ALMAGUER
Un episodio importante en los inicios de la ciudad fue la participación de varios vecinos de Almaguer en contra de la rebelión encabezada por Álvaro de Oyón, quien se oponía a la instauración de las Leyes Nuevas en 1553
Panoramica de Almaguer. FOTO ANDRÉS FELIPE PANIQUITÁ M, 2012 / CC 3.0 |
En la actualidad, la extensión de Almaguer es de 320 Km2. El municipio, que está asentado sobre terrenos fértiles, cuenta con diversidad de pisos térmicos, que dan lugar a diferentes climas y convierten a este territorio en un espacio apto para la agricultura. Los principales productos de Almaguer son maíz, plátano, fríjol, yuca, zanahoria, caña de azúcar, maní, miel, panela y leguminosas. Por otra parte, las partes planas han sido aprovechadas, desde la Colonia, para la cría de ganados.
Además de sus virtudes en materia de agricultura y ganadería, Almaguer es rico en yacimientos minerales. De hecho, en tiempos prehispánicos y durante el período colonial se explotaron vetas de oro. En ese territorio existen también minas de esmeraldas, ubicadas en el cerro de las Jopías y en Santa Bárbara; minas de sal en Caquiona; de pizarra, en Gavilanes; de plata, hierro, cobre, amianto y carbón de piedra, en la parte occidental del municipio.
La ciudad de Almaguer fue fundada por españoles en el territorio que ocupaban los indios quillacinga, que hablaban la lengua kamsá. En 1550, el gobernador de Popayán, Francisco Briceño, autorizó a Vasco de Guzmán para “pacificar” indios sublevados y poblar el territorio que quedaba al sur de la ciudad de Popayán. Al parecer, los españoles estaban interesados en contar con una población que sirviera de bisagra entre Popayán y Pasto. Ese mismo año, Guzmán fundó la población y le dio el nombre de “la ciudad de Cesar”.
Más adelante, por incumplir los propósitos de conquista que le habían sido encargados, el cabildo de la ciudad removió a Guzmán, que fue sustituido por Alonso de Fuenmayor, quien fundó de nuevo la ciudad en 1551 y cambió el nombre del asentamiento por el de San Luis de Almaguer. La decisión parece haber respondido a dos razones: la fundación fue el 19 de agosto, día de san Luis, y el sitio originario de Francisco Briceño era Corral de Almaguer, población ubicada al sur de Madrid. Así, Fuenmayor honraba al gobernador de Popayán con el nombre de la nueva población. La jurisdicción de la ciudad, en sus inicios, abarcó un amplio territorio, que, a grandes rasgos, estaba comprendido por el río Guachicono, la separación de los ríos Mayo y Juanambú, el filo de la Cordillera Central y el valle del río Patía.
Indios de Pancitará (pueblo perteneciente a la jurisdición de Almaguer durante la Colonia y el siglo XIX). Mnuel María Paz, 1853. Comisión Corográfica, Biblioteca Nacional de Colombia. |
Un episodio importante en los inicios de la ciudad fue la participación de varios vecinos de Almaguer en contra de la rebelión encabezada por Álvaro de Oyón, quien se oponía a la instauración de las Leyes Nuevas en 1553. Oyón, como tantos otros españoles en los territorios que Castilla había ocupado en América hasta ese entonces, se levantó en contra de ese cuerpo legislativo, promulgado por la Corona en 1542, que, en síntesis, pretendía controlar los abusos contra los indígenas a través de la vigilancia estricta sobre el sistema de la encomienda. En líneas generales, esta institución consistía en que un grupo de indígenas era entregado a un español, al cual debían pagar tributos, que a su vez estaba a cargo de garantizar la evangelización de los indios.
Manuel María Paz, 1899
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Manuel María Paz Delgado (1820 - 1902) nació en Almaguer y es conocido por las láminas (acuarelas y dibujos) que pintó en calidad de dibujante de la Comisión Corográfica entre 1853 y 1859. Además de cartógrafo y pintor, formación que recibió en el Colegio Militar de Bogotá, fue un destacado soldado que participó en varias de las guerras civiles que se libraron en el actual territorio colombiano entre 1839 y 1851. Al igual que ocurre con las pinturas de Carmelo Fernández y Henry Price, quienes lo antecedieron como dibujantes de la Comisión Corográfica, las láminas de Paz tienen un gran valor documental, en tanto permiten, por un lado, entrever la diversidad de los territorios que componían la naciente república y, por otro, vislumbrar la manera en que las élites percibieron y representaron a los grupos que intentaban unificar alrededor del proyecto nacional, uno de los objetivos centrales de esa empresa geográfica.
