal.
Según Felipe Porras, veterinario y socio del grupo Silveragro, también está tomando mucha fuerza la opción de la comida biológica. Se refiere a la dieta BARF, es decir, la alimentación cruda biológicamente adecuada. También anda en boga la repostería para mascotas, que mezcla carnes de pavo, cordero y otros ingredientes naturales.
Para la veterinaria Viviana Lozada, gerente del negocio de alimentos para mascotas Mars Andino, las harinas de pollo, pescado o cordero, además de las de origen vegetal, como soja, gluten de maíz y arroz, contribuyen al buen desarrollo del pelo, la piel, las uñas, los tendones, los ligamentos y el cartílago. Además, alimentos que creeríamos poco o nada relacionados con las mascotas, como la pulpa de remolacha, rica en fibra, son excelentes para una buena digestión.
Claudia Mutis, decana de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de La Salle, asegura que este tipo de productos ha surgido por varios factores. El primero, la sensibilidad y el compromiso con el cuidado de las mascotas, gracias a lo cual los amos buscan alternativas de alimentación. “A los animales se les aplica el mismo dicho que a los humanos: somos lo que comemos”, dice. El segundo, la posibilidad científica de producir alimentos caninos con diferentes componentes nutricionales para suplir las deficiencias de cada mascota.
“El mercado ha respondido a la humanización de los animales”, afirma Juan Guillermo Pombo, gerente corporativo de la división de alimentos para mascotas de Italcol. De hecho, hasta la esperanza de vida, como la de los humanos, ha aumentado. “En la medida en que la nutrición ha mejorado, hoy un perro puede vivir entre 14 y 18 años, dependiendo de los cuidados que le otorgue su amo”.
Convivencia pacífica
La ingeniería de alimentos permite balancear los componentes nutricionales y aumentar la variedad de sabores y texturas. También ha resultado esencial para la convivencia pacífica. Uno de los problemas frecuentes es el mal aliento de la mascota. En ese sentido, las croquetas que el amo suele usar para premiar a su perro cuando hace las cosas bien, tienen una segunda intención. “Una capa de polifosfatos sobre la superficie externa de la croqueta ayuda a reducir la acumulación de sarro, lo que mejora la salud bucal”, argumenta Viviana Lozada. Juan Guillermo Pombo agrega: “si un perro presenta un problema digestivo, no solo se afecta él sino a toda la familia”. Los alimentos evolucionados no solo corrigen el malestar sino que favorecen la fácil recolección de los excrementos.
“Las mascotas no tienen ninguna posibilidad de salir de casa a buscar la comida que les conviene, dependen exclusivamente del ser humano para alimentarse bien –asegura Mutis–. Por tanto, el único responsable de brindarle una alimentación de calidad es el amo”. Un amo que cada día tiene más opciones para mejorar la vida de su mejor amigo.
Animales ‘a la lata’
Según Fenalco, una de cada tres familias en Colombia tiene mascota. En su mayoría perros (70%), aves (15%) y gatos (13%). El gasto de alimentación que exige un perro o un gato oscila entre 200.000 y 400.000 pesos mensuales.
¿Qué necesitan?
En las tres etapas de la vida, cachorros, adultos y senior, las mascotas dependen de una alimentación específica para su desarrollo. Los cachorros necesitan alimentos con gran cantidad de proteína, calcio y grasas que fortalezcan el sistema inmune. Conviene, además, que sean de fácil digestión para que el hígado los transforme y use para la formación de músculos, cartílagos y órganos en crecimiento. Los adultos, por su parte, que tienen la posibilidad de hacer más ejercicio, necesitan alimentos que brinden mucha energía, proveniente de grasas y carbohidratos. Mientras que los senior necesitan grasas de fácil digestión, como omega 3, 6 o 9, que no afecten sus riñones, y vitaminas extra que complementen el desgaste físico.
Los alimentos especializados para mascotas, además de prevenir o atacar problemas específicos en la salud del animal, tienen una composición diferente para cada edad. Un cachorro no puede digerir los carbohidratos que un adulto usa para tener más energía; así como un senior no podría comer como lo hace un cachorro, pues podría tener problemas de obesidad.
¿Qué es la dieta BARF?
Es una práctica que consiste en alimentar a las mascotas con comida natural cruda en porciones controladas. Se compone, en su mayoría, de huesos carnosos. El complemento son frutas, vegetales crudos, queso, huevos o vísceras, que reemplazan los alimentos cocidos o procesados. “El aporte de huesos y carne es de entre el 60% y el 80%; el resto, frutas y verduras”, especifica el veterinario Felipe Porras. Como sucede con los humanos, las dietas de las mascotas deben ser elaboradas por los veterinarios dependiendo de la raza, la edad, el tamaño y el estilo de vida de los animales.
*Publicado en la edición impresa de enero de 2017.