El rincón del whisk(e)y: Mi top 5 de 2023
Qué buenas que son las listas de fin de año de los youtubers ‘whiskeros’. Es un anzuelo que muerdo fácil y mi algoritmo lo sabe. Yo también quiero dedicarle este espacio a lo mejor de 2023. O más bien, a 2023 en sí, por haber sido mi año más ‘whiskero’ hasta el momento. Me probó que el universo de los destilados se explora con lentitud. Que a cada nuevo escalón —a cada olfateada, a cada sorbo— se le debe dedicar tiempo. Solo así se logra cimentar el acervo gustativo suficiente para entender mejor el siguiente descubrimiento.
También fue el año en el que ratifiqué dos cosas: primero, que quien sabe beber, bebe menos, pero bebe mejor. Y segundo, que “mejor” no es necesariamente más caro, así a veces pueda serlo un poco —pero nunca con exageraciones—.
2023 me llevó a Escocia por primera vez y, allí, todo fue affordable quality: calidad pagable. Que me acuerde, no gasté más de 6 libras en una copa: unos 30.000 pesos al día de hoy. Tampoco más de 60 libras en una botella para traer de vuelta: menos de 300.000 pesos colombianos, quizá alguna un poco más. Por cierto: la cultura del whisky allá me conquistó en el frente social: las destilerías son protegidas como un patrimonio cultural de cada pequeña población —no solamente como un negocio—. Y, además, el arte de destilar y madurar la bebida se percibe mucho más en sus dimensiones agrícola y química que en la del mercadeo. Quizá por eso, los mejores pubs especializados que visité —The Ensign Ewart en Edimburgo; The Pot Still en Glasgow, entre otros— eran en realidad sencillos y para gente normal, aficionados y no —qué maravilla—, pese a las cientos de etiquetas en su oferta.
2023 me llevó a México, donde The Macallan lanzó una expresión dedicada al CDMX. En 2023, entrevisté a Emma Walker y a Diane Stuart. La Whisky Malt Colombia me invitó a un par de sus pedagógicas catas, donde se prueban líquidos verdaderamente especiales. Y, como si fuera poco, conocí aficionados que no solo siguen siendo fuente de aprendizaje para mí, sino que son interesantes y excelente compañía.
En honor de un año prolífico, aquí va mi top 5 de los whiskies que me gustaron más durante ese periodo. Todos tienen buena relación preciocalidad, salvo el 5. Un disclaimer ‘lastimero’: ninguno se consigue en el mercado colombiano.
1. Benromach 10: por ser el balance perfecto entre lo sucio y lo refinado.
2. Campbeltown Loch: por desplegarme el universo de los blended malts de perfil complejo.
3. Lindores 1494: por presentarme un perfil aromático que no conocía: el de un fermento frutal muy rico que también encontré en Lochlea.
4. Naked Malt: por ser tan suave, pero al mismo tiempo tan rico, que es peligrosamente fácil de beber. Perfecto para comenzar catas.
5. Longrow 18: porque podrá ser de alto precio, pero sí entrega una memorable calidad organoléptica. Su viaje, que es largo, comienza en el kiwi fresco y termina en la ceniza dulce. El mercado secundario, sin embargo, está dejándolo impagable.
EL EXCESO DE ALCOHOL ES PERJUDICIAL PARA LA SALUD. LEY 30 DE 1986. PROHÍBASE EL EXPENDIO DE BEBIDAS EMBRIAGANTES A MENORES DE EDAD Y MUJERES EMBARAZADAS. LEY 124 DE 1994.