Seis escalas de película
EN 2005, Eslovaquia se vio perjudicada porque una película de Eli Roth —Hostel— proyectó una imagen violenta y negativa de esa nación europea. Lo peor del caso es que ni siquiera se filmó allí, sino en República Checa. Afortunadamente, abundan los casos en que la relación entre la obra y el punto geográfico es, por el contrario, encantadora.
Ocurrió así con Salzburgo, en Austria, y el entrañable clásico de Robert Wise, The Sound of Music (1965) —o La novicia rebelde, como se conoció en hispanoamérica—. Narra la historia de una mujer postulante a religiosa y de la familia Von Trapp. Y desde sus créditos describe la ciudad en cada rincón, lo que le sirve de telón de fondo a todo el musical. Este último fue de tal impacto en la cultura popular que hoy, 60 años después, se sigue ofreciendo un tour relacionado por Salzburgo: una ruta por los Jardines de Mirabell y por la abadía de Nonnberg, escenarios de la película.
Otro caso es Brujas, en Bélgica, gracias al excelso filme de 2005 In Bruges, protagonizado por Colin Farrell. Varias localizaciones de la ‘Venecia del norte’ juegan un papel importante en el desarrollo de la trama. Es el caso de la Grote Markt —Plaza Mayor— y su torre Belfort, que con sus 80 metros de altura domina este enclave. El relato sigue a dos asesinos que, por diversas circunstancias, se ven obligados a esconderse en esta ciudad pletórica en puentes y canales.
Y más allá de los largometrajes sobre agentes secretos —que resultan siendo repetitivos—, existe una maravillosa excepción con la sensacional cinta Tinker Tailor Soldier Spy (2011), protagonizada por Gary Oldman. Una de sus secuencias vitales recorre el mítico Bastión de los Pescadores, esa terraza de arquitectura neogótica a orillas del Danubio, en la también muy visitada y fascinante Budapest. ¿Y qué de cuando se recrea el pasado lejano? Eso lo hace de maravilla, en sus primeros minutos, la producción de 2011, Sherlock Holmes: juego de sombras, protagonizada por Robert Downey Jr. En un muy bien logrado plano secuencia, nos lleva por las calles que conducen a la majestuosa Catedral de Notre Dame en Estrasburgo, en la bella región de Alsacia, en la frontera entre Francia y Alemania.
Finalmente, aunque son miles las películas sobre la Segunda Guerra Mundial, cabe destacar el papel de Cracovia, en Polonia, como locación de la laureada La lista de Schindler (1993) de Steven Spielberg. Además de usar sus escenarios naturales para recrear el cerco nazi a los judíos, el largometraje de Spielberg se dio a la tarea de restau- rar al detalle varias calles y viviendas que fueron testigos de la barbarie.