18 de diciembre del 2024
 
Plaza Mayor de Bogotá, 1846. Acuarela de Edward Mark. Biblioteca Luís Ángel Arango, Banco de la República.
Septiembre de 2011
Por :
Por Natalia León Soler. Historiadora. Universidad Externado de Colombia. Investigadora del Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales, CIPE, de esa universidad.

BOGOTÁ: De paso por la capital.

Vista de Bogotá. Litografía sobre acuarela de Enrique Price, ca. 1850. Impresión de Rudolf Ackermann, Londres.

Es usual que en los relatos sobre la historia de Bogotá abunden las referencias a la de Colombia. A diferencia de los demás centros urbanos del país, su papel como eje político y administrativo desde los tiempos mismos del inicio de las fundaciones hispánicas en estas tierras, condujo a que en esta ciudad se creara todo un microcosmo de Colombia. Por esta razón hablar de su historia y de cómo se han desarrollado sus procesos, hechos y personajes encierra un universo muy particular estrechamente vinculado con el desenvolvimiento de Colombia. La historia de Bogotá no puede ser vista simplemente como la de una más de las ciudades de Colombia sino que en este caso las interacciones se hacen muy complejas. Como en una suerte de caja de resonancia, en Bogotá se amplifica la historia del país y en ella se representan más de 1100 municipios colombianos. Bajo tales circunstancias, la memoria histórica y la conciencia colectiva adquieren en Bogotá un ámbito muy característico.

 Escudo de armas de Santafé de Bogotá. Papel periódico Ilustrado.

Infinidad de recuerdos se pasean por los pasillos y habitaciones de las viejas casonas y calles de La Candelaria y sus tres plazas -San Victorino, Bolívar y Santander-. Los relatos de cronistas y viajeros, desde Juan de Castellanos, Fray Pedro Simón o Juan Rodríguez Freire, durante la colonia, llegando a Mollien, Duane o Cané entre muchos otros del siglo XIX, son testimonio de una historia que cuenta con la tragedia de haber perdido el Archivo Municipal, en el incendio que se lo llevó en el año de 1900. Todo un desafío para los historiadores que empezando por las célebres Crónicas de Bogotá y de sus inmediaciones,escritas por Pedro María Ibáñez en el paso del siglo XIX al XX, se han enfrentado a la historia de Bogotá.

A lo largo de los siglos el paisaje urbano de Bogotá ha cambiando notablemente. La ciudad que surgió de doce chozas y una iglesia en la cuarta década del siglo XVI, expandiéndose por una vasta altiplanicie, a comienzos del tercer milenio tiene poca tierra para seguir creciendo. Su aspecto, luego de 470 años, es el de una ciudad que se desborda hacia la sabana y se debate entre el orden y el caos.

Boquerón del Rio San Francisco, Ramón Torres Méndez, museo del 20 de Julio.

LA FUNDACIÓN : UN DOGMA HISTÓRICO

Fundación de Santafé de Bogotá, óleo de Pedro A. Quijano, 1938. Academia Colombiana de Historia, Bogotá.

A diferencia de Tenochtitlán, ciudad imperio de la sociedad Azteca, de la que luego se creó un gran centro urbano, el territorio de la sociedad Muisca tuvo un proceso distinto. Al llegar Gonzalo Jiménez de Quesada al altiplano de Bacatá, en el mes de marzo de 1537, no se encontró con grandes construcciones. Se halló frente a una civilización que vivía en bohíos -pequeñas viviendas de forma elíptica hechas de bahareque y techo de paja, cuyo diámetro oscilaba entre 6 y 8 metros- que habitaba el territorio que hoy se conoce como el altiplano cundiboyacense, constituida bajo una estructura político-social de cacicazgo: el gobierno del Zipa, cacique de Funza (Bacatá) y del Zaque de Hunza (Tunja).

Gonzalo Jiménez de Quesada llegó a Santa Marta en la expedición comandada por Pedro Fernández de Lugo y luego encabezaría la que salió el 6 de abril de 1536 hasta encontrar y recorrer el Rio Grande de la Magdalena , camino que ellos creían los guiaría al Perú lugar del que habían escuchado fantásticas historias.

Quesada salió con un grupo de 500 hombres. Entre ellos se encontraba Gonzalo Suárez Rendón fundador de la ciudad de Tunja. Fue una expedición sufrida pero memorable debido a las inesperadas y arrasadoras lluvias, extraños mosquitos amenazantes, serpientes, tigres y encuentros con los indios que intentaban impedir la expedición. Aún así llegaron a Tora de las Barrancas Bermejas en donde tuvieron noticias de una civilización que les llamó la atención debido al hallazgo de vasijas con sal y mantas de algodón. Dio entonces Jiménez de Quesada la orden de avanzar llegando por el norte a los pueblos productores de sal -Nemocón, Teusa y Zipaquirá- el 22 de Marzo de 1537.

La expedición de Quesada pasó por Chía y el 5 de abril, un año después de haber emprendido su largo camino, acampó en los cerros de Suba, lugar donde vieron numerosos bohíos y columnas de humo. Aquella sabana en lo alto de las montañas andinas fue llamada por Quesada y su milicia como el Valle de los Alcázares. Dos comisiones fueron enviadas a buscar un lugar donde asentar la tropa: la primera tomó rumbo hacia el occidente de Bacatá 1 sede real del zipazgo; y la segunda se dirigió hacia el oriente comandada por Pedro Fernández de Valenzuela, quién encontró un caserío llamado Teusaquillo, lugar de recreo del Zipa, por donde pasaba una quebrada que luego se llamaría de San Bruno, afluente del rio Vicachá o San Francisco.

 Iglesias de el Humilladero, la Veracruz y San Francisco. Gustin. museo de Julio.

En la actual carrera 2° con calle 13 -Plaza del Chorro de Quevedo- Quesada estableció un asiento militar con el nombre de Santa María de la Esperanza , al que luego llamarían Santafé de Bogotá, el 6 de agosto de 1538. Mandó luego a construir doce chozas y una capilla en la cual se ofició la primera misa por fray Domingo de las Casas. Se dice que en esa misma ocasión se dio el nombre de Nuevo Reino de Granada al territorio de los chibchas, al que los españoles habían venido llamando Valle de Bogotá.2 Con el tiempo el lugar de la fundación se llamaría Pueblo Viejo y se convertiría en zona de vivienda indígena.

