19 de septiembre del 2024
Julián Salazar fue guitarrista de  Bomba Estéreo. Franklin Tejedor es un  percusionista de Palenque.Foto: Camilo George Jimeno @Camilogeorgejimeno, Cortesía Mitú.
Julián Salazar fue guitarrista de Bomba Estéreo. Franklin Tejedor es un percusionista de Palenque.Foto: Camilo George Jimeno @Camilogeorgejimeno, Cortesía Mitú.
25 de Abril de 2023
Por:
Arantxa Díaz Aguirre

De cara al estreno de Astra, su séptimo álbum discográfico, hablamos con Julián Salazar para conocer más sobre esta propuesta musical independiente.

TAGS: Música

Mitú, el dueto electropalenquero

Se cumplieron 13 años de recorrido musical de Mitú. ¿Qué expectativas tenía cuando empezó este proyecto?

En ese momento quería hacer la música que tenía en mente y exponer las sonoridades que se me habían atravesado en un par de viajes que hice a la selva. Quería materializar la música que imaginaba y transmitirla por medio de aparatos y máquinas; escucharla amplificada y sacarla de mi cabeza. Cuando nos encontramos con Franklin y empezamos a tocar juntos, vi que teníamos todo un terreno fértil para darle rienda suelta a esas ideas que tenía y que excitaban mi imaginación. Mis expectativas en un principio —y ahora— fueron hacer música y ser lo más fiel posible a esas ondas que tenía en mi interior, poderlas expresar vía sonora.

Usted venía de los sonidos electrónicos y Franklin era percusionista palenquero. ¿Cómo integraron los saberes de cada uno para crear canciones?

Lo lindo de trabajar juntos es que nunca tuvimos que tener una conversación de cómo hacer las cosas. No tuvimos que preestablecer un método, unos límites o unos roles, sino que desde el principio hemos hecho lo que cada uno sabe hacer. Nos complementamos muy bien.

Partiendo de eso, tampoco nos fijamos en qué trae él o yo a la mesa, de dónde venimos o cuáles son nuestras influencias, simplemente hacemos música y eso ayuda a que no nos encasillemos en una sola cosa. Hacemos lo que los dos queremos y juntamos nuestros saberes. No nos interesa llevar una bandera de algo.

Aun así, desde el inicio han integrado sonidos tradicionales colombianos fusionados con sintetizadores y música electrónica. Si bien no se encasillan, ¿cuáles son esas huellas musicales que definen a Mitú?

Uno elige desde pequeño cosas con las que encuentra afinidad y con las que se relaciona para poder experimentar de primera mano qué es la música, pero a estas alturas, a la hora de ponernos a crear, yo hago oídos sordos, “impongo” de alguna forma una ley marcial que es escuchar nuestras mentes y corazones, y fluir hacia afuera, sin contaminarnos de nada. No nos pegamos a las tendencias musicales ni a otras referencias y creo que, en parte, eso nos ha dificultado nuestro camino, porque tal vez podríamos estar en un lugar más popular si no hubiéramos construido este camino de forma tan orgánica. Claro que tenemos influencias: Franklin tiene todo un bagaje de su cultura palenquera y yo un gran amor por la música electrónica, pero a esta altura tratamos de crear de forma muy modesta y humilde un lenguaje propio.

¿Cuál es ese lenguaje propio?

Para mí siempre ha sido una aventura sónica. A veces siento que no es música fácil de escuchar por primera vez. En vivo puede que no sea apto para alguien que está buscando algo más chill o tranquilo.

La independencia es otra de las características de Mitú, ¿por qué han decidido que el proyecto no esté bajo un gran sello discográfico?

Puede que en un futuro suceda eso, pero hasta ahora lo lindo de mantenerlo así es que no hay que tener reuniones para dirigir nuestra música, para conocer cuáles son los mercados que debemos abrir, la gente a la que debemos llegar o cómo “pegar” más.

Nos olvidamos de todo eso porque simplemente estamos haciendo música: no tenemos que pensar en presupuestos para videoclips que no sirven de mucho, sino en que nuestro trabajo y compromiso con la audiencia es hacer música.

"No tenemos que pensar en presupuestos para videoclips, que no sirven de mucho".

¿Qué tanto influyó su cambio de residencia de Bogotá a Santa Marta en la composición del álbum que viene en camino?

Indudablemente influyó mucho, fue un cambio después de muchos años de vivir en la capital. La mudanza trajo un ingrediente primordial para mí que es el caos, porque el caos es dinámico y de allí nacen cosas buenas. Vivir en Santa Marta afectó la sonoridad de este nuevo álbum y añadió una cierta madurez a la composición. Refresca y da una nueva perspectiva de lo que somos, ve uno a través de otra luz. 

Además de tocar en conciertos, festivales y bares del país, su música ha cruzado fronteras en sus giras a Europa, ¿cómo siente la acogida de Mitú en el exterior?

Siento que ha sido muy buena porque nuestro catálogo ha sido mayormente instrumental, así que eso elimina la barrera del idioma —se trata de disfrutar los sonidos—, pero hasta ahora ha sido muy lindo. Mitú en vivo no es una banda que sigue un guion, todo concierto es una pieza distinta y corresponde a una circunstancia emocional diferente. Se ve alimentado de lo que nos está pasando en ese momento. Es mucho más honesto con nuestra audiencia expresar cómo estamos sintiendo una canción en el durante, y no simplemente tararearla como un guion. Por eso creo que internacionalmente nos ha funcionado bien, porque cada noche es una experiencia nueva.

¿Cuáles son los nuevos elementos musicales de Astra, el disco que saldrá a finales de este mes?

Desde hace un tiempo tenía la intención de probar una nueva instrumentación. Estaba cansado de estar al mando de tantos botones, quería volver a tener un aspecto más físico en la ejecución. Me apoyé de nuevo en la guitarra, que ha sido un instrumento importante para mí y empecé a componer mucho en ella. Después de un tiempo empecé a explorar el bajo eléctrico y la batería. A partir de este trío instrumental empezamos a armar el grueso del álbum. 

Esta vez tenemos más percusión por parte de Franklin, no tanto tambor, sino timbales y batería, nos abrimos a más instrumentos. Los nuevos temas tienen más carga vocal, además de las tres que ya estrenamos: Nene, Yodo y Nublado, que salieron hace poco. Esta vez nos atrevimos a hacer canciones con voces mías y de Franklin.