30 de diciembre del 2024
 
Colección Banco de la República. Reg. AP2347.
Marzo de 2013
Por :
Natalia León Soler y Juan Camilo Rodriguez Gómez

LA MUJER FUERTE Y LA MUJER PIADOSA EN EL MODELO FEMENINO DEL SIGLO XIX

María Sandino Borda, ca. 1830. Miniatura de José María Prieto Espinosa. Colección Museo Nacional de Colombia. Reg. 3828Dos libros muy leídos por las mujeres colombianas de la segunda mitad del siglo XIX fueron escritos por el obispo francés Jean- François-Anne Landriot (1816-1874). La obra de Landriot es extensa y se encuentra publicada en siete volúmenes. Incluye títulos como La oración cristiana (1863), El simbolismo (1866),  Instrucciones sobre la oración dominical (1873), entre otros que incluso todavía son publicados y gozan de lectores en el catolicismo. Landriot fue obispo de La Rochelle y arzobispo de Reims y se destacó como un gran orador. Algunas de sus prédicas en el púlpito fueron publicadas y traducidas a diferentes idiomas. En Latinoamérica se publicó Monseñor Landriot, ca. 1861. Colección Musée d'Orsay, París.en extenso y en especial circularon dos libros orientados a las mujeres. El primero,  La mujer fuerte, publicado en Francia en 1862, llegó a las manos de las mujeres bogotanas en su edición en español en 1866. El segundo, La mujer piadosa, se publicó en Francia en 1863 y la edición colombiana  apareció en 1870. Estos dos libros son una serie de sermones sobre temas como el carácter de la mujer y la  malicia de los hombres, el gobierno de la casa, el sueño, la virtud de la fortaleza, las relaciones con el marido,  las prácticas de piedad y, en general, los aspectos vinculados con la formación moral femenina, a la luz de la doctrina católica. La lectura de estos textos y su repetición en los púlpitos y confesionarios debió influir bastante en el comportamiento de las mujeres colombianas de aquellos tiempos y en sus vínculos con los hombres, en particular en las relaciones de pareja. Debieron acallar los intentos libertarios estimulados por el  aire de la independencia para retornar más bien a la sumisión, al apocamiento.

Algunas citas de estos dos libros de monseñor Landriot:

ereced siempre la confianza de vuestros maridos; y vosotras la mereceréis indefectiblemente por medio de una vida ejemplar, de una virtud apacible, paciente, constantemente invariable,aun al través de todo lo que pueda agraviaros. Un hombre puede tener muchos defectos, grandes vicios; puede tener sus horas de irritación, y durante ellas tratar a su compañera en términos tan duros como injustos; no importa: si la mujer es lo que debe ser,…y a pesar de las palabras violentas que la pasión hace el papel de creer cuando las profiere, el corazón quedará fiel, el corazón se inclinará ante la virtud, el corazón tendrá confianza”.

Pagar con el bien siempre y jamás con el mal: no, jamás con el mal! ¡Yo insisto sobre este punto, porque la mujer tiene tantos medios de hacer el mal cuando quiere! ¡tiene tantos recursos para vengarse y sembrarespinas en el camino cuando  su corazón está ulcerado! Señoras, os ruego encarecidamente, en  nombre de Dios, en nombre de vuestros más caros intereses, en nombre de vuestra familia y de vuestra  sangre, que nunca uséis de semejante proceder, aun cuando vuestro marido sea colérico, vengativo, egoísta; aun cuando sintáis herido vuestro corazón en lo que tiene de más delicado. Pero yo me engaño: vosotras tenéis un excelente medio de vengaros; hacedle el bien: a cada acto de egoísmo, oponed un acto de abnegación, de desprendimiento; a cada palabra dura, una palabra dulce, o al menos el silencio, pero no el silencio provocativo, sino el silencio de amor y paciencia: y al día siguiente, la misma noche, para continuar esta noble  venganza, que vuestro cariño sea más sincero, vuestra ternura más ingeniosa, más esmerada”.

los principales deberes de la mujer para con su marido: ella debe merecer su confianza por su virtud y  también por sus buenas cualidades, y su vida debe estar consagrada a hacer agradable la vida de su marido  por medio de una constante benevolencia”.

Y hay cosa más común en nuestra época que la mujer incomprensible?... En vez de emplearse en las labores propias de su sexo, pasan el tiempo en soñar despiertas; su cabeza siempre llena de ideas fantásticas, hace de continuo castillos en el aire, olvidando el terreno de las realidades, que nunca olvidan las mujeres sensatas; y después de esto, ¿podrán comprenderse a sí mismas cuando, volviendode su locura, se encuentren en el mundo real?”

nicamente os diré: mientras más sencilla y más sobria de precauciones sensuales fuere vuestra cama, más saludablemente dormiréis; vuestro cuerpo estará más sano, y quizás a menos peligros se verá expuesta vuestra alma”.

l pecado, Señoras, es una copa envenenada en el fondo, y en el borde cubierta de miel y de flores; la virtud es una bebida que nos parece al principio un poco amarga a causa de nuestros humores espirituales; pero que pronto devuelve la salud, la fuerza, la paz y la dicha a todos los órganos de nuestra vida moral. Por eso he debido indicaros la virtud como el primer medio de obtener la paz del alma: cualquiera que tenga la desgracia de vivir en estado de pecado, debe tomar una bebida amarga que purifique su alma, y al día siguiente despertará respirando un aire nuevo”.

Fuente

La mujer fuerte según el texto de la sagrada escritura. Conferencias del Illmo. Sr. Landriot, obispo de La Rochela y Saintes. Traducidas por J.A.M. Bogotá, Imprenta de Ortiz Malo, 1866, 380 pp.
La mujer piadosa. Continuación de La mujer fuerte.Conferencias para las señoras por monseñor Landriot, arzobispo de Reims. Bogotá, Imprenta Metropolitana, 1870, 249 pp.