Hacia marzo de 1539  Quesada tuvo noticias de tropas españolas provenientes de Venezuela comandadas por Nicolás de Federmán y del sur por Sebastián de Belalcázar, quienes acamparon en el Valle de los Alcázares. El recibimiento por parte de Quesada fue la organización de un festejo para los recién llegados. Este encuentro entre conquistadores fue crucial para que se llevaran a cabo las ceremonias oficiales de fundación.

Se sugirió cambiar el lugar del cuartel por un terreno que quedaba un poco más abajo, en una zona más despejada. En él se hizo la traza de calles, se designó la ubicación de la plaza central, de la iglesia principal, terrenos para la casa de gobierno, cárcel y dependencias administrativas, así como los solares para los primeros vecinos. A su vez se hizo nombramiento de alcaldes y regidores, quedando así fundada el 27 de abril de 1539 en la actual Plaza de Bolívar o Plaza Mayor como se la conoció durante el período colonial.

 Capilla del Humilladero, Museo del 20 de Julio.

El 27 de julio de 1540 se le confirió a Santafé de Bogotá el título de Ciudad. Diez años después se estableció como sede del gobierno de la Real Audiencia y de la Silla Arzobispal con jurisdicción en el Nuevo Reino de Granada, potestades que le dieron rango de ciudad capital en donde se centralizarían poderes administrativos, judiciales, políticos y eclesiásticos para un vasto territorio.

 Puente Colonial de Bogotá, Museo del 20 de Julio.

No existe el acta de fundación de Bogotá, lo que ha causado un debate sobre la fecha y las formalidades jurídicas de ese acto. Alfredo Iriarte 3 considera al respecto que existe un dogma histórico ya que los archivos del cabildo desaparecieron y lo que quedaba del Archivo Municipal fue destruido por el incendio de las Galerías Arrubla el 20 de mayo de 1900. De todas formas, el 6 de agosto de 1538 es la fecha en la que historiadores y cronistas concuerdan como la de la fundación de Bogotá, día de la Transfiguración , en el que se ofició, según Castellanos, la primera misa por Fray Domingo de las Casas.

 Puente de San Francisco, actualmente carrera 7ª con Avenida Jiménez. Papel Periódico Ilustrado, 1885.

CIUDAD COLONIAL: LAS TRES PLAZAS DE SANTAFÉ

La Plaza Mayor era el lugar de congregación tanto del poder civil como del eclesiástico. Era un espacio público donde se realizaban las fiestas y celebraciones santas y en el que también se instalaba el mercado público, espacio de interacción de los vecinos españoles con los indios, dejando de lado sus divisiones sociales. También era el lugar por excelencia de numerosos actos de la cotidianidad local, incluyendo los delictivos y criminales, dándole el matiz de ser testigo de la vida colonial de Santafé. En ella había un contacto entre los blancos e indios, entre los blancos considerados pobres o de clase media como los soldados,artesanos y sirvientes. Era en la plaza donde entablaban una relación de intercambio de culturas y creencias, ejerciendo un ambiente de sociabilidad, el lugar donde se forma la sociedad colonial. En Santafé de Bogotá la Plaza Mayor tenía atributos que se disputaba con la Plaza de las Yerbas, la que siglos después sería el Parque de Santander. Por un lado, en la primera se levantaría la que sería la Catedral en el altozano de la plaza, mientras que la segunda, era el lugar de intercambio de productos con los indios. En ella se situó luego el mercado público de Bogotá.

Por otro lado, como consecuencia del proceso de fundación y del repartimiento de ejidos4de la ciudad, la plaza de las Yerbas fue el lugar donde se realizaron las primeras construcciones residenciales para los personajes más distinguidos. En lugar de ubicarse en la Plaza Mayor , el fundador Jiménez de Quesada tuvo su residencia en la Plaza de las Yerbas, una decisión que muestra los nexos entre espacio y poder político.

Las primeras órdenes religiosas como la de San Francisco y Santo Domingo se instalarían en el entorno de la plaza de las Yerbas. Por ejemplo, el Convento de Santo Domingo tuvo una corta permanencia en la plaza ya que en 1557 se trasladaría a la calle real, hoy entre las calles 12 y 13 y las carreas 7° y 8°. Este majestuoso e imponente convento fue terminado en 1619. Desafortunadamente fue demolido para las celebraciones del 4° centenario de fundación de Bogotá, y en su lugar se construiría el llamado Palacio de las Comunicaciones o Edificio Murillo Toro, sede actual del Ministerio de Comunicaciones.

Al estar demarcada por los ríos Vicachá (San Francisco) por el norte y Manzanares (San Agustín) por el sur, la Plaza Mayor podría haber sido una especie de isla. Para que esto no ocurriera se hizo la construcción de puentes que la comunicaron con los terrenos aledaños. Como extensión de los primitivos límites de la ciudad, se anexaron a ella los sectores de Las Nieves por el norte y San Agustín por el sur, que a su vez limitaba con la zona de Santa Bárbara. Estos sectores con el tiempo se considerarían como barrios tradicionales de Bogotá.

Siguiendo el curso del rio San Francisco hacia el occidente, surgió un nuevo centro cívico en la ciudad. A mediados de 1578 Francisco Hernán Sánchez, terrateniente y empresario, decidió urbanizar las extensas áreas circundantes al río y erigió además un modesto templo que llevaría el nombre de un santo echado a la suerte. Reunidos en la catedral se depositaron en un vaso papeletas que contenían nombres de santos. Se dispuso que el nombre elegido sería el protector de la nueva iglesia como también de los cultivos que se arruinaban por las fuertes heladas que se daban en la ciudad. Un niño fue el encargado de sacar del vaso una de las papeletas con el nombre del santo protector. Al primer intento salió el nombre de San Victorino. Al no estar en el Breviario fue depositada la papeleta nuevamente en el vaso. El niño sacó de nuevo otro nombre del vaso y para sorpresa de todos y luego de tres intentos, San Victorino siguió apareciendo, lo que provocó entre los presente un silencio que se rompió con el pronunciamiento de que era la voluntad de Dios que este santo era el que debía proteger a la feligresía del nuevo sector.

