Colección del Museo La Tertulia
[2] Pedro Alcántara Herrán (1942) |
LA TERTULIA funcionó desde 1956 como una casa cultural en el tradicional barrio caleño de San Antonio. Las obras que pertenecen al Museo La Tertulia se configuraron como colección en 1968, cuando se inauguró el edificio que hoy lleva el nombre de su fundadora: Maritza Uribe Urdinola. El icónico edificio de las columnas inauguró el complejo cultural que hoy ocupa el terreno en el oeste de la ciudad, junto al río Cali. Se trataba del primer museo de arte moderno en Colombia en construir un edificio específicamente para su función. Su colección inició con obras premiadas en los Festivales de Arte de Cali, certámenes que tuvieron lugar en la década de 1960 y contaron con la partici- paron artistas latinoamericanos. Se trataba de pinturas de maestros modernos como Alejandro Obregón (1920-1992) (imagen 1), Maria Thereza Negreiros (1930), Ari Brizzi (1930) y Fernando de Szyslo (1925-2017). Desde un comienzo, también hicieron parte de la colección piezas de artistas co lombianos cercanos a la institución, como Edgar Negret (1920-2012), Omar Rayo (1928-2010) y Enrique Grau (1920-2004), y de artistas de la ciudad que participaron activamente del surgimiento de La Tertulia como Lucy (1920-2011) y Hernando Tejada (1924-1998), Pedro Alcántara Herrán (1942), Maria Thereza Negreiros y Jan Bartelsmann (1916-1998).
La colección que permitió a La Tertulia convertirse en Museo de Arte Moderno estuvo marcada por la idea de arte moderno que estaba imponiéndose en Colombia. Esta fue afectada significativamente por el sesgo de Marta Traba (1930-1983). La crítica argentina renovó la concepción artística del país cuestionando duramente el arte realista imperante, defendiendo a creadores como Obregón o Negret y estimulando a alumnos suyos como Beatriz González (1938) y Luis Caballero (1943-1995).
La teórica argentina visitó múltiples veces La Tertulia y desarrolló una relación cercana con sus directoras. Hasta el punto de que su libro más importante sobre arte colombiano, Historia abierta del arte colombiano (1974), fue publicado por La Tertulia. El museo conserva la primera versión a máquina de la Historia en su Centro de Documentación. El grupo de artistas que entraron a la colección seguían las líneas de desarrollo planteadas por Traba. Sus obras dan buena cuenta de la forma en que se asumía la modernidad en América Latina y su búsqueda de un modo propio de hacer, aun cuando todo el impulso venía de intentar copiar modelos de fuera.
LAS BIENALES AMERICANAS
DE ARTES GRÁFICAS
Las Bienales Americanas de Artes Gráficas respondieron al mismo interés cosmopolita de los Festivales de Arte de Cali. Durante los años 60 y 70, la gráfica experimentó un auge tanto por sus usos políticos por parte de la izquierda como por los modos en que fue asumida por los distintos conceptualismos que buscaban romper con la concepción de la pieza artística como objeto único y privilegiado.
El costo reducido del traslado del arte gráfico hizo factible un evento internacional en una ciudad marginal como Cali. Además, la venta al público de piezas contribuyó a financiar el evento y la institución. Resultó decisivo el apoyo financiero de Cartón de Colombia y el engranaje con las políticas municipales y las élites económicas, que buscaban lanzar la imagen de una ciudad cosmopolita con eventos como los Juegos Panamericanos de 1971. Las bienales, realizadas entre 1970 y 1986, contaron con premios de adquisición en dibujo, grabado y diseño gráfico. Estos fueron el comienzo de una rica colección de piezas de artistas de todo el continente. Autores locales como Pedro Alcántara, Ever Astudillo (1948-2015) y Edgar Álvarez (1949) también fueron ganadores de premios. El museo conserva otras piezas de las bienales, además de las premiadas, que aumentan la variedad de la colección. Lastimosamente ingresaron muy pocas piezas de diseño gráfico.
Las bienales condujeron a que el crítico Miguel González (1950) comenzara a trabajar con La Tertulia. González comenzó a colaborar con el museo escribiendo distintos textos, en particular los enviados a la prensa. Con el tiempo comenzó a desempeñar el nuevo rol de curador, profesión que apenas comenzaba a aparecer en el país con las figuras análogas de Eduardo Serrano (1939) en Bogotá y Alberto Sierra (1944-2017) en Medellín. Todos ellos, marcados por Marta Traba en los criterios de rigor artístico, irán buscando el modo de desmarcarse de su influencia.
