21 de diciembre del 2024
 
[1] Autor desconocido Quinta de Bolívar. Comprada por la Sociedad de Embellecimiento para fundar en ella un Museo Boliviano 1919, fotograbado, El Gráfico, No. 463 © Casa Museo Quinta de Bolívar / Andrés Gómez Yépez. [2] Autor desconocido Tres instantáneas de los oradores en la solemne ceremonia de consagración de la histórica quinta como monumento nacional, verificada el 7 de agosto (Raimundo Rivas, Diego Bautista Urbaneja y Alfonso Robledo) 1919, fotograbado, El Gráfico, No. 485-486 © Casa Museo Quinta de Bolívar / Andrés Gómez Yépez.
Enero de 2021
Por :
Andrés Gómez Yepes * Magíster en Historia de la Universidad de los Andes e historiador de la Universidad Nacional de Colombia. Investigador de la Casa Museo Quinta de Bolívar.

De un prócer transformado en museo: la Casa Museo Quinta de Bolívar

EN ESTE artículo se realizará una aproximación a las primeras etapas del proceso de conformación de la colección de la Casa Museo Quinta de Bolívar, estudio de caso cuyo análisis permitirá arrojar luces sobre las prácticas de coleccionismo institucional en Colombia. Originalmente la colección de la Quinta tuvo como propósito enaltecer la figura y obra de Simón Bolívar (1783-1830), prócer de la independencia que mayor reconocimiento ha tenido en nuestro país. La conformación y exhibición de este acervo, resultado de la reunión de objetos pertenecientes y relacionados con Bolívar, contribuyó a consolidar el mito fundacional de la independencia en el imaginario colectivo. Esto ha sido posible, como en otros casos de coleccionismo institucional, debido a prácticas como el traslado de objetos desde otras entidades públicas, donaciones y compra de piezas a coleccionistas privados. La revisión de estos procesos permite evocar a los distintos actores, con sus diferentes objetivos, involucrados en el desarrollo de la Casa Museo Quinta de Bolívar y su colección a lo largo de su historia.

A finales de la década de 1910, la Sociedad de Embellecimiento de Bogotá –actualmente la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá– y la Academia Nacional de Historia –hoy en día denominada Academia Colombiana de Historia– empezaron a adelantar gestiones para adquirir la residencia ocupada por Simón Bolívar durante sus estadías en Bogotá (imagen 1). Esta iniciativa respondía al temor de que los entonces propietarios del inmueble lo vendiesen y esto condujese a la “muy posible y definitiva destrucción de la casa”. El objetivo de los académicos y miembros de la Sociedad involucrados en esta empresa fue crear allí un museo consagrado a la figura de Bolívar (imagen 2). Si bien sus intentos por transformar la Quinta en una institución museal antecedieron a la participación del Gobierno en el proyecto, el impulso final para su creación llegó con la promulgación de la Ley 53 de 1919. Esta creó la Junta de la Quinta y Museo de Bolívar, y dejó “a su cargo la percepción e inversión de la suma con que la Nación contribuye a la adquisición de la Quinta y a la fundación del Museo Boliviano”.  

[3] Autor desconocido

Mesa del comedor

Ca. 1820, ebanistería, 74,3 x 145 x 451 cm

Reg. 04-082

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

[4] Autor desconocido

Reloj del Juramento de los Horacios

Ca. 1805, bronce fundido y repujado, 46 x 57 x 15 cm

Reg. 05-044

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

 

[5] Autor desconocido

Daga Florentina

Ca. 1815, bronce fundido, 1,3 x 35,3 x 2,2 cm

Reg. 05-001

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

 

Estas piezas fueron trasladadas desde el Museo Nacional de Colombia en 1922 y 1928.