La Plaza de San Victorino se convirtió en el límite de la ciudad hacia el occidente. Era además el paso obligado para los viajeros que entraban a Santafé o salían con rumbo a Honda, importante puerto sobre el río Magdalena, vía fluvial hacia los puertos de la costa Caribe y de ahí al mundo.

Algunas de las residencias de los primeros vecinos de Bogotá, ubicadas en los solares cercanos a la Plaza Mayor , serían donadas como acto benéfico para la ciudad. Un ejemplo notable de esto fue la donación hecha por el arzobispo fray Juan de los Barrios, quien entregó en 1564 su residencia situada detrás de la Catedral para que fuera la sede del Hospital de San Pedro,5 que en 1739 se remplazaría por el Hospital San Juan de Dios.

  Convento de Santo Domingo, demolido para construir el edificio Murillo Toro. En Viaje de Edouard Andre, 1875.

Para finales del siglo XVI la ciudad contaba con la presencia de instituciones como la Real Audiencia y el Cabildo, autoridad municipal española en las indias, ubicado en la Plaza Mayor junto a la catedral y la cárcel. Se construyeron conventos, iglesias, capillas, ermitas y monasterios que de una u otra manera, aportarían al paisaje de Santafé ya que la ciudad se levantaba sobre construcciones pajizas que le daban un ambiente aldeano. Se había avanzado así en un proceso de transición urbanística asociado con la importancia creciente que adquiría la población.

Durante la Colonia , además de las construcciones religiosas se hicieron notorios avances en las civiles. Entre ellas se destacaron el puente sobre el río Tunjuelito, el Puente del Común que ayudó a agilizar la comunicación de Santafé con Zipaquirá, el Puente de Sopó que facilitó la vía hacia el norte y Puente Aranda que comunicaba con el camino de occidente y con los puentes de San Antonio en Fontibón y el de Bosa sobre el rio Tunjuelito.

 Indio jaulero, Papel Periódico Ilustrado, 1885.

La expansión de Santafé obligó a la incorporación de mano de obra indígena. La mita urbana estuvo destinada a dotar de fuerza de trabajo dicho proceso. Al ser abolida esta mita por el rey, en 1741, disminuyó el aporte de los indios a la ciudad. En las calles de Santafé, se podía ver a los indios “chontales” que no hablaban el castellano y no tenían sinceras convicciones cristianas; los indios “ladinos” que hablaban su lengua nativa y el castellano y eran aprovechados como traductores; y los que se consideraban indios “urbanos” que eran criados de las casas de los blancos. Vestidos con mantas y otras veces de ruana, se les veía desempeñando oficios como aguateros, silleteros o arrieros.

LA CHICHA, EL JUEGO Y LAS FIESTAS

Las chicherías, cuchitriles o “cantinas de mala muerte”, lugares para adulterios, juegos, blasfemias, amancebamientos y borracheras fueron un dolor de cabeza para las autoridades durante la colonia, en la república y muy entrado el siglo XX en Bogotá. Estos lugares de regocijo fueron otro espacio en donde se entablaban relaciones entre los blancos y los indios. En muchas ocasiones la chicha era el elemento principal en las fiestas que se realizaban en Santafé de Bogotá. Por ejemplo su uso era común en la del Corpus, las chirriaderas de San Juan, las del Polvillo, las carnestolendas de Egipto y la fiesta de los Pendones. Al igual que la chicha, las fiestas fueron un motivo de control por parte de las autoridades, sobre todo de las eclesiásticas y más aún en la población indígena. En algunas ocasiones cuando autorizaban la realización de alguna celebración indígena, era porque no tenía algún contenido religioso que hiciera que volvieran a sus antiguas deidades y actos paganos. Aún así, muchas celebraciones fueron prohibidas.

 Joven bogotana, Papel Periódico Ilustrado, 1885.

Aunque la vida cotidiana de Santafé tuvo bastante de recogimiento y sentido austero, también hubo espacio para el juego. Los permitidos, como las loterías y el bisbís, se realizaban en lugares públicos. Otros juegos se practicaban en las chicherías o en los patíos de barra que abundaban por los lados de la Plaza Mayor. Los dados, las barajas, el “truco” -parecido al billar- y el juego de pelota, eran ilícitos y prohibidos en los días de trabajo.

Los anteriores juegos llegaron con los españoles pero el del Turmequé era de origen indígena. Consistía en lanzar un disco de oro ( llamado zepguagoscua), luego sustituido por uno de piedra. Este juego era similar al conocido Tejo, en el que el disco es de metal.

EXPEDICIÓN BOTÁNICA Y REVOLUCIÓN DE LOS COMUNEROS

La ilustración llegó al Nuevo Reino de Granada hacia el final del siglo XIX con la creación de proyectos científicos como la Expedición Botánica , y de reformas económicas y sociales que generaron tensiones en la sociedad como el Movimiento de los Comuneros. En aquella época se introdujo la imprenta y con ella surgió el periodismo. El Aviso del Terremotoredactado por un grupo de frailes y publicado en la Imprenta Real dio información sobre los estragos causados por el temblor que sacudió a Bogotá el 12 de julio de 1785. Se considera como la primera noticia impresa en estas tierras. Aparecería luego el Papel Periódico de Santafé , en febrero de 1791, dirigido por Manuel del Socorro Rodríguez y ya en la Colombia independiente La Bagatela , fundada por Antonio Nariño en 1811.

La Expedición Botánica estuvo a cargo de José Celestino Mutis quien había llegado a Santafé en el año de 1760. Impulsado por el virrey Antonio Caballero y Góngora, se inició el proyecto en 1783 y tuvo como fin el “redescubrimiento” del Nuevo Reino de Granada, dedicándose al estudio y posible explotación de las riquezas naturales del reino.

