17 de noviembre del 2024
 
[5] Foto Estudio Nievas Fernando Gómez Agudelo en compañía de Germán Pinzón y Joaquín Quijano Caballero explicando el logro de la llegada del hombre a la luna 7. 1969, copia en gelatina, 12,7 x 20,5 cm Reg. 7623.003 © Museo Nacional de Colombia / María José Echeverri
Agosto de 2022
Por :
DIANA CATALINA ZAPATA CORTÉS*

¿Una nación en red? La televisión en Colombia, 1954-1979

Las adecuaciones técnicas para las primeras transmisiones televisivas en Colombia tardaron menos de doce meses en completarse. Estas fueron una de las iniciativas del general Rojas Pinilla para conmemorar su primer año en el poder en 1954. Para justificar dicha celeridad, se evocó la utilidad que la televisión podía tener en la integración de una nación fuertemente regionalizada. Sin embargo, las primeras imágenes solo pudieron ser vistas en Bogotá y Manizales. Aun así, se mantenían ambiciosas y optimistas proyecciones sobre el avance de la cobertura televisiva. El gobierno militar esperaba construir en menos de tres años 15 nuevas estaciones repetidoras para conectar al país. El vertiginoso clima político y económico del Frente Nacional condujo a la dilatación en el tiempo de las expectativas iniciales, tardándose 25 años en completarse la estructura básica de la anunciada Red de Televisión Nacional. Este proceso puede pensarse a partir de seis espacialidades que dan cuenta de ese país imaginado que las elites políticas esperaban integrar a través de lo que, para muchos, representaba un promisorio sistema moderno de difusión cultural (imagen 1).
 

[1] Mapa de Colombia con la Red Nacional de Televisión 1955, impreso, Semana, Número 430

[2] Páginas del Boletín con información sobre los horarios y las ciudades de operación de la Televisora Nacional 1955, impreso, Boletín de programas de la Radiodifusora Nacional, Número 129


 

Se inicia siempre por el centro

A comienzos de 1955, tres ciudades del país contaban con señal de televisión. Bogotá a través del canal 8, Manizales por el canal 10 y Medellín por el canal 7 (imágenes 2 y 3). Si bien la manera más fácil de rastrear el crecimiento de la cobertura es a través de las ciudades capitales, esto no implica que la televisión solo pudiese verse en un perímetro urbano determinado. Fernando Gómez Agudelo, director de la Radiodifusora Nacional y principal gestor de toda la empresa televisiva en su comienzo, en enero de dicho año resaltaba como un gran logro el alcance de las estaciones repetidoras instaladas, poniendo como ejemplo el caso de Ibagué. En dicha ciudad, según su testimonio, se recibían en perfectas condiciones las emisiones de televisión emitidas desde la planta de Bogotá1. Algo semejante sucedía en Pereira, donde, 13 días después de la primera transmisión, el periódico La Patria hacía alarde de la señal recibida por el único televisor existente en la ciudad. La televisión, por lo tanto, llegó primero a ciudades intermedias y municipios pequeños del circuito central del país que a ciudades más grandes pero alejadas de la capital.
 

 

[3] Controles. Ojos y oídos atentos 1955, impreso, Semana, Número 430

 

De camino hacia el suroccidente

[4] Hernández Miss Video 22 de junio 1956, impreso, El País “Ella dice que solo se despertará a fin de mes cuando se calibre la televisión en el Valle”.

Las predicciones de Gómez Agudelo auguraban la terminación de la Red de Televisión a finales de 1956 con las estaciones de Puracé, Tunja, Pasto, Sumapaz, Montería y Carmen de Bolívar, las cuales se sumarían a la infraestructura de los dos Santanderes, Huila y la Sierra Nevada de Santa Marta que debía estar lista en noviembre. Sin embargo, el acontecimiento del año fue la inauguración de las estaciones destinadas a cubrir el Valle del Cauca y lo que restaba de Caldas, evento programado como parte del tercer aniversario del gobierno militar2. La nueva estación caldense estaba prevista para llevar el servicio a lo que hoy conocemos como el departamento del Quindío y al norte del Valle, mientras que la torre del cerro La Horqueta debía servir para Cali y al resto del territorio vallecaucano. A pesar de las expectativas, los resultados no fueron los esperados en el circuito caleño. La mala calidad del servicio de televisión fue registrada por la prensa local (imagen 4).

