“¿Desea factura electrónica?”
LA FACTURA ELECTRÓNICA es mucho más que un trámite burocrático. Se ha convertido en una herramienta de fiscalización tanto para personas naturales como para empresas, permitiendo mejorar la trazabilidad de las finanzas de los colombianos, acceder a beneficios tributarios y contribuir a la formalización económica del país.De acuerdo con la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), al 1 de septiembre de 2024, más de 1,2 millones de contribuyentes se encontraban habilitados para facturar electrónicamente.
De este total, comercios, pymes, empresas e incluso personas naturales (con algún tipo de negocio) expidieron poco más de 3.609 millones de documentos electrónicos, una cifra que muestra cómo se continúa generando una mayor cultura de tributación a partir de estos comprobantes. Aunque este tipo de facturación ha ganado relevancia en los últimos años, desde 1995, Colombia viene adaptando estos esfuerzos de fiscalización.
Inicialmente, se utilizaba en el sector financiero, pero fue a partir de las regulaciones de 2007 y 2015 que su uso se fue extendiendo a gran parte de la población colombiana. Por eso es clave comprender cuál es su verdadero potencial, sus ventajas, a quiénes aplica y por qué es importante entender su funcionamiento.
“La implementación de la facturación electrónica es una política pública que busca reducir la evasión de impuestos”, detalla a REVISTA CREDENCIAL Jaime Enrique Gómez, socio de la firma de abogados Posse Herrera Ruíz. “Por regla general, se estableció que toda prestación de servicios o venta de bienes debe ser facturada. Esta factura (o su documento equivalente) debe ser transmitida a la DIAN para su validación. En este sentido, con esta información, la autoridad tributaria logra tener mayor trazabilidad sobre los ingresos de los contribuyentes, impulsando una menor evasión fiscal”.
MITOS Y REALIDADES
La facturación electrónica no se limita a las grandes empresas. Gómez aclara que “aplica sin distinción tanto para personas naturales como jurídicas obligadas a facturar”. Esto significa que cualquier persona o negocio, incluso sea a través de internet, que ofrezca bienes o servicios, está obligado a emitir facturas electrónicas, que son validadas por la DIAN. “Este tipo de documentos facilitan una gestión administrativa más eficiente a nivel empresarial”, añade Alexandra Mendoza, CEO de Liquitech, una compañía que presta servicios empresariales de factoring 100 % digitales. Según la directiva, con la factura se puede hacer la trazabilidad automática
y precisa de las ventas y compras. No solo optimiza la gestión financiera, sino que también mejora el acceso a herramientas como el factoring electrónico, que permite obtener financiamiento rápidamente”.
De acuerdo con Mendoza, este tipo de factura permite descontar el IVA pagado en las compras del IVA cobrado en las ventas, lo que se traduce en una reducción de la carga tributaria de empresas y contribuyentes que declaran este impuesto. “Pedir la factura electrónica es, por tanto, una oportunidad para reducir costos fiscales. Muchas empresas aún no lo entienden y por eso creen que emitir este tipo de factura aumenta incluso su paga de impuestos”, detalla. Los expertos coinciden que es todo lo contrario: las personas y las organizaciones que la emplean pueden usarla para hacer un seguimiento detallado de sus finanzas, planificar presupuestos y optimizar declaraciones fiscales.
“Las personas naturales pueden deducir en su impuesto sobre la renta el 1 % del valor de las adquisiciones de bienes y servicios soportados en factura electrónica”.
De hecho, gracias a que hoy aún se siguen haciendo esfuerzos en su implementación, el Gobierno nacional continúa evaluando aumentar los incentivos fiscales relacionados con las facturas electrónicas en los próximos años.
MENOS IMPUESTOS
Pese a que en el imaginario popular se ha estigmatizado la factura electrónica como un mecanismo que aumenta la carga de impuestos, lo cierto es que en la realidad todos los colombianos hoy pueden recibir beneficios tributarios si solicitan dicha facturación, ya sea en la compra de un mercado, un servicio o incluso una lavada de un vehículo.
Gómez, experto en derecho tributario de Posse Herrera, argumenta: “Las personas naturales pueden llevar como deducción en su impuesto sobre la renta el 1 % del valor de las adquisiciones de bienes y servicios soportados en factura electrónica”. Si bien el porcentaje parece modesto, representa un ahorro significativo a lo largo del año fiscal. “Como comprador o compradora en un establecimiento, solo tengo que dar tres datos para obtener la factura electrónica inmediata: nombre o razón social, cédula o NIT y correo electrónico. La factura luego me sirve para gestionar mis finanzas y obtener beneficios tributarios al tener la posibilidad de deducir, de acuerdo con la norma y los límites establecidos, gastos soportados en facturas electrónicas en la declaración de renta”, lo resume Mendoza.
Al 31 de agosto de 2024, más de 1,2 millones de comercios estaban habilitados por la DIAN para emitir una factura electrónica. Aquí no solo están grandes cadenas de supermercados o de servicios, sino también peluquerías, centros de belleza, droguerías e incluso plazas de mercado. Jairo Orlando Villabona, director general de la DIAN, aclara que la deducción del 1 % en el impuesto sobre la renta tiene lugar “cuando la compra
se paga con medios electrónicos”.
La DIAN asegura que las empresas están obligadas a emitir este comprobante, ya que hay sanciones económicas por incumplimiento calculadas entre 5 % al 15 % de los ingresos operacionales. A través de este medio, lo que se busca es modernizar el sistema tributario colombiano. Con el avance de la digitalización, los expertos detallan que su uso sin duda seguirá creciendo, facilitando la gestión financiera para todos. Hoy, la factura electrónica es mucho más que un simple documento: es una herramienta que mejora la gestión financiera y otorga beneficios tributarios tanto a personas como a las empresas.