 Partidos de Usaquén y Suba, 1777. Archivo General de la Nación, mapoteca 4, ref. 504A.

Debido al resurgimiento del impuesto de la Armada de Barlovento y el trato del visitador Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres en la búsqueda de ingresos fiscales para la Corona , se desató la rebelión de los Comuneros en 1781. La Armada de Barlovento era un impuesto a las ventas que se había establecido en el siglo XVII, destinado a apoyar la flota del Caribe. Este impuesto generó un aumento en el precio al detal del tabaco y el aguardiente, afectando a diferentes regiones de Santander. Con el grito de “ viva el rey y muera el mal gobierno. No queremos pagar la armada de Barlovento ” pronunciado por Manuela Beltrán al romper el edicto sobre las nuevas contribuciones, comenzó la rebelión en el Socorro. Bogotá fue testigo de los castigos dados a los comuneros luego de su capitulación y la traición que hicieron los españoles de los acuerdos. José Antonio Galán uno de los personajes que participó en el levantamiento comunero, fue ahorcado en enero de 1782 junto con otros jefes comuneros en la Plaza Mayor de Santafé. Algunas partes de sus cuerpos fueron expuestas en estacas en las plazas de Bogotá y en los pueblos partícipes de la rebelión. Las palabras del cura Azero en el suplicio de los comuneros se publicaron en Bogotá en 1782 bajo el título Premios a la obediencia y castigos a la inobediencia, texto considerado como el primer libro impreso en Colombia.

DE PASO POR LA REPÚBLICA

Una de las primeras repercusiones de la Colombia independiente sobre Santafé de Bogotá fue su cambio de nombre. En efecto, la Ley Fundamental de la República de Colombia, del 17 de diciembre de 1819, denominó a la capital del nuevo país como Bogotá, eliminando el Santafé, cortando así con una referencia hispánica y clerical, dejando el nombre autóctono de Bogotá.

Aunque en el siglo XIX Bogotá pudo ser una ciudad republicana, en esencia conservó su paisaje colonial. Con el tiempo la ciudad amplió su perímetro urbano debido a las olas migratorias. Los barrios tradicionales como La Candelaria , La Catedral , Las Nieves, Santa Bárbara y San Victorino se mantuvieron como núcleos principales de habitación en Bogotá, pero surgieron otros como Las Aguas, Las Cruces, Egipto, La Perseverancia , San Cristóbal y Chapinero, este ultimo zona de recreo de la clase alta bogotana y muy alejado del centro.

Son contadas las construcciones notables que se realizaron durante el siglo XIX en Bogotá. Entre ellas se encuentra la del Capitolio Nacional, proyecto de Tomás Cipriano de Mosquera que tuvo la participación del arquitecto Thomas Reed. El 20 de julio de 1846 se erigió la estatua del libertador Simón Bolívar en el centro de la Plaza Mayor , sustituyendo la inmemorial fuente para el abastecimiento de agua –el Mono de la Pila- y convirtiéndose en el primer monumento público de la ciudad; y la construcción conocida como las Galerías Arrubla, en el costado occidental de la plaza, una de las grandes obras de ese tiempo. Fue un lugar al que concurría la alta sociedad debido a los cafés y almacenes de lujo que tenía este edificio de tres pisos. Valiosos proyectos como el del edificio para la Sociedad Filarmónica nunca se llevaron a cabo. Se construiría luego el Teatro Colón, inaugurado a finales de siglo XIX –antiguo Teatro Coliseo- que fue el centro cultural de la sociedad santafereña.

 Cometa sobre Bogotá en 1882, Papel Periódico Ilustrado.

La población de Bogotá fue cambiando a medida que creció en número de habitantes y en espacio. De los primeros vecinos de la ciudad y sus descendientes, se pasó a una élite que se caracterizaría por vivir y tener representación en la política de la ciudad. Fue una naciente burguesía que se desarrolló debido a los movimientos migratorios durante la segunda mitad del siglo XIX, que hizo suya la ciudad y trabajó “para convertirla en el eje de una extensa red de comunicaciones, núcleo indiscutido de gobierno y de las instituciones, cuna de las artes y de las letras nacionales, además de impulsar variados negocios comerciales y productivos”.6 La presencia de extranjeros en la ciudad, fue una influencia fuerte para la burguesía bogotana y la condujo a la adopción de ciertas costumbres europeas, particularmente a lo que algunos consideran como un “afrancesamiento”, lo que hizo que se diferenciaran más tajantemente de la llamada “plebe” o “guacherna”, para usar el lenguaje vernáculo bogotano. De ahí empezó a surgir precisamente el refinado “cachaco” o “rolo”, símbolo de la aristocracia bogotana del siglo XIX.

La educación que durante la colonia estuvo a cargo de las comunidades religiosas encontró en el XIX un mayor pluralismo. Centros educativos como la Universidad de Santo Tomás, el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, el San Bartolomé, el colegio de niñas de La Enseñanza , escuelas primarias y de primeras letras serían las instituciones educativas con las que se inició ese siglo. La educación era un privilegio que solo unos cuantos podían obtener. Esto mantuvo un alto nivel de analfabetismo debido a que no había suficientes escuelas primarias. Con el tiempo se crearon nuevos centros educativos como la Universidad Nacional , fundada en 1867 y el Externado en 1886, primera universidad privada laica del país, que influirían en la escena política y perdurarían a lo largo de la historia.

LOS SERVICIOS PÚBLICOS

En cuanto a las comunicaciones, en 1865 se inauguró en Bogotá el servicio de telégrafo y en 1889 se estrenó la primera línea del ferrocarril que partió de San Victorino a Facatativa. Con el tiempo se implementaron más vías férreas que comunicaron a la ciudad con otras zonas del país. En 1884 comenzó a operar el tranvía de mulas, que cubría el trayecto desde la Plaza de Bolívar hasta Chapinero y más adelante otra vía que iba desde esa plaza hasta la Estación de la Sabana , por la Calle 10 hacia el occidente. A partir de 1910 operó el tranvía bajo el sistema eléctrico y comunicaría los extremos de la ciudad.

