CARLOS E. RESTREPO RESTREPO
En la sesión del 15 de julio de 1910 la Asamblea Nacional eligió como presidente de la República a Carlos E. Restrepo, un abogado antioqueño, conservador moderado, opositor de Rafael Reyes y destacado dirigente de la Unión Republicana. Este movimiento político había sido creado el 13 de marzo de 1909, al calor de la lucha contra el general Reyes, por personajes destacados de ambos partidos entre los que sobresalían los conservadores José Vicente Concha, Pedro Nel Ospina y Miguel Abadía Méndez, y los liberales Nicolás Esguerra, Benjamín Herrera y Enrique Olaya Herrera.
Bajo la bandera de la Unión Republicana se pregonó efímeramente la necesidad de la modernización de la política y la búsqueda de un ambiente favorable para el desarrollo económico del país. El movimiento fue coyuntural, por cuanto la mayoría de los conservadores se olvidaron prontamente de pretender la modernización de la política y regresaron a sus toldas ideológicas; incluso varios de ellos al ser electos presidentes se encargaron de reproducir las viejas prácticas políticas que habían criticado como "republicanos".
El estadista Carlos E. Restrepo, en cambio, fue leal a la causa republicana, como presidente y ex presidente. En su gobierno buscó la clara separación de las ramas del poder público, el fortalecimiento del Estado de derecho, la autonomía del Estado frente al poder de la Iglesia, el respeto a las libertades individuales y a las minorías políticas, la transparencia electoral y la libertad de prensa.
Restrepo no cedió a las presiones de los conservadores de colocar el gobierno al servicio de los intereses de ese partido y del clero. Ante las pretensiones del conservatismo católico que practicaba --según Restrepo-- una especie de "gamonalismo pontificio", el presidente manifestó en cierta ocasión: "Soy católico, pero como jefe civil del Estado --dándole a la religión católica las garantías que le reconoce la Constitución Nacional-- no puedo erigirme en pontífice de ningún credo y sólo seré el guardián de la libertad de las creencias, cualesquiera que sean, de todos los colombianos".
La más persistente lucha de Restrepo fue por enderezar las prácticas electorales. Por eso solicitó de los congresos de 1911, 1912 y 1913 la aprobación de una ley electoral que asegurara la pureza del sufragio, el castigo al fraude y la representación proporcional de los partidos. Solamente pudo desmontar una de las causas de la parcialidad política al lograr la supresión del ejercicio del del voto por parte del ejército y la policía. Con cierta frustración, Restrepo tuvo que reconocer que como el activismo político clerical y los fraudes se hacían para mayor "honra y gloria de Dios", "la podredumbre es irremediable, al menos por muchos años".