Para el carpintero italiano Vincenzo Peruggia su vida como obrero en París era poco menos que insoportable. Detestaba el entorno, se sentía mal remunerado y debía hacer un esfuerzo enorme para contenerse cada vez que algún francés se dirigía a él diciéndole ‘comedor de macarrones’, despectiva forma utilizada por los parisinos para llamar a los italianos.
Es más conocido como el inventor del móvil o chupin (juguete móvil colgante), un precursor de la escultura cinética. También elaboró obras esculturales inmóviles, conocidas como stabiles. Aunque los primeros chupines y stabiles de Calder fueron relativamente pequeños, poco a poco fue orientándose hacia la monumentalidad en sus trabajos posteriores.