 Las Galerías en el costado occidental de la Plaza de Bolívar, 1872. En Viaje a la Nueva Granada de Charles Saffray, 1869.

Entre 1871 y 1887 se iniciaron mejoras de fondo en el servicio de acueducto y alcantarillado de la ciudad. Para esa época era unánime la opinión según la cual esos servicios poco o nada habían avanzado a lo largo del siglo XIX. Durante la colonia la ciudad se proveía de los ríos Fucha, San Francisco, San Agustín y Arzobispo, de los que se derivaron pilas y acueductos que abastecían las casas aledañas a las plazas coloniales de Bogotá. Las pilas más importantes estaban en la Plaza Mayor , en Las Nieves y en San Victorino, a su vez había unos primitivos acueductos como el de Aguavieja y Aguanueva que cubrían el sector central. En la época de la república hubo grandes carencias en el abastecimiento de aguas en la ciudad. En 1887 se instaló el primer acueducto por tubería de hierro, dando origen a un incipiente sistema domiciliario. Se buscó frenar en parte los graves problemas de salubridad que causaban enfermedades entre los habitantes debido a la contaminación de las aguas de consumo humano a causa de los mismos desechos en los desagües de la ciudad. En el año de 1888 se creó la Compañía de Acueducto de Bogotá , iniciativa privada liderada por Ramón B. Jimeno.

En 1889 se fundó la Bogotá Electric Light Company que hizo grandes esfuerzos por ofrecer el servicio de alumbrado en la ciudad. Luego la empresa Samper Bush & Cía ., introdujo un nuevo sistema de alumbrado eléctrico público y domiciliario, aprovechando la caída del río Bogotá en el sector de El Charquito. Está empresa se constituiría en 1904 como la Compañía de Energía Eléctrica de Bogotá , de capital privado durante muchos años.

EL CAMINO HACIA LA CIUDAD MODERNA

Bogotá entró al siglo XX con la zozobra de la guerra de los Mil Días. El Panóptico fue lugar de reclusión para muchos presos políticos durante ese conflicto. Años después ese espacio sería el Museo Nacional. El comienzo de siglo sorprendió también a Bogotá con el incendio de las Galerías Arrubla, accidente que llevó a que en ese lugar se levantara una nueva construcción en 1902, el actual Edificio Liévano, sede de la Alcaldía Mayor de Bogotá. Se trató de una ciudad en la que de forma lenta penetraron las influyentes ideas de progreso de las últimas décadas del siglo republicano. La modernidad llegaría con el urbanismo y este con la mejora y desarrollo de la ciudad.

Trascendentales en el desarrollo de Bogotá, la ciudad propició varias industrias que ayudarían a su continuo progreso. Entre ellas se destaca la Cervecería Bavaria (1889) que se convertiría en un símbolo de la ciudad; se localizaría a las afueras más allá de la Recoleta de San Diego, que había sido el límite norte durante cerca de cuatro siglos. La fábrica de vidrios Fenicia creada en 1896, sería uno de los complejos industriales que utilizaría avanzados procesos técnicos para la época. Para el periodo de 1910 a 1948 en Bogotá se instalaron fábricas de alimentos, de cerveza, de chocolates, curtiembres y zapatos, de gaseosas, panaderías y pastas, de tabaco, fábricas de muebles, sombreros y tejidos, y también laboratorios químicos. No podían faltar por supuesto las de materiales de construcción y con ellas las firmas constructoras, todo esto en un proceso de intenso crecimiento en una ciudad que al comenzar el siglo XX bordeaba los 100.000 habitantes.7

 Vista aérea del Parque del centenario. Instituto Geográfico Agustín Codazzi, 1948.

Durante la primera mitad del siglo XX Bogotá desarrolló sus primeros proyectos urbanísticos sustentándolos en tres actos conmemorativos. Para la celebración del Centenario de la independencia -1910- se inauguró el Parque de la Independencia , primer espacio público con iluminación eléctrica. Pasadas las festividades, la Compañía de Energía suspendió ese servicio y obligó al municipio a adquirirlo, lo que generó un disparo en el consumo de energía al expandirse el alumbrado público. La realización de obras públicas importantes como fueron el abastecimiento de agua purificada con cloro, el sistema de alcantarillado, mercado y matadero público fueron claves para el continuo desarrollo de la ciudad en aquellas primeras décadas del siglo XX.

La primera intervención de renovación urbana a gran escala en Bogotá se realizó como anticipo de las celebraciones para el cuarto centenario de la fundación. La creación del Departamento de Urbanismo del Municipio bajo la orientación del arquitecto austriaco Karl Brunner intervendría en la ciudad con la proyección de trazados y un plan que mejoraría las condiciones sanitarias en el desarrollo de la vivienda obrera.

En una nota publicada en el año de 1935, respecto al 4º Centenario se dice:

La necesidad de transformar esta ciudad arcaica, esta aldea grande, en ciudad capital y las muchas deficiencias que afectan a ella saltan a la vista de todos, han llevado a los bogotanos a estudiar con anticipación, algunas mejoras que, para el año 1938 podrían cambiar la fisonomía típica de Bogotá. Entre los muchos proyectos de reformas parecen los más acertados, el ensanche de la calle real y la creación de una Avenida central en medio del bloque comprendido entre la Plaza de Bolívar y el edificio de la Gobernación.8

La década de 1930 estuvo acompañada de eventos importantes para la ciudad. Entre otros, se celebró por primera vez el 1° de Mayo que contó con la asistencia de 70 mil manifestantes; se inauguró la Ciudad Universitaria nueva sede de la Universidad Nacional ; así como la plaza de Toros de Santamaría y el Teatro Colombia, hoy Jorge Eliecer Gaitán. Se inauguró también el primer acueducto moderno, alimentado por la represa de La Regadera y la planta de tratamiento de Vitelma; la Biblioteca Nacional inaugurada durante las celebraciones del 4° centenario, incluyendo el Parque Nacional y los nuevos espacios de entretenimiento público como la Media Torta y los sótanos de la Avenida Jiménez.