 

Dicha ley es considerada como el punto de partida del museo que conocemos hoy en día. Tras el inicio de los trámites para la adquisición de la casa, también comenzaron las gestiones para la conformación de la colección. Esta empezó a formarse gracias a los esfuerzos de la Junta de la Quinta y Museo de Bolívar, la Academia Nacional de Historia y los Gobiernos de la época. El Gobierno, en particular, destinó recursos públicos para la restauración del inmueble, su adecuación como museo y la adquisición de obras. Esto resultó de lo determinado por el marco legal que ordenó tanto la asignación presupuestal para la compra de piezas como el traslado a la Quinta de Bolívar de objetos relacionados con el Libertador conservados en otras instancias. Por ejemplo, la Ley 47 de 1920 autorizó que el Gobierno enviase “al Museo Histórico de la Quinta de Bolívar los objetos pertenecientes al Libertador que se encuentran en el Museo Nacional y en otros edificios públicos”. En función de esta ley se remitieron a la Quinta objetos procedentes de espacios como el Palacio Presidencial y el Museo Nacional de Colombia. Esta última institución cedió piezas como la mesa del comedor, el reloj del juramento de los Horacios, la daga florentina (imágenes 3 a 5) y la capa con capucha que perteneció a Simón Bolívar (imagen 6), objetos que actualmente son reconocidos como elementos destacados de la colección de la Casa Museo Quinta de Bolívar.

Posteriormente, la Ley 27 de 1923 ordenó destinar “la cantidad de seis mil pesos ($6,000) anuales para los gastos que ocasionen la conservación de la histórica Quinta de Bolívar y la compra de objetos para el Museo y Biblioteca bolivianos allí establecidos”. Un año después, la Ley 63 de 1924 proclamó que “el Gobierno fomentará la formación en la Quinta de Bolívar, en Bogotá, del Museo Boliviano, que se compondrá principalmente de las reliquias del Libertador”. Décadas más tarde, el Decreto 157 de 1950 dispuso aumentar a “veinticuatro mil pesos ($ 24.000) anuales la partida destinada en la Ley 27 de 1923 para atender los gastos que ocasionen la conservación de la histórica Quinta de Bolívar, en Bogotá, y la adquisición de objetos para el Museo Bolivariano allí establecido”.

[6] Autor desconocido

Capa con capucha del Libertador

S. XIX, tejido, 113 x 42,5 x 155 cm

Reg. 05-200

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

 

La capucha fue trasladada del Museo Nacional en 1922 y la capa se compró en 1943 gracias a una donación de dinero de Eduardo Santos Montejo. 

 

[7] José María Espinosa Prieto (1796-1883)

Simón Bolívar

Ca. 1830, acuarela sobre marfil, 9 x 9 cm

Reg. 03-132

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

[8] David McCormick

Pianoforte

Ca. 1840, ebanistería, 225 x 147 x 61 cm

Reg. 04-419

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

 

 

El apoyo de los miembros de la Academia de Historia al incremento de la colección de la Quinta de Bolívar se evidencia en las gestiones adelantadas por su propia cuenta (imágenes 7 a 9). El acta del 16 de agosto de 1920, por ejemplo, recoge los esfuerzos de sus numerarios para lograr el traslado a la Quinta de Bolívar de “los cañones antiguos que están hoy en un corredor de los bajos de la Biblioteca Nacional”. A su vez, el informe del 12 de octubre de 1920 da cuenta de cómo, luego de la muerte de Pedro María Ibáñez (1854-1919), “se adquirieron la librería, los cuadros, las medallas y otros objetos que poseía el doctor Ibáñez, y se llevaron a la Quinta de Bolívar, donde servirán de fundamento a la biblioteca y museo que allí va a establecerse”. Lo anterior explica por qué la Academia Colombiana de Historia aparece como uno de los principales donantes de piezas para el museo. Sin embargo, no fue el único. Diana Torres reunió una lista de más de sesenta donantes, la cual incluye a personajes como Teresa Cuervo Borda (1889-1976), José Manuel Marroquín Osorio (1874-1943) y Félix Restrepo (1887-1965) e instituciones como el Banco de la República, la Cancillería y el Teatro Colón. También donaron piezas los representantes de la Embajada de Francia, del Gobierno de Ecuador y del Gobierno de Venezuela.

 

[9] Felipe Santiago Gutiérrez (1824-1904)

José María Espinosa Prieto

S. XIX, óleo sobre tela, 53,5 x 39,4 cm

Reg. 03-089

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

Las adquisiciones de estas piezas, efectuadas en la década de 1920, fueron aprobadas por José Manuel Marroquín, Eduardo Restrepo y Gerardo Arrubla, miembros de la Academia Colombiana de Historia.