OBRA GRÁFICA, CARPETAS
DE SERIGRAFÍA Y GRABADO,
TALLER DE GRABADO
El interés despertado por las bienales también incentivó la realización de múltiples exposiciones individuales y colectivas de arte gráfico nacional e internacional. Las carpetas de grabados tuvieron un rol importante, entre las conservadas en la colección se destacan las de AGPA (Cartón de Colombia) con obra de gran variedad de artistas latinoamericanos. Un hito que marcó ese momento de La Tertulia fue la carpeta formada por el museo en 1976 bajo la dirección de Lorenzo Homar (1913-2004), quien lideraba la Bienal de Puerto Rico. Su gran experticia en la realización de serigrafías incentivó la creación de obras potentes y sugestivas. A Pedro Alcántara y Maripaz Jaramillo (1948), se sumaron Luis Caballero, Antonio Roda (1921-2003), Enrique Grau y Edgar Negret.
La pieza de Alcántara en la carpeta, La danza de la muerte, es una obra clave de la colección. A manera de retablo medieval, o de cómic, en distintos recuadros reúne íconos de los horrores de la violencia en Colombia (imagen 2). Alcántara lideró desde Cali la movida gráfica y cumplió un rol vital como organizador de las bienales. Su correspondencia con Homar revela un quiebre en las relaciones de Alcántara con La Tertulia cuando se inició una nueva carpeta sin buscar su apoyo. En ese momento, Alcántara y colegas como Phanor León (1944-2006) iniciaron la Corporación Pro-gráfica y evidenciaron las distancias entre sus posiciones políticas de izquierda y la concepción liberal burguesa de La Tertulia. Sin embargo, las tensiones con Alcántara fueron resueltas y siguió colaborando activamente como miembro de los comités del museo.
Benjamín Barney (1941) y Óscar Muñoz (1951), quienes participaron en el taller como asistentes, marcarían a su manera el desarrollo del museo y de la gráfica en la ciudad. Barney fue el arquitecto del Edificio Taller Escuela de La Tertulia, el cual desde 1982 sirve como espacio para la producción gráfica y como residencia temporal para artistas de distintos países. Muñoz, por su parte, fue quien luego llevaría más lejos las posibilidades de la serigrafía al experimentar con ella desde las lógicas temporales y espaciales del arte contemporáneo. Produjo piezas como los Narcisos (serigrafías sobre agua) o las Cortinas (sobre cortinas de baño), que marcaron la historia del arte colombiano (imagen 3). De esas dos series el museo conserva piezas ejemplares.
[3] Óscar Muñoz (1951) De la serie pinturas de agua [4] Beatriz González (1938) Los suicidas del Sisga 1967, óleo sobre tela |
ARTISTAS NACIONALES:
MOVIMIENTO MODERNO Y
QUIEBRE LATINOAMERICANO
Resulta destacable la relación del museo, y en particular de sus líderes Maritza Uribe (1918-2009) y Gloria Delgado, con artistas mujeres que marcaron el arte nacional como Beatriz González, Beatriz Daza (1927-1968) y Feliza Bursztyn (1933-1982). Al igual que la mayoría de museos, La Tertulia tiene un mayor porcentaje de piezas de artistas hombres. No obstante, debe destacarse que varias de sus obras más importantes fueron elaboradas por mujeres. En sus primeras épocas el museo pudo comprar obras, situación determinante para que entraran a la colección piezas claves de la historia del arte nacional como Los suicidas del Sisga de González (imagen 4), Testimonio de una taza de Daza, y una de las Camas de Feliza Bursztyn. La escultura en espacio público Flor marcó la relación cercana que Bursztyn sostuvo con el museo (imagen 5). Esa pieza, fabricada con parachoques contorsionados, es axial en la colección de esculturas en espacio público, entre las que también se destaca la Escalera de Negret (imagen 6).
[5] Feliza Bursztyn (1933-1982) [6] Edgar Negret (1920- 2012) |
Sin embargo, fueron Beatriz González y Antonio Caro (1950-2021) quienes durante este periodo sellaron un modo colombiano de hacer arte muy ligado a la perspectiva latinoamericana, desde distintas formas de reaccionar a las lógicas “coloniales”. Los dos, visitantes recurrentes del museo, estan representados en la colección por un cuerpo de obras importantes que permiten la comprensión general de su trabajo.
ARTISTAS DE LA REGIÓN: UNA
MIRADA DESDE LA GRÁFICA A UN
MOMENTO DE TRANSICIÓN
El museo cuenta con obra de un grupo importante de artistas que marcaron el arte de la región desde los años 60: Pedro Alcántara, Omar Rayo, Lucy Tejada, Ever Astudillo, Óscar Muñoz, Maripaz Jaramillo, Edgar Álvarez y Leonel Góngora (1932- 1999). Los hermanos Tejada, quizás los más apreciados por el público de la ciudad, acompañaron al museo desde sus orígenes. La generación de los setenta y ochenta, desde la gráfica, revivió el interés por el dibujo realista y se interesó por los espacios populares. Maripaz Jaramillo, junto con Astudillo y Muñoz, acompañados de cerca por los fotógrafos Fernell Franco (1942-2006) y Eduardo Carvajal (1949), dejaron testimonios importantes de una ciudad cuyas amplias casas estaban siendo reemplazadas por los nuevos conjuntos residenciales. De todos ellos, la colección guarda obras cruciales. Si bien no es tan completa como debería, el acervo del museo cuenta con una muestra del interés de la ciudad por la fotografía. Esta incluye obras de artistas como Fernell Franco, Mercedes Sebastián (1947-2001), François Dolmetsch (1940) y Luis Eduardo Borja (1949).