 Vista aérea de la plaza de Bolívar y alrededores. Obsérvense las ruinas causadas por el 9 de abril. Instituto Geográfico Agustín Codazzi. 1948.

Antes del 9 de abril de 1948 Bogotá se preparaba para celebrar la IX Conferencia Panamericana. Con tal motivo y al igual que lo ocurrido 10 años atrás con ocasión del cuarto centenario, se realizaron varias obras urbanísticas. La construcción de la Avenida de las Américas, por ejemplo, fue de gran importancia debido a que contribuyó con la expansión de la ciudad hacia el occidente. Desde el punto de vista estético, el monumento de Banderas, en inmediaciones del aeropuerto de Techo, fue un hito paisajístico de la época.

El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán fue un momento trágico y de cambio en la sociedad colombiana, pero aún más en Bogotá. No en vano la fecha es recordada como “El Bogotazo”. Con el 9 de abril de 1948, el proceso político del país tomó un nuevo curso en la imagen de una sociedad en donde los conflictos entre grupos sociales habían sido ignorados9. La ciudad también experimentó cambios muy notables. Con los acontecimientos desatados en esa fecha gran parte del centro de la ciudad fue consumido por incendios de los edificios institucionales y privados, tales como el Minsiterio de Gobierno, la Nunciatura Apostólica , el Palacio Arzobispal, el Palacio de Justicia, la Gobernación y el Hotel Regina.10 También fueron intensos los saqueos a locales comerciales. Bogotá fue entonces el reflejo de una sociedad moralmente transformada, y golpeada por cientos de muertos. Se afirma que con esos hechos moriría la ciudad republicana y nacería la llamada ciudad moderna. 11

 Vista aérea del Parque Santander. A la Izquierda el célebre Hotel Granada. Fotografía tomada después del 9 de abril. Instituto Agustín Codazzi, 1948.

EL LEGADO DE LE CORBUSIER

Aunque su primera visita fue en el año de 1947, el famoso arquitecto y urbanista franco-suizo Le Corbusier fue contratado luego para diseñar un proyecto que organizara la expansión de la ciudad. Según el censo de 1938 Bogotá contaba con 320.000 habitantes, cifra que aumentó a 630.000 en 1951. Ante tan agudo crecimiento, se estableció como nuevo límite de la ciudad la actual carrera 30, avenida Cundinamarca, y se dispuso el diseño de un plan vial que prolongara las arterias importantes de Bogotá hacia el norte y hacia el sur. Estas fueron algunas de las propuestas que se aplicaron, pero de ese momento se destaca el proyecto urbanístico del Centro Urbano Antonio Nariño como primer espacio residencial masivo al estilo europeo.

Bogotá sufrió también las consecuencias del asesinato de Gaitán y de la violencia que en los años siguientes se desató en distintas regiones del país. Esto influyó en una migración intensa hacia la capital durante el periodo de 1954 a 1980. Por otro lado, las familias pudientes de la ciudad que habían pasado la mayor parte de sus vidas habitando el centro, empezaron a desplazarse hacia el norte, a sectores como Chapinero, Chicó y municipios aledaños como Usaquén y Suba. Hacia el sur y parte del occidente se instalarían los nuevos habitantes llegados de varios municipios de Cundinamarca, Boyacá y de los santanderes.

Durante el periodo de la dictadura militar (1953-1957), se hizo una importante contribución al desarrollo de Bogotá con obras como la construcción de la Autopista Norte , el Aeropuerto El Dorado que remplazaría al de Techo (zona que años más tarde se convertiría en la urbanización Ciudad Kennedy), y la reconstrucción de la avenida que uniría al nuevo aeropuerto con el centro de la ciudad, conocida hoy como la calle 26 o Autopista El Dorado. La reconstrucción de esa vía y la construcción del Centro Internacional se realizaría gracias a los terrenos que ocupaba en ese entonces el Parque del Centenario, el cual solo queda hoy en la memoria. En esos años se inició la construcción del Centro Administrativo Oficial, conocido como el Centro Administrativo Nacional –CAN- sede de importante dependencias oficiales.

 Vista aérea de la Ciudad Universitaria. . Instituto Agustín Codazzi, 1947.

La ciudad de los años 60 estuvo liderada por dos alcaldes que han quedado en la historia de la ciudad, debido a su visión de futuro sobre Bogotá. Como parte de la Alianza para el Progreso en los terrenos del antiguo aeropuerto de Techo se construiría el barrio Ciudad Kennedy, como se indicó. Para los actos de inauguración de ese proyecto se contó con la visita del presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy, que fue recibido por el presidente Alberto Lleras Camargo y el alcalde Jorge Gaitán Cortés. En 1968 visitó Bogotá el Papa Paulo VI para celebrar el 39° Congreso Eucarístico Internacional. Virgilio Barco Vargas, el alcalde de ese entonces, tuvo la responsabilidad de ejecutar grandes obras para aquella ocasión. Entre otras, el Templete Eucarístico ubicado en el Parque Simón Bolívar, la urbanización Paulo VI y la Avenida 68, una de las vías más importantes de Bogotá.

 Hipódromo de la 53. Instituto Agustín Codazzi, 1947.

LA VIDA URBANA

Las fiestas y eventos populares no han sido las únicas actividades de ocio en Bogotá a lo largo de su historia. Otro tipo de atracciones han ayudado a pasar el tiempo en la ciudad. Las tradicionales corridas de toros, por ejemplo, disfrutadas primero por un amplio grupo de población, hoy han generado una división en la sociedad. Las populares y ancestrales peleas de Gallos se restringen ahora a la clase media baja. En el otro extremo, la burguesía bogotana creó clubes sociales como lugares de encuentro y esparcimiento, siendo los más antiguos el Jockey, el Gun, el Country y los Lagartos.

 Vista aérea del Centro Internacional.  Instituto Agustín Codazzi, 1948.

