Con Europa occidental en alerta, ¿qué pasará con los refugiados?
Los atentados del 13 de noviembre en París han exacerbado los ánimos y la posibilidad de ataques xenófobos en contra de musulmanes está latente. De hecho, algunos países de la Unión Europea ya han comenzado a dar muestras de su deseo de poner fin a los acuerdos a los que se había llegado para acoger a los miles de refugiados que han llegado al territorio comunitario.
Según María Jesús Vega, portavoz de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en España, “hay países que están presentando normativas y decretos para evitar el ingreso de refugiados en sus territorios bajo los programas de acogida que ya habían sido aprobados por la Comisión Europea y el Consejo Europeo“. Una situación que la organización considera un paso atrás. “Se les está mirando como culpables, de una manera sospechosa; a algunos se les está discriminando”.
Por esta razón, para Vega es necesario que los países de la Unión Europea no caigan en la tentación de decidir que la solución es cerrarse. “Estamos preocupados porque se les culpa a los refugiados de la ejecución de los atentados. La inmensa mayoría de gente que llega viene huyendo de la guerra y las amenazas. Es gente que no tiene más opción que montarse en un barco. Gente que tiene que decidir entre morir donde están o morir en el camino, como han muerto ya más de 3.500 personas este año”. Al respecto, considera que es el momento de mantener la cordura y trabajar en reforzar la seguridad. “No estamos pidiendo que se abran las fronteras para que entre todo el mundo y no se controle nada”, aclaró.
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Según la Convención de Ginebra –recordó– existen razones por las cuales se puede dejar fuera del Estatuto de Refugiados a quienes pretendan aprovecharse de la situación y que hayan podido cometer crímenes contra la paz. Por lo que insistió en la necesidad de aplicar los mecanismos necesarios de registro y procesamiento de solicitudes de las personas que están llegando a Europa. En su opinión, estos controles no riñen con la obligación moral y legal de los estados de proteger a quienes están huyendo de la persecución.
“Tengamos cuidado con los mensajes y hagamos el trabajo que nos corresponde, sin cargar las culpas sobre un colectivo que ya está amenazado”.