La estética musical de Dawer X Damper
¿Qué géneros musicales escuchaban cuando eran niños?
Nosotros nos criamos en el distrito de Aguablanca, en Cali, con una señora llamada Machi, en una casa llena de melómanos. Cada hijo de Machi ponía lo que quería: el más joven hiphop, reggae, dance-hall. Los mayores escuchaban salsa y otros ritmos del sur del Pacífico como chirimía. Ella, por su lado, era más de baladas, de música para planchar, Rocío Dúrcal, Leonardo Favio y Juan Gabriel. Nos influenció ese conjunto de sonidos, pero sobre todo nos desvivíamos por Michael Jackson.
¿Cómo fue su proceso de formación musical?
Uno de los hijos de Machi tenía un grupo de niños a los que les enseñaba danza, y a raíz de eso nos fueron gustando las artes y el trabajo en colectividad. Fuimos creciendo y a los 10 años empezamos a aprender fotografía, música y pintura en una casa llamada La posada de los sueños. Desde siempre hemos sido muy autodidactas con nuestros aprendizajes. Nos hemos hecho en la calle, desde la comunidad. Ya más grandes estuvimos en una banda donde aprendimos más los términos técnicos y teóricos, y a través de esas experiencias le dimos forma a este proyecto.
Justamente, estando en esa banda de artistas consideraron hacer su dueto. ¿Cuál ha sido la diferencia entre trabajar en una agrupación a ser solo los dos?
Aún seguimos trabajando en colectivo con nuestro equipo audiovisual, con el creativo y de management. Escuchamos sus opiniones y las tomamos de forma grupal. Pero en temas musicales sentimos que todas son decisiones de los dos. A diferencia de lo que ocurría con otros grupos, ahora somos nuestros directores: estamos a la cabeza, lo que nos ha traído una responsabilidad mucho más grande.
¿Cómo se imaginaban este proyecto hace cinco años?
Desde que empezamos a pensar en Dawer y Damper, una de nuestras ideas era ser disruptivos a través de la moda y hacer una leve crítica a los estándares y a las problemáticas sociales. Queríamos un dúo que le apuntara al ‘afropunk’ y a la idea del ‘afrofuturismo’.
¿Y qué es para ustedes el ‘afrofuturismo’?
Es pensar un futuro diferente para las comunidades negras. No solo desde la utopía de lo que queremos, sino aferrándonos al pasado de nuestros ancestros para construir nuevas narrativas e imaginarios sobre lo que es ser una persona afro. Tampoco, únicamente, en la sociedad, sino también en el barrio, con jergas, contextos y estéticas diferentes. Soñamos con que las comunidades sigan ocupando espacios dentro de la industria musical y artística.
Desde Bemba, pasando por Dulce y hasta su más reciente canción Nospor, ustedes se han caracterizado por su estética, sus colores y los outfits llamativos. ¿Cómo los ha transformado este proyecto?
Más allá de lo estético, creemos que lo que nos ha permitido llegar a eso es la transformación social y cultural; cambiar las narrativas, romper con los estereotipos, no catalogar ni etiquetar a las personas. Más allá de la falda, las uñas pintadas o el labial en la boca, sentimos que el cambio en el chip mental es sentirnos cómodos con las nuevas masculinidades, desaprender lo heteronormativo. Nos gusta mostrarnos así porque no fingimos ser inclusivos, lo vivimos en nuestro día a día.
En una playlist de Dawer y Damper ¿Cuál sería el top 5 de canciones?
Quilo, Nospor, Suave, Cholao y Afro.
¿Colaboraciones soñadas?
Con Lido Pimienta, Mabiland, Bad Bunny, Bomba Estéreo y hasta Grupo Niche.
Si pudieran recomendar una sola canción de ustedes a alguien que nunca los haya escuchado, ¿cuál sería?
Quilo.