CÍRCULO DE OBREROS
Luego de trabajar varios años con organizaciones católicas y socialistas de Francia, Bélgica, Holanda, Austria y Alemania, el padre José María Campoamor (La Coruña, España, agosto 14 de 1872 - Bogotá, enero 31 de 1946) fue enviado a Colombia para trabajar con los obreros a solicitud del superior del Colegio de San Bartolomé, quien se preocupaba por el surgimiento de ideas socialistas y comunistas entre los obreros.
A su llegada a Bogotá, a mediados de 1910, el sacerdote español se encontró con una ciudad que se hallaba inmersa en el atraso y donde la precariedad económica generaba un notorio ambiente de miseria. Con el propósito de atenuar tal situación, este miembro de la Compañía de Jesús creó en 1911 el Círculo de Obreros de San Francisco Javier, concebido como una institución integral que buscaba "la redención moral, económica e intelectual de la clase obrera". Estos principios provenían de la doctrina social católica promulgada en la encíclica Rerum novarum, que recogió el pensamiento del papa León XIII, abanderado de la lucha contra lo que consideraba los enemigos de la civilización cristiana: el liberalismo, el secularismo, el socialismo y el comunismo. Así, mientras que en la Italia decimónonica la influencia del comunismo en la clase obrera era notoria, en la aislada Bogotá de comienzos del siglo XX lo que caracterizaba a la clase trabajadora eran las pésimas condiciones de vida.
José María Campoamor Alvarez, S.J. en los años 40. Fundación Social, Bogotá |
Ante esta situación, y en cumplimiento de las doctrinas católicas, como también en el ejercicio de la solidaridad cristiana, el 1º de enero de 1911 el padre Campoamor fundó el Círculo de Obreros, el cual, a los cuatro meses, contaba ya con 383 trabajadores inscritos. Ese mismo día abrió sus puertas la Caja de Ahorros, empresa consolidada para dar soporte económico a las obras sociales del Círculo de Obreros. Con estas acciones, el padre Campoamor transformó radicalmente el concepto de caridad que se practicaba hasta entonces en Bogotá y promovió entre los benefactores el principio del aporte económico y entre los obreros, el del ahorro. Con esa estructura administrativa se sostuvieron las primeras obras de este sacerdote: dos escuelas para niños y niñas pobres y una hospedería para jóvenes obreros. Tales fueron las primeras estrategias para la redención moral y económica de los obreros, que, según se indicaba en la Rerum novarum, eran el mejor camino para conseguir la armonía entre las clases sociales.
La Sección de Obreros, núcleo inicial del Círculo, pronto fue complementado con la Sección de Obreras, o "Las Marías", a quienes definía el fundador como "una comunidad de religiosas sin hábitos y sin votos" (Ver Credencial Historia Nº 78, junio 1996, pp. 14-15). Esta organización, inicialmente una escuela para niñas, derivó unas décadas después en una comunidad semiconventual, de donde se alimentaba de la mano de obra femenina que requería el Círculo de Obreros, como el trabajo en la imprenta, maestras en las escuelas y vendedoras en sus almacenes. Con el transcurso de los años, la Caja de Ahorros se fue convirtiendo en una empresa financiera de cubrimiento nacional.
Además de estas exitosas empresas, la obra del padre Campoamor adquirió renombre en Bogotá gracias a la construcción del barrio Villa Javier. Este esfuerzo por construir una "Ciudad de Dios" en el sur de la capital, se inició en 1913 y se concluyó en 1934, cuando se logró tener 110 viviendas, la mayoría construidas entre 1913 y 1927, en un lote de 14 fanegadas. Luego de la muerte del sacerdote, acaecida en 1946, el barrio comenzó a cambiar. El padre Campoamor murió a la edad de 73 años y dejó una obra que ha tenido diversas evoluciones, pero más allá de las exitosas obras materiales dejó un ejemplo de trabajo social que aún es recordado.