A Juan Pablo Montoya el destino le devolvió la jugada
El piloto colombiano Juan Pablo Montoya no habría podido verse más decepcionado. Después de liderar el campeonato de la IndyCar desde la primera carrera, lo perdió en la última. Sumó los mismos puntos del campeón, Scott Dixon, 556; pero este último ganó más carreras: tres, incluida la definitiva, en Sonoma, el pasado 30 de agosto. Un error de su compañero de equipo, Will Power, luego de una discutida bandera amarilla que arruinó la tranquilidad de la carrera, ocasionó el choque entre ambos que relegaría a Montoya al último lugar, mientras Dixon se encaminaba cada vez con mayor comodidad hacia la victoria. La desesperada remontada del colombiano no fue suficiente. Debía ingresar al menos en la quinta posición, y terminó en la sexta. En aras del espectáculo, los organizadores convinieron que en la última válida la puntuación sería doble. Montoya lo pagó caro.
Lo curioso es que 16 años atrás, Montoya había ganado de la misma forma el campeonato de lo que en ese entonces se llamaba fórmula Cart, una división de la Indy. En su año de estreno en Estados Unidos, y con 24 años, Montoya se había ganado la admiración del mundo. Las dos primeras válidas fueron para olvidar. Pero en adelante el colombiano brindó una lección de manejo. Ganó las tres carreras siguientes, una seguidilla que repitió después en Lexington, Chicago y Vancouver. En total, ganó siete carreras y logró siete poles position y, sin embargo, llegó a la última válida, en Fontana, con riesgo de perder el título en las manos del escocés Darío Franchitti.
Tal como le sucedió a Scott Dixon este año, en 1999 Juan Pablo Montoya corrió con suerte. Franchitti, que se había caracterizado por su regularidad, ese día quedó relegado a un discreto décimo lugar. Sin embargo, le alcanzaba para ganar el campeonato si Montoya no lograba, mínimo, la cuarta posición. Tras una dramática carrera (que incluyó la muerte del piloto canadiense Greg Moore), Montoya llegó de cuarto. Sumó 212 puntos, los mismos de Darío Franchitti, pero se llevó el campeonato por haber ganado más carreras (siete contra tres).
Esta vez, por el mismo reglamento, Montoya debió resignarse con el segundo lugar.