Una integración siempre postergada

Boyacá tuvo televisión en 1957 y en 1958, cuando la Radiodifusora Nacional conmemoraba su 18° aniversario, se inauguró la estación de Bucaramanga. Para entonces ya eran evidentes los retrasos de la Red Nacional, no obstante, el Boletín de la Radiodifusora todavía expresaba la aspiración de vincular “la totalidad del territorio colombiano” con la señal de televisión en un corto plazo3. Sin embargo, después de la instalación de estas dos últimas estaciones, se constata una desaceleración casi total de los proyectos de ampliación de cobertura. Este hecho hizo parte de la coyuntura del fin de la dictadura militar y la consolidación de los acuerdos entre liberales y conservadores para compartir el poder. Alberto Lleras Camargo, primer presidente del Frente Nacional, tenía poco interés por la televisión al considerarla un proyecto personalista de Rojas Pinilla, característico de su caudillismo y autoritarismo populistas. Este desinterés no solo indujo al desorden administrativo y operativo, sino que también dio lugar al primer proyecto fallido de venta de la Televisora Nacional.

La red se activa mirando hacia el norte

En estas condiciones, se tuvo que esperar hasta 1961 para que otra región del país pudiese disfrutar de los beneficios atribuidos a la televisión. A mediados de dicho año, se anunció la entrega de las estaciones que llevarían la señal de televisión a la Costa Atlántica4. Sin embargo, la entrega de la infraestructura que prestaría el servicio a Córdoba, el norte de Antioquia, Atlántico, Bolívar y el occidente del Magdalena se dilató hasta 1964. Además de la espera, los televidentes de la Costa desde el comienzo empezaron a sufrir fallas en el servicio que fueron objeto de constantes quejas hasta entrada la década de 1970. La inconformidad de los televidentes de la región no solo reparaba en el asunto técnico, también cuestionaron el centralismo de la televisión bogotana.
 

[6] Portada de El Tiempo con la noticia del alunizaje 21 de julio de 1969, impreso y fotograbado, © El Tiempo

[7] Invitación a los distribuidores de televisores para que el día del alunizaje los prendieran y sintonizaran con la transmisión 16 de julio de 1969, impreso, © El Tiempo

[8] Publicidad de la transmisión del alunizaje de RTI 15 de julio de 1969, impreso y fotograbado, © El Tiempo

[9] Publicidad de la transmisión del alunizaje de Teletigre 14 de julio de 1969, impreso y fotograbado, © El Tiempo

[10] Publicidad de la transmisión del alunizaje de Caracol 15 de julio de 1969, impreso y fotograbado, © El Tiempo

[11] Publicidad de televisores INELEC con ocasión de la transmisión del alunizaje 15 de julio de 1969, impreso y fotograbado, © El Tiempo

 

Un sur satelital

En el segundo lustro de la década de los sesenta, el proceso de cobertura televisiva comenzó a volverse más complejo. Esto resultó de la creación de una segunda cadena, inicialmente local, y, más adelante, de la aparición del Canal 11 en el marco de los programas de capacitación popular del gobierno de Carlos Lleras Restrepo. A pesar de las dificultades de inteligibilidad de un proceso que no siempre fue homogéneo y lineal, uno de los aspectos más sobresalientes de este periodo fue la expansión de la televisión por el sur del país. En 1967 se entregó la estación repetidora de Pasto, con la cual también se buscaba integrar a la red a las regiones más apartadas de Nariño como el puerto de Tumaco y los municipios fronterizos con el Ecuador. La otra zona del sur del país que empezó a beneficiarse de la televisión fue el territorio huilense. Hacia 1969 ya se discutía la inauguración de una nueva estación en Neiva, esto para mejorar sustancialmente la calidad de la imagen en el departamento del Huila5.

Por otro lado, el final de esta década marcó el comienzo de la televisión satelital en Colombia. Ésta comenzó el 25 de marzo de 1970, con la instalación de la estación rastreadora ubicada Chocontá, Cundinamarca. Sin embargo, para entonces, los aun relativamente pocos televidentes colombianos ya habían tenido la experiencia de conectarse, en tiempo real, con otras realidades. En agosto de 1968, el XXXIX Congreso Eucarístico Internacional realizado en Bogotá fue visto en directo en Estados Unidos, Europa y otros países latinoamericanos a través de una estación satelital portátil conseguida en alianza con la RAI Italiana y la televisión española6. La segunda experiencia fue un encadenamiento de la televisión nacional con la señal satelital venezolana a través del cual se vio todo el proceso de alunizaje transmitido desde Houston, gestión liderada principalmente por la programadora RTI y el Canal 9 (imágenes 5 a 11).