AÑOS 80 Y 90: NUEVAS PRÁCTICAS
CONTEMPORÁNEAS
A partir de mediados de la década de 1980, la colección devino más local. Si bien en el museo tuvieron lugar exposiciones de distintos movimientos artísticos, fueron pocas las piezas de instalación o los registros de performance que entraron a la colección. En todo caso, se preservan obras importantes de artistas como Elías Heim (1966), Alicia Barney (1952) y Rosemberg Sandoval (1959), quienes, desde Cali, fueron pioneros en el país en sus diferentes prácticas.
Alicia Barney introdujo en la ciudad nuevas formas de hacer arte a partir de prácticas de investigación interdisciplinares y expresó sus intereses ecologistas de formas sutiles y sugerentes. El museo conserva la serie de cajas de vidrio en las que, día a día, capturó el aire de Yumbo para evidenciar la transformación del ecosistema del Valle del Cauca causada por la industrialización. Elías Heim marcó la llegada de la lógica de la instalación a la ciudad. Sus exposiciones individuales en los años noventa implicaron la toma del museo por parte del artista. Dotación para un museo en vías de extensión (1993), obra construida con tubos de ventilación como los que recorren los techos de la institución, presenta un coito homosexual como referencia irónica a los modos de reproducción del museo (imagen 7). En el marco del III Festival de Performance, Sandoval entró a la sala subterránea del museo con un habitante de la calle cargado en sus hombros, para luego utilizar su cuerpo sucio como pincel. Esta cruda acción, Mugre (1999), despertó un debate agitado y todavía nos inquieta con las preguntas que plantea sobre los modos en que el arte presenta y representa a los más oprimidos.
[7] Elías Heim (1966) [8] Exposición Ever Astudillo, crimen perfecto |
Miguel González, curador del Museo desde los ochentas, acompañó tanto a los artistas vanguardistas y trasgresores como a aquellos de prácticas convencionales. Los más destacados tuvieron exposiciones individuales en el museo, ocasiones cuando se les solicitó donar alguna pieza. El hecho de que los artistas aceptaran, y la importancia de las piezas que cedieron, evidencian la fuerza del rol de González en la institución y en el campo artístico nacional. Un renovado interés por la pintura también se reflejó en piezas que ingresaron a la colección, testimonios de la nueva experimentación en dicho formato. Se destacan obras de artistas como Luis Fernando Roldán (1955), Jonier Marín (1946), Bibiana Vélez (1956), Cristina Llano (1955) y Danilo Dueñas (1956).
Desde mediados de los años 90, la colección refleja la crisis de la ciudad, siendo cada vez menos las piezas que ingresan. De todos modos, se coleccionaron obras aisladas que dan cuenta de dinámicas regionales, como aquellas de Pablo Van Wong (1957-2013) y José Horacio Martínez (1961), y nacionales, como las de Jaime Ávila (1966-2020) y Rodrigo Facundo (1958).
SIGLO XXI
En la primera década del siglo XXI la colección creció poco y el museo se concentró en solventar su crisis económica. Durante la segunda década, abrió una nueva exhibición permanente que, mediante salas temáticas que relacionan obras de distintos momentos, da cuenta de la amplitud y relevancia de la colección. El museo vive una nueva etapa de cierta estabilidad y gran crecimiento en la programación y la visita de públicos. En este periodo, se destacan las donaciones por parte de Óscar Muñoz y de un grupo importante de obras de Ever Astudillo (imagen 8). Como resultado del nuevo programa de arte joven, el Progama C, con apoyo de la empresa Celsia, también entraron piezas de jóvenes artistas como Julieth Morales (1992) y Sonia Yepes (1992).
[9] Exposición Cali 71, ciudad de América © Colección Museo La Tertulia [10] Exposición Cali 71, ciudad de América © Colección Museo La Tertulia |
[11] Exposición La forma del futuro © Colección Museo La Tertulia |
El nuevo programa para la colección ha planteado distintas formas de darle sentido y de involucar a los públicos. La exposición Cali 71, ciudad de América buscó presentarla en el contexto político de la época que dio origen al museo (imágenes 9 y 10). La muestra Gráficas Molinari puso en diálogo el acervo con el archivo de esta imprenta, el cual marcó la imaginería popular en el país e inspiró el trabajo de múltiples artistas. Proyectos como Colonia infancia, La forma del futuro (imagen 11), Aula flexible y Manual de instrucciones han propuesto museografías innovadoras para que los públicos se aproximen a las obras. Estas brindan herramientas para que, des- de la práctica y perspectivas muy distintas a las convencionales, se apropien de las obras de la colección y las usen para crear sus propias piezas y narrativas. ❧
* Curador del Museo La Tertulia.