“Este es el álbum en el que Bacilos se encontró a sí mismo”
A ustedes los escuchan desde niños hasta adultos. ¿Cómo ha sido crecer con su público, que ahora es multigeneracional?
Jorge: Es una experiencia muy gratificante y no termina de sorprendernos. Así lo vemos en los shows y lo corroboran las estadísticas de las edades que interactúan en nuestras redes sociales. No hay dinero que pueda pagar este tipo de cosas ni el sentimiento de cantar una canción que termine involucrada en historias familiares. Nos ha pasado, por ejemplo, que una madre se la cante durante toda la infancia a su hijo y, por eso, alguno de los dos ahora es fanático.
Ustedes hablan de Pequeños romances como un álbum “sin computador, a la antigua”. ¿Qué libertades les permite esto en cuanto a la producción?
André: Nosotros empezamos tocando en bares en vivo y así grabamos los primeros discos. De manera muy orgánica, porque por ahí en 1999, cuando escribimos Tabaco y Chanel, no se usaban tantas programaciones. Con Pequeños romances volvimos a esta manera de hacer las cosas, porque hemos madurado y aceptamos quiénes somos y cómo sonamos. Decidimos que nuestras composiciones fueran la base del proyecto, y quisimos capturar la forma como suena Bacilos hoy en día en el escenario: Jorge, yo y una banda maravillosa que nos acompaña desde hace varios años y a la cual consideramos familia. Creemos que sonamos muy bien así. Por todo lo anterior, buscamos un estudio clásico en Miami, el Criteria Recording Studios, que nos permitió registrar esa esencia de la manera más eficiente y bonita posible. Queríamos encontrar la forma de hacer música como sabemos: tocando instrumentos juntos, mirándonos a los ojos y dejando que las cosas sucedieran de forma natural.
¿Es decir que ustedes consideran que se pierde algo cuando se trabaja con ese tipo de tecnología en el estudio?
Jorge: Nosotros sí, pero hay gente que habla muy bien con la tecnología, como Tainy y muchos otros productores jóvenes. Es difícil hacer un Bacilos con tanta “mano” tecnológica. Lo hemos intentado: hay una canción que se llama Perderme contigo, producida por el maestro Andrés Castro, y está muy bien, pero al final nos quedamos con las ganas de meternos en el estudio, tocar los instrumentos y crear la música, tal cual. A mi parecer, Bacilos brilla más cuando se hace al natural.
Sus canciones son muy reconocidas y tienen, incluso, un sonido propio que los identifica. ¿Cómo traen propuestas nuevas en cada álbum sin salirse de la esencia que los representa?
André: Empieza con la composición, porque la voz de Jorge —no solo de manera literal, sino también lo que él tiene para decir— es algo muy característico de lo que es la música de Bacilos. Además, nuestras interpretaciones de los diferentes colores musicales de Latinoamérica están intervenidos por la manera en que nosotros tocamos los instrumentos: nos acercamos al bajo de forma diferente, por poner un ejemplo. Esos elementos son constantes en todo lo que hacemos como Bacilos y en como sonamos. Por eso, hay un sonido representativo. Tenemos una fanaticada de millones de personas que nos oyen en todo el mundo y les gusta lo que hacemos, así que estamos tranquilos y felices de continuar con esos ritmos.
Han mencionado bastante el estar cómodos con su sonido actualmente. ¿Existió algún momento en el que no fue así?
Jorge: Sí, claro. Por ejemplo, en el disco ¿Dónde nos quedamos? (2018) hubo mucha experimentación con programaciones y después de eso estuvimos trabajando con artistas y productores jóvenes increíbles porque, en parte, queríamos innovar en sonidos más modernos. Sin embargo, definitivamente no: uno, al final del día, se da cuenta de qué es lo que le queda bien. Es como la ropa. Y esa también es la gracia de este disco, porque Pequeños romances es un álbum en el que Bacilos se encontró a sí mismo. Es una cosa parecida a madurar, de alguna manera, porque aprendimos a estar cómodos y aceptarnos. Eso no pasa cuando uno es joven y está en proceso de descubrir.
Quisiera hablar de Facho, esta canción que causó polémica en la sociedad colombiana. ¿Por qué decidieron explorar ese vínculo entre el arte y la política?
Jorge: Bacilos siempre ha tenido su toque de política. En el disco de Caraluna, por ejemplo, está la canción de El Edificio, que tiene esa discusión; también está El colombiano errante o Crónica de una inmigración anunciada, y ambas tienen que ver con temas políticos. Quizás por esa misma madurez que comentaba, Facho la escribimos al sentir que si te identificas políticamente como de centro o centroizquierda, los extremos te ponen nombres que insultan y tratan de intimidarte para que no opines. Esa canción habla de esto: de esos apodos que intentan encasillar a las personas en cosas que no son. Yo simplemente pienso algo y tengo el derecho a decirlo como ciudadano y como artista. Uno tiene una responsabilidad social de decir lo que piensa, porque el silencio otorga y uno no se puede quedar callado. Después se arrepiente.
Hablemos de su presentación en el Festival Cordillera 2024. La elección del cartel se basa en aquellos sonidos que han marcado la música latinoamericana y Bacilos entra en esa descripción. ¿Qué significa para ustedes ser considerados una bandera en cuanto al sonido de Latinoamérica?
André: Colombia es un país muy importante para nosotros y siempre es hermoso ver que el cariño es mutuo. Después de México, es allí donde más escuchan nuestras canciones, según las cifras que nos brindan las plataformas de streaming. Estamos muy contentos con la invitación. Hace mucho no tocamos en el país, entonces será una manera muy bonita de reencontrarnos con nuestros fanáticos. Sabemos que la gente quiere escuchar de todo, desde los clásicos hasta lo nuevo, por lo que vamos a intentar tener un gran repertorio. Llegaremos listos para pasar una noche increíble con todos ustedes.