El cine aproximó las distancias sociales en el tiempo libre. Teatros como el Olympia, Faenza, Astral, Apolo, San Jorge, Colombia y el Lux, considerado como una de las salas de cine más grandes de Bogotá, abrieron en su momento las miradas hacia otros mundos. Quienes además, no tenían la oportunidad de viajar y conocer otros lugares, encontraron en la pantalla la oportunidad para hacerlo. Por esto el cine de habla hispana, sobre todo el mexicano, tuvo una gran acogida popular en los comienzos de esta diversión. La radio y la prensa fueron los medios de difusión más importantes en la ciudad. Con la fundación de laVoz de la Víctor en 1930 y al año siguiente la Voz de Bogotá se afianzaron la música popular y las radionovelas.

El 13 de junio de 1954 con motivo del primer aniversario de la toma del poder por Gustavo Rojas Pinilla, se hizo la primera transmisión de la señal de televisión. Al igual que la prensa, solo algunos tenían un televisor. Por un buen tiempo la televisión no fue de fácil adquisición y era usual que se contara con un televisor para toda una manzana o para todo un barrio. En la actualidad se han masificado las tecnologías modernas, desde la televisión hasta el teléfono celular. Las diversiones y sus espacios se han atomizado. Los grandes centros comerciales, el primero de ellos Unicentro inaugurado en 1976, ocupan un lugar vital en la vida económica y el esparcimiento de la ciudad. En otros ámbitos, la juventud no deja de expresar sus conflictos en las llamadas “tribus urbanas”, desde los skin-heads hasta los punks, pasando por las “barras bravas” de los tradicionales equipos de fútbol Santa Fé y Millonarios.

ALCALDES VISIONARIOS

El cartagenero Higinio Cualla, fue tal vez el alcalde más notable de la ciudad en el siglo XIX. En sus dieciséis años de gestión (1884-1900) fue distinguido como alcalde benemérito debido a su eficiente administración. Considerado como un eminente y progresista ciudadano fue el impulsor de los adelantos que se realizaron en materia urbanística y en la organización fiscal de Bogotá, los cuales fueron una carta de presentación para entrar al siglo XX y propiciar la modernización.

Respetado por unos y vilipendiado por otros, Fernando Mazuera Villegas se convirtió en uno de los alcaldes más recordados de Bogotá. Lo fue en tres oportunidades, en las décadas de los años 40 y 50 del siglo XX. No era ingeniero ni arquitecto y más bien se le consideraba un negociante hábil y muy astuto. Nacido en Pereira, llegó a Bogotá a la edad de 15 años con el espíritu de “a ver que se hacía”. Con el tiempo sería un personaje del mayor reconocimiento y notabilidad.12 Su manera de ver a la ciudad se vio reflejada en grandes demoliciones y gigantescos proyectos. Se le recuerda por lo que en su momento se consideró atroz, la construcción de los puentes de la calle 26 y asociado con esto la demolición del Parque del Centenario.

Crecimiento de la población de Bogotá (1905 - 2005)

Año De habitantes Total nacional
1905 100.000 4.355.477
1912 121.257 5.072.604
1918 143.994 5.855.077
1928 235.421 7.851.110
1938 330.312 8.641.801
1951 715.250 11.962.360
1964 1.697.311 17.484.509
1973 2.855.065 22.915.229
1985 4.441.470 27.837.932
1993 5.484.244 32.870.231
2005 6.778.691 41.468.384

Jorge Gaitán Cortés, arquitecto y Virgilio Barco Vargas, ingeniero, fueron los dos alcaldes que durante la década de 1960 introdujeron la planeación urbana como referente en sus administraciones. El primero nacido en Nueva York, pero de familia bogotana y el segundo nacido en Cúcuta, tuvieron una perspectiva asociada con la ciudad futura. Estas administraciones planearon el sentido de lo que debería ser la ciudad vista cinco décadas adelante. Eran conocedores del desarrollo urbano y conscientes del vertiginoso crecimiento poblacional que se estaba afrontando. Aunque de alguna manera se quedarían cortos en sus previsiones, hicieron invaluables aportes para la calidad de vida de los habitantes de Bogotá

En tiempos más cercanos la secuencia de las alcaldías de Jaime Castro, Antanas Mockus y Enrique Peñalosa Londoño ha sido catalogada como ejemplar. Los tres se asocian con lo que ha sido el nuevo ambiente de Bogotá en los comienzos del siglo XXI: al primero se le vincula con el saneamiento financiero; al segundo con el establecimiento de la “cultura ciudadana”; y al tercero, con la ejecución de importantísimas obras, entre otras Transmilenio, ciclorutas, megablibliotecas, así como inversiones gigantescas en saneamiento y agua potable, además de la recuperación del espacio público y el establecimiento del “Pico y Placa” para racionalizar el transporte. Estos ejemplos son seguidos hoy por muchas otras ciudades de Colombia y el mundo.

Los retos inmediatos de Bogotá son de una magnitud extraordinaria. La ciudad pasó en cien años de tener 100.000 habitantes a estar muy próxima a los 8.000.000. Lo que existe detrás de ese crecimiento poblacional está íntimamente ligado con la historia de Colombia que, con particular énfasis a lo largo de la segunda mitad del siglo XX ha enfrentado retos de la mayor trascendencia en materia de orden público. En el caso de Bogotá fenómenos complejos como el desplazamiento conducen a una agudización de la pobreza. Se estima que en los últimos diez años han llegado a Bogotá cerca de 500.000 desplazados. El desafío de mejorar la calidad de vida para los habitantes de esta metrópoli es sin duda uno de los más significativos para los dirigentes colombianos.

 Vista aérea de Bogotá desde el Centro Histórico. Instituto Agustín Codazzi, 1985.

“ La Sabana de Bogotá se presenta a los viajeros como un verdadero paraíso. La elevación de esta meseta andina hace que allí el clima sea de una suavidad extraordinaria y las tierras –como las de la zona templada- están destinadas al cultivo de los pastos y cereales. La mayor extensión de la sabana pertenece a unos pocos propietarios, que tiene entre sus compatriotas fama de ricos.”
Isaac F. Holton. Veinte meses en los Andes. 1852.