[10] Autor desconocido

Pipa que perteneció a Simón Bolívar

Ca. 1830, gutapercha, caucho y porcelana, 7,5 x 5 x 43 cm

Reg. 05-047

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

[11] José María Espinosa Prieto (1796-1883)

Bolívar en Junín

Ca. 1830, acuarela sobre marfil, 7,5 x 6,5 cm

Reg. 03-135

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

 

Tras la muerte de Beatriz Osorio Sierra (1912-1947) su testamento dispuso que parte de su fortuna se destinara a la conformación de dos fundaciones que costearían la restauración de monumentos históricos y contribuirían al aumento de las colecciones de instituciones como el Museo Nacional, el Museo Colonial y la Quinta de Bolívar. Otro sujeto privado que apoyó a varios museos en el país fue el expresidente Eduardo Santos (1888-1974), quien realizó múltiples donaciones de objetos pertenecientes a su colección personal. A finales de la década de 1940, cuando la directora del Museo Nacional pidió al expresidente “su magnífica colección iconográfica del Libertador” y “su famosa Colección sobre Bolívar y demás cosas”, se generaron tensiones entre el Museo Nacional y la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá. Esta corporación había considerado aquellos objetos, entonces depositados en la Quinta de Bolívar, como una donación. Finalmente, Santos zanjó el asunto distribuyendo los objetos entre los dos museos (imágenes 10 a 12). Estos casos evidencian cómo las colecciones museales se acrecentaron por medio de donaciones y dan cuenta de cómo algunas colecciones privadas se fragmentaron entre los museos públicos del país.

Otra vía para el robustecimiento de la colección de la Casa Museo Quinta de Bolívar fue la compra de objetos pertenecientes a coleccionistas privados. El acta correspondiente a la sesión del 15 de noviembre de 1920 de la Academia Nacional de Historia registró que Maximiliano Grillo (1868-1949) había señalado “la conveniencia de adquirir para la Quinta de Bolívar o el para el museo varios cuadros que representan la jornada de Maracaibo”. La intervención de Grillo arroja luces sobre una práctica que no era excepcional. Diana Torres presenta un listado de una treintena de vendedores, el cual incluye a sujetos como el anticuario Antonio Cancino, Isaac Azuero, José María Espinosa París y los herederos de Pedro María Ibáñez. En una entrevista realizada por Andrés Contreras a María Cristina Cancino esta indicó que algunos objetos de la colección privada de su padre, Antonio Cancino, habían sido ofrecidos a la Casa Museo Quinta de Bolívar. Existe un inventario de las 38 piezas vendidas al museo entre el 30 de mayo de 1925 y el 31 de marzo de 1948, entre las cuales se destacan pinturas, mobiliario, cartas y piezas de la vajilla del Libertador (imágenes 13 a 15).

[12] Autor desconocido

Plato decorado con flores y con la inscripción «República de Colombia para siempre»

S. XIX, cerámica, 2,4 x 25,2 cm

Reg. 05-107

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

 

Estos objetos fueron donados por Eduardo Santos Montejo en 1955 y 1958.

[13] Autor desconocido

Espejo con hipocampo

Ca. 1820, yeso, madera, laminilla, vidrio y bronce, 111 x 74,5 x 9 cm

Reg. 04-062

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

[14] Autor desconocido

Espejo con águila

Ca. 1820, yeso, madera, laminilla, vidrio y bronce, 120 x 86,5 x 9 cm

Reg. 04-063

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

[15] Autor desconocido

Pistola calibre 44 con estuche que perteneció a Simón Bolívar

S. XVIII, bronce fundido y madera, 3,4 x 34 x 14,5 cm

Reg. 05-002

© Casa Museo Quinta de Bolívar / Jairo Gómez

 

Estas piezas fueron compradas a Antonio Cancino durante la década de 1930.

 

Las diferentes prácticas de coleccionismo evidentes en las variadas formas de ingreso de los objetos a la colección de la Casa Museo Quinta de Bolívar, ilustran cómo la construcción de este acervo ha sido un proceso que presenta numerosas aristas. Fuera de eso, es importante señalar que, si bien esta colección se concibió originalmente como un instrumento para encomiar la figura de Bolívar, con el paso del tiempo su función se ha transformado. En las últimas décadas, y en concordancia con los giros historiográficos y museográficos recientes, en la Quinta de Bolívar se han articulado nuevas perspectivas al propósito inicial de contribuir a la consolidación de los mitos fundacionales de la república.

