19 de noviembre del 2024
 
Plano de la Ciudad Universitaria
Septiembre de 2016
Por :
Lorenzo Fonseca Martínez

CIUDAD UNIVERSITARIA DE BOGOTÁ: LEOPOLDO ROTHER

Se afirma, y con razón, que la Ciudad Universitaria en Bogotá es la expresión arquitectónica de la modernización del Estado, iniciada por Alfonso López Pumarejo como presidente de la República en su primer período (1934-1938). En virtud de la ley 68 de 1935 quedó constituida la Universidad Nacional de Colombia, como entidad autónoma y expresión de la apertura de la educación a sectores más amplios de la población. El nuevo concepto de educación superior, la estructura docente y administrativa de la Ciudad Universitaria de Bogotá, su implantación en el predio y su arquitectura debían reflejar, en sus respectivas ámbitos, el espíritu de modernización en el que estaba empeñado el país.

Para la estructuración del la universidad, que hasta entonces impartía docencia en diversas sedes diseminadas por la ciudad, adscritas a diferentes entidades gubernamentales, llegaron de Alemania, invitados por el gobierno nacional, el pedagogo Fritz Karsen, experto en asuntos universitarios, y el arquitecto Leopoldo Rother. En concienzudo estudio de carreras y programas liderado por Karsen permitió definir una estructura académica integral, sintetizada en un esquema general en forma de elipse de la que irradiaba cada una de las cinco grandes divisiones académicas y sus respectivas dependencias. El esquema fue traducido casi literalmente por Rother en la distribución espacial propuesta para el predio seleccionado, entonces en el limite occidental de la ciudad.

La distribución espacial del conjunto ofrece por primera vez en el país el concepto de "campus", donde en un generoso terreno suburbano se ubican, aisladas de las demás, cada una de las edificaciones necesarias para el funcionamiento de la universidad, con amplias zonas verdes y de esparcimiento, vinculadas al conjunto por senderos peatonales y dos vías perimetrales conformando un todo unificado con proyección al futuro. Para el diseño de las diversas construcciones se contó con la participación no sólo de Karsen y Rother sino también de los arquitectos vinculados a la Oficina de Edificios Nacionales del Ministerio de Obras Públicas, entidad encargada del diseño y construcción de los edificios administrativos nacionales.

Dibujo de Leopoldo Rother y Erich Lange, 1937. Archivo General de la Nación, Bogotá

 

La arquitectura buscó reflejar el nuevo lenguaje arquitectónico promulgado por los movimientos de vanguardia de entonces, oficializados internacionalmente en la exposición Arquitectura Moderna organizada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1932. Volúmenes escuetos y blancos, geométricamente simples y puros, carentes de cualquier aditamento superfluo, donde tan solo aparecen los vanos de puertas y ventanas de proporciones generosas.

La composición de plantas y fachadas con tendencia a la asimetría, el manejo de nuevos materiales y nuevas técnicas constructivas son, en síntesis, los elementos que sirvieron de fundamento al diseño. Las construcciones de la Ciudad Universitaria siguieron, en términos generales, la mayoría de estos parámetro, aunque es notoria la composición simétrica en la distribución espacial de algunos edificios y el uso de sistemas constructivos tradicionales en otros. El empleo generalizado del acabado en pañete y pintura blanca en las construcciones de la etapa inicial le valió al conjunto el apelativo de "Ciudad Blanca".

Debe destacarse la labor profesional del arquitecto Leopoldo Rother, quien además de participar en la estructuración docente y en la implantación del proyecto general, fue autor de varios edificios; entre los diseñados al inicio del "campus" se cuentan: el estadio Alfonso López (1937), las oficinas administrativas (1937), las porterías para las entradas de las calles 26 y 45 (1937), las viviendas para profesores (1939), el laboratorio de ensayo de materiales (1940), el edificio de ingeniería, en asocio con Bruno Violi (1940), y la imprenta (1945). El maestro Rother continuó en el país y fue orientador de varias generaciones de arquitectos formados en la recién creada Facultad de Arquitectura de la Universidad. De los edificios iniciales se deben destacar el conjunto de veterinaria y la facultad de arquitectura, los dos diseñados por de Erik Lange y Ernesto Blumenthal (1938), la facultad de derecho de Alberto Wills Ferro (1940) y las residencias estudiantiles de Julio Bonilla Plata (1939 y 1940).

La Ciudad Universitaria, por su concepción de vanguardia, sus dimensiones, la calidad de sus múltiples construcciones, su aporte a la aceptación del lenguaje arquitectónico moderno y su condición de paradigma que por ello adquirió es, entre las diez obras más importantes del siglo, y por mucho, la más significativa de todas.