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En su movimiento de insurrección contra la Corona, Oyón y sus aliados atacaron las ciudades de La Plata y Neiva, así como la villa de Timaná e intentaron, sin éxito, granjearse la lealtad de los almaguereños. En vista del inminente ataque de la hueste de Oyón sobre Popayán, varios vecinos de Almaguer viajaron a esa ciudad, con el objetivo de ayudar a repeler el asedio. Después de la entrada de Oyón en Popayán, el contingente que lo esperaba consiguió doblegarlo y capturar a los integrantes de la tropa insurrecta. Oyón fue descuartizado junto con otros rebeldes, mientras que los demás fueron colgados.
Iglesia de San Luis. FOTO JULIANA FERNÁNDEZ GOMÉZ, 2017. |
En el período colonial, el prestigio de Almaguer se derivó también de los ricos yacimientos de oro de filón, depósitos metalíferos almacenados en las formaciones rocosas, que existían en su jurisdicción. Para explotar esos yacimientos, los españoles emplearon, en especial, mano de obra indígena, que, en muchos casos, trabajaba de manera forzada, lo cual, a la larga, condujo a que los indios huyeran antes que continuar en las minas. La riqueza que produjo el oro de Almaguer declinó, en especial, debido a dos movimientos telúricos, uno en 1740 y otro en 1765. Este último sismo sepultó importantes vetas de oro y destruyó parte de la población.
FOTO MIGUEL ANTONIO ARROYO ARANGO, 2019
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Escrituras públicas de Almaguer, 1836-1840. En la primera página de este libro notarial, que se conserva en el Archivo Central del Cauca, en Popayán, aparece la imagen de un mono, aparentemente vestido como militar español, parado sobre el lomo de una figura ecuestre. Los dibujos están acompañados por textos. Así, en la bandera que porta el personaje de arriba dice “el mono equitador”, mientras que en la parte de abajo puede leerse “La yegua que bino con el mono à esta ciudad de Almag[ue]r”. Si bien la imagen podría dar lugar a una gran variedad de interpretaciones, los dibujos y los textos, quizás elaborados por el escribano interino Juan Tello, parecen ser una crítica a España, cuyos militares estaban siendo concebidos como monos que dejaron, apenas, un legado útil: la yegua, animal que aparece encabritado, es decir, en posición triunfal, más digna que la de su jinete. En ese caso, es posible que tales ideas hayan sido la expresión del sentimiento patriótico que existía aún entre ciertos grupos de almaguereños en la etapa posterior a la Independencia. |
Más adelante, a comienzos del siglo XIX, Almaguer volvió a ocupar un lugar predominante. Así, varios almaguereños participaron en las luchas y en los debates que giraron alrededor de la independencia frente a España, pues, tanto en el casco poblado como en otros asentamientos que dependían de Almaguer nacieron personas que ocuparon posiciones importantes en los bandos realista y patriota, durante el período 1809-1819. Basta con citar algunos de los nombres incluidos por Guido Enríquez en su obra sobre caucanos en la Independencia: Juan Nepomuceno Manzano Guzmán, Salvador Antonio Morcillo Torres, sacerdotes independentistas nacidos en Almaguer; Mariano Semanate, líder indígena independentista nacido en Caquiona, y Juan Bautista Guzmán, quien nació en Almaguer y fue un destacado patriota que participó como militar en las batallas de Ayacucho y Junín.
En tiempos más recientes, los habitantes del municipio han tenido grandes dificultades para incorporarse a los mercados, ya que la vía principal entre Popayán y Pasto no pasa por el municipio. Otro problema grave que afecta a la región es el conflicto armado, en especial, debido al impacto del narcotráfico. Para mitigar esos problemas, en Almaguer se están consolidando asociaciones de campesinos que tienen el objetivo de crear mercados nuevos con productos de la región, en parte, para promover cultivos alternativos a los que son considerados ilícitos.
Bibliografia:
- Kathleen Romoli de Avery, “El suroeste del Cauca y sus Indios al tiempo de la Conquista española según documentos contemporáneos del distrito de Almaguer”, Revista Colombiana de Antropología 11 (1962), pp. 261-268 y 250-252.
- Kathleen Romoli de Avery, “El suroeste del Cauca”, pp. 252 y 244.
- Guido Eugenio Enríquez Ruiz, Caucanos en la Independencia, Ediciones LAVP, Nueva York, 2010, pp. 78, 82, 87 y 98.