La Casa Museo Quinta de Bolívar ahora es un museo de espíritu contemporáneo, habiéndose configurado como un espacio donde se colecciona, preserva, investiga, comunica, divulga, expone e interpreta. Asimismo, aquí también se dialoga, construye, reconstruye e interactúa en torno a un pasado que nos es común y que, por ende, requiere la participación de todos para su permanente reinterpretación. Este es un museo cuyas piezas nos permiten reflexionar sobre un momento histórico polisémico y donde la evocación de la vida y obra del Libertador ya no solamente sirve como herramienta para conmemorar la independencia. La reflexión sobre estos procesos históricos también invita a considerar los actores que no han sido tenidos en cuenta, así como la progresión y variedad de las interpretaciones sobre el proceso independentista. Además, se busca tender puentes con los procesos históricos contemporáneos. §

 

 

Bibliografía:

 

1 Ministerio de Cultura de Colombia, Casa Museo Quinta de Bolívar (Bogotá: Ministerio de Cultura, 2009), 12.

2 “Ley 53 de 1919 (noviembre 10) por la cual se apropian fondos para la compra de la Quinta de Bolívar”, Diario Oficial, No. 16951-16952, noviembre 13, 1919: 205. Entonces el museo era referido indistintamente con las denominaciones Museo Bolivariano, Museo Boliviano y Museo de Bolívar.

3 “Ley 47 de 1920 (octubre 30) por la cual se dictan algunas disposiciones sobre bibliotecas, museos y archivos y sobre documentos de interés públicos”, Diario Oficial, No. 17390-17391, noviembre 2, 1920: 194. En todas las citas se respeta la ortografía original.

4 “Libro que contiene las actas de entrega de objetos históricos, arqueológicos, etnográficos y artísticos, que ha hecho el Museo Nacional a varios institutos oficiales”, Archivo Histórico del Museo Nacional de Colombia (AHMNC), Bogotá, vol. 8 anexo 1, ff. 1r-6r y 8r. 

5 “Ley 27 de 1923 (julio 13) por la cual se destinan fondos del Tesoro Público para atender a la conservación y ornato de las Quintas de Bolívar y San Pedro Alejandrino”, Diario Oficial, No. 19103-19104, julio 17, 1923: 121.

6 “Ley 63 de 1924 (diciembre 24) en homenaje al Libertador Simón Bolívar”, Diario Oficial, No. 19787, diciembre 29, 1924: 517.

7 “Decreto número 157 de 1950 (enero 23) por la cual se aumenta la partida para atender a la conservación y ornato de la Quinta de Bolívar y del Museo Bolivariano”, Diario oficial, No. 27229, febrero 2, 1950: 457.

8 “Academia Nacional de Historia. Sesión del 16 de agosto”, Boletín de Historia y Antigüedades Año XIII, No. 150-151 (1920): 436.

9 Eduardo Posada, “Informe del secretario, leído en la junta pública solemne del 12 de octubre de 1920”, Boletín de Historia y Antigüedades Año XIII, No. 152 (1920): 457.

10 Diana Torres, Antecedentes de la colección del Museo Quinta de Bolívar (Bogotá: Ministerio de Cultura, 1999), 41-45.

11 Naila Katherine Flor, “Eduardo Santos y el mecenazgo cultural: la donación al Museo Nacional de Colombia”, Cuadernos de curaduría 14 (2019): 120.

12 Flor, “Eduardo Santos…”, 128.

13 “Academia Nacional de Historia. Extracto de las actas. 15 de noviembre”, Boletín de Historia y Antigüedades Año XIII, No. 154 (1920): 701.

14 Torres, Antecedentes de la colección, 11-13.

15 Andrés Contreras, Identidad nacional y conflicto de interés: proceso de exclusión en la conformación y exhibición del patrimonio material en los museos históricos del siglo XX (Bogotá: Instituto Latinoamericano de Altos Estudios, 2014), 108.

16 Contreras, Identidad nacional, 108-111.