“Bogotá es la ciudad de los contrastes y de las contradicciones; parece un rebrujo de cosas lindas, nuevas y preciosas, y de vejeces, basuras y porquerías. Hay pedazos en que le parece a uno que es en Europa en donde está, y hay otros que son como cosa de ‘Guanteros' o ‘El Niguateral'. No los comparo con el ‘El Chispero' o con el ‘El Alto', porque, si bien son más feos, tienen ese no sé qué animado y pintoresco de los barrios pobres de las ciudades. […] De la ciudad me faltan por conocer los barrios altos; los de abajo y los centrales los he recorrido casi todos. En las iglesias hay mucha vejez, mucha chapetonada y mucha cosita. Me han agradado La Tercera , San Carlos, Santo Domingo, y, con especialidad, San Francisco. La Capilla del Sagrario, tan ponderada, tiene una portada muy curiosa y muy linda; pero por dentro es un horror…”
Tomás Carrasquilla, 1895.

“¿Los bogotanos no pasean, no tienen un punto de reunión, un club, una calle predilecta?... Si, pero todo en uno: tienen el altozano. Altozano es una palabra Bogotana para designar simplemente el atrio de La Catedral , que ocupa todo un lado de la Plaza de Bolívar, colocado sobre cinco o seis gradas y de un ancho de diez a quince metros. Allí, por la mañana, tomando el sol, cuyo ardor mitiga la fresca atmósfera de la altura, por la tarde, de las cinco a las siete, después de comer (el bogotano come a las cuatro), todo cuanto la ciudad tiene de notable, en política, en letras o en posición, se reúne diariamente. …Todo el mundo se pasea de lado a lado”.
Miguel Cané. Notas de Viaje. 1882.

 

BIBLIOGRAFÍA

Jacques Aprile-Gniset. El impacto del 9 de abril sobre el centro de Bogotá . Bogotá, Centro Cultural Jorge Eliécer Gaitán, 1983.

Cámara de Comercio de Bogotá. Bogotá: estructura y principales servicios públicos . Bogotá, Cámara de Comercio, 1978.

Juan Carlos Del Castillo Daza, Bogotá, el tránsito a la ciudad moderna 1920-1950 . Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2002.

Historia de Bogotá . III Tomos. Bogotá, Villegas editores., 1988.

Alfredo Iriarte. Breve historia de Bogotá . Bogotá, Oveja Negra, 1988

Germán Rodrigo Mejía Pavony. Los años del cambio. Historia urbana de Bogotá 1820-1910.Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, CEJA, 2000.

Alberto Saldarriaga Roa. Bogotá siglo XX. Urbanismo, arquitectura y vida urbana. Bogotá, DAPD, 2000

Carlos Martínez. Reseña urbanística sobre la fundación de Santafé en el Nuevo Reino de Granada.Bogotá, Litografía Colombia, 1973.

Carlos Martínez . Apuntes sobre el urbanismo en el Nuevo reino de Granada . Bogotá, Banco de la República , 1967.

Carlos Martínez . Bogotá. Sinopsis sobre su evolución urbana 1536-1900. Bogotá, ESCALA, 1983 .

Robert Ojeda Pérez. Ordenar la ciudad. Reforma urbana en Santafé de 1774 a 1801 . Bogotá, Archivo General de la Nación.

Alberto Escovar Wilson-White, Margarita Mariño y Cesar Peña. Atlas histórico de Bogotá. 1538-1910. Bogotá, Corporación La Candelaria , Planeta Colombiana, Alcaldía Mayor de Bogotá, 2004.

Corporación La Candelaria. Atlas Histórico de Bogotá. 1911-1948 . Bogotá, editorial Planeta, 2006.

Pedro María Ibáñez Tovar. Crónicas de Bogotá , 4 Vols. Bogotá, Academia Colombiana de Historia, 1913

Julián Vargas Lesmes. La sociedad de Santafé colonial . Bogotá, Centro de Investigación y Educación Popular – Cinep-, 1990.

 
REFERENCIAS 

(1) La población que Quesada vio desde los cerros de Suba, se llamaba Muequetá (campo de tierra plana) o Bogotá, la cual en 1819 se llamaría Funza. Se dice que Bogotá es una deformación de Bacatá, aunque esta última traduce “final de los campos” según Juan de Castellanos, pero fray Pedro Simón dice que Bogotá viene de Bogote. Véase: Historia de Bogotá. Tomo I: Conquista y Colonia. Bogotá: Villegas editores, 1988.

(2) Véanse las obras de Carlos Martínez sobre la historia de Bogotá: Reseña urbanística sobre la fundación de Santafé en el Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Litografía Colombia, 1973,Apuntes sobre el urbanismo en el Nuevo reino de Granada . Bogotá: Banco de la República , 1967 y Bogotá. Sinopsis sobre su evolución urbana 1536-1900. Bogotá, ESCALA, 1983.

(3) Iriarte, Alfredo . Breve historia de Bogotá. Bogotá, Editorial Oveja Negra, 1988.

(4) Los ejidos eran terrenos que se encontraban en la afueras de los poblados y eran repartidos por las autoridades para usos diversos

(5) Ojeda Pérez, Robert. Ordenar la ciudad. Reforma urbana en Santafé de 1774 a 1801 . Bogotá, Archivo General de la Nación.

(6) Ibíd. , , pp. 287

(7) Corporación La Candelaria . Atlas Histórico de Bogotá. 1911-1948 . Bogotá: editorial Planeta, 2006.

(8) “Bogotá y el 4º centenario de su fundación”. Cromos , nº 965; Bogotá, Mayo 4 de 1935.

(9) Saldarriaga Roa, Alberto . Bogotá siglo XX. Urbanismo, Arquitectura y Vida urbana. Bogotá, Departamento Administrativo de Planeación Distrital (DAPD), 2000. pp.257

(10) Aprile-Gniset, Jacques . El impacto del 9 de abril sobre el centro de Bogotá . Bogotá. Centro Cultural Jorge Eliécer Gaitán, 1983.

(11) Saldarriaga Roa, Alberto . Bogotá siglo XX. … pp.260.

(12) Aprile-Gniset , Jacques . El impacto del 9 de abril… Pág. 155