Los que se estaban quedando por fuera

El énfasis de las políticas televisivas en los setenta fue el de llegar a las llamadas zonas de frontera. En julio de 1974 inició la televisión en San Andrés por medio de una torre que transmitía en el perímetro local cintas enviadas y seleccionadas desde Bogotá. Esta situación era paradójica. La región insular fue uno de los destinos frecuentes de muchos colombianos continentales, quienes no solamente viajaban para vacacionar sino también con el propósito de adquirir televisores a mejor costo, puesto que las islas eran puertos liberes desde los años cincuenta (imagen 12). Con ese mismo modelo de servicio en 1975 ya estaba funcionando la televisión en Florencia y el todo occidente de Caquetá. Por su parte, parte del Meta contaba con televisión en directo desde 19727.

Finalmente, solo hasta 1976 el Estado incluyó entre sus planes de expansión de la Red Nacional de Televisión a regiones hasta entonces totalmente desvinculadas como el Chocó, Arauca, Turbo y parte del Putumayo. Sin embargo, a finales de la década, gran parte del suroriente del país, la Amazonía y la frontera continuaban excluidas del proyecto de nación representado en la televisión. Estos territorios solamente empezaron a figurar dentro de los programas de gobierno a finales de 1978, cuando se anunció la instalación de las primeras estaciones de videocasetes en Puerto Carreño, Leticia y Urabá.

La segunda cadena tuvo una trayectoria aparte. Hasta finales de 1973, el entonces Canal 9 solo funcionaba localmente en Bogotá y sus alrededores. Al fracasar el constantemente aplazado proyecto de la televisión regional para Cali, Medellín y Barranquilla, comenzó el proceso de nacionalización del segundo canal. Los primeros departamentos en contar con dicho privilegio fueron Antioquia, Risaralda, Quindío y el Valle del Cuaca. Sin embargo, para la segunda mitad de década de 1970, la prensa manifestaba la precariedad en la que todavía se encontraba la infraestructura televisiva a nivel nacional:  existían regiones en la cuales a duras penas lograba verse la imagen del primer canal. Ante dicho escenario, entre 1977 y 1978, el Gobierno nacional se propuso llegar con el segundo canal a los mismos lugares en donde ya operaba el Canal Nacional8. Las regiones de frontera fueron, otra vez, las últimas en ser incluidas en este proyecto, puesto que allí apenas llegaba la televisión en videocasetes.
 

[12] Luise Llegaron ayer de San Andrés, así los ven los caleños hoy 7 de enero 1964, impreso, El País

 

¿Dónde terminamos?

Varias las regiones, como la Guajira, ni aparecen en esta imagen aproximada que se ha trazado de la ruta de crecimiento de la cobertura televisiva en el país. Aquí justamente radica el punto problemático que nos permite pensar la historia de la televisión colombiana. Este relato encarna la paradoja nunca resulta de las visiones centralistas que han intentado incesantemente ecualizar un país caracterizado por sus matices, tensiones y conflictividades. Lo que empezó como un proyecto de integración nacional, terminó reproduciendo las asimetrías y desigualdades históricas producidas por una geografía imaginada donde la heterogeneidad regional se traduce en jerarquías políticas que suelen proyectarse en los ámbitos económico, moral y cultural. De este modo, los constantes retrasos en la conformación de la Red de Televisión Nacional terminaron por revelar esa escala de valores desde la cual se definen las regiones y los colombianos que se consideran prioritarios de acuerdo con su cercanía o afinidad a esa imagen de nación hecha a semejanza de los criterios capitalinos.

Estudiante del Doctorado en Historia de la Universidad de los Andes, magister en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural del Instituto de Altos Estudios Sociales, Buenos Aires (Argentina). Integrante del Centro de Estudios Afrodescendientes de la Pontificia Universidad Javeriana

Referencias bibliográficas

“Cincuenta mil colombianos tendrán aparato de televisión este año”, Semana, N° 430 (31 de enero de 1955): 32 Volver arriba

2 “Nota Editorial”, Boletín de Programas de la Radiodifusora Nacional Año XV, n° 143 (junio de 1956). Volver arriba

3 “18° Aniversario de la Radiodifusora Nacional”, Boletín de Programas de la Radiodifusora Año XVIII, n° 153 (febrero de 1958). Volver arriba

4 Carlos Martín Leyes, Memoria del ministro de comunicaciones al Congreso Nacional (Bogotá: Imprenta Nacional, 1961). Volver arriba

5 Antonio Díaz García, Memoria al Congreso Nacional (Bogotá: s.d, 1970). Volver arriba

6 Juan Carlos Garzón, Televisión y Estado en Colombia 1954-2014 (Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2015). Volver arriba

7 “La TV seguirá en Blanco y Negro”, El Tiempo, 10 de febrero de 1975 Volver arriba

8 Sara Ordoñez, Memoria del ministerio de comunicaciones al Congreso Nacional: 1975-78, 1978 Volver arriba