La Bogotá Electric Light Co: primera empresa de alumbrado de Colombia
El alumbrado público, comercial y privado, durante sus primeros años en Colombia fue proporcionado por compañías generalmente privadas y con capitales reducidos. Todas estas empresas estaban aisladas entre sí. Por ejemplo, cobraban el servicio de distintas maneras, ya fuera según el número de bombillas instaladas, el número de horas de servicio o estableciendo un monto fijo mensual. El kWh, kilovatio por hora, solo empezaría a usarse como medida de cobro hacia mediados de la década de 1920. Entre 1890 y 1916 varias municipalidades y gobernaciones habían celebrado contratos para la prestación del servicio del alumbrado público, sin embargo, en ninguno de estos documentos se especificó la realización de estudios técnico-económicos previos sobre el servicio a prestar ni constaba la experiencia de los empresarios en el tema del manejo de la electricidad. Por lo tanto, su ejecución se convirtió en un asunto casi exclusivamente de confianza entre las partes, lo cual desembocó muchas veces en incumplimientos y pleitos. En lo que concierne al caso de la Bogotá Electric Light Co, los términos del contrato fueron objeto de disputa y las faltas de estudios previos condujeron a una demora de años para su implementación. No obstante, Bogotá fue la primera ciudad de Colombia en inaugurar el alumbrado eléctrico nocturno de sus calles. Rápidamente, otras ciudades y poblaciones de la república también buscaron establecer su servicio de alumbrado.
[2] Autor desconocido |
El contrato de alumbrado de la luz eléctrica de Bogotá
Durante el gobierno del presidente José María Campo Serrano, el 4 de agosto de 1886 se firmó el contrato inicial para el alumbrado de la capital. Este fue suscrito por Enrique Álvarez, secretario de Instrucción Pública y encargado del despacho de Fomento, y el ingeniero Rafael Nieto París[1]. Nieto París había sido profesor de física en la Universidad Nacional desde su fundación en 1867 hasta 1871. También había establecido una relojería en Bogotá y trató de inventar un sistema que evitara que los relojes disminuyeran su marcha, lo cual lo llevó a estudiar el péndulo eléctrico, el mecanismo del reloj eléctrico y las pilas galvánicas[2]. Consecuentemente, su familiaridad y experiencia con la tecnología eléctrica le permitió inspirar la credibilidad suficiente como para asumir la responsabilidad de la primera empresa de alumbrado público en Colombia.
El contrato de 1886 especificaba que las obligaciones del contratista consistían en suministrar al Gobierno noventa luces de arco voltaico de una intensidad luminosa correspondiente a 1800 bujías. Estas debían ubicarse en los lugares indicados por el Gobierno en las calles de Bogotá y encenderse desde las 6:30 pm hasta las 5:30 am, salvo durante aquellas horas cuando la luna alumbrara lo suficiente.
[3] Autor desconocido La corriente eléctrica en estas lámparas era llevada a los extremos de los carbones gruesos de grafito 4. Autor desconocido 5. Autor desconocido |
A pesar de haber asegurado que ya estaba gestionando la importación de la maquinaria, Nieto París informó en enero de 1887 que había decidido ceder el contrato al empresario electricista Camilo Carrizosa. Carrizosa era un electricista conocedor de la materia, miembro titular de la Sociedad Internacional de Electricistas de Francia, y poseedor de una considerable experiencia en la construcción de líneas telegráficas. Asimismo, era el inventor del aislador colombiano[3], instrumento eléctrico empleado en la construcción de líneas de telégrafo. También había participado en la organización de la Compañía de teléfonos fundada en 1884[4]. Su trayectoria como electricista especialista en líneas de trasmisión de corriente y su visión empresarial prometían ser sus fortalezas en la administración del contrato de provisión de electricidad para Bogotá. Sin embargo, el negocio del alumbrado continuó presentados tropiezos. Carrizosa, al igual que Nieto París, después de haber reportado la iniciación de trabajos de instalación en octubre de 1887, intentó ceder el contrato en dos oportunidades, lográndolo finalmente en marzo de 1888.
Los nuevos dueños volvieron a ceder en octubre de 1888 el negocio a los hermanos Ospina de Medellín y a Rafael Espinosa de Bogotá, quienes conformaron la compañía Ospina y Espinosa Guzmán. A su vez, en julio de 1891 estos constituyeron la empresa Bogotá Electric Light Company Co., la cual contó con un capital de 200.000 pesos y 2000 acciones repartidas entre los socios fundadores, siendo los hermanos Ospina los socios mayoritarios con el 71% de las acciones[5]. Dicha compañía prestó sus servicios por diez años. Sin embargo, durante el inicio de los trabajos y los tramites de importación de los insumos en 1889, se presentaron dificultades que entorpecieron la ejecución del proyecto. Por ejemplo, en dicho año el material para la instalación eléctrica permaneció más de lo esperado en Cartagena debido a la imposibilidad de utilizar el Canal del Dique, motivo por el cual debió solicitarse una nueva prórroga del contrato hasta el 1º de enero de 1890[6].
[6] Autor desconocido |
La planta eléctrica finalmente fue instalada en un local del barrio San Victorino sobre la carrera 13. Esta fue inaugurada en enero de 1890 y, en su discurso de apertura, el socio Rafael Espinosa evocó las complicaciones experimentadas durante el difícil camino recorrido para traer la tecnología del alumbrado, anotando que todavía faltaban obstáculos por sortear. El Gobierno, representado por el presidente de la república, brindó con champaña para celebrar este nuevo hito en el progreso de Colombia y su capital. El ingeniero Diodoro Sánchez, autor de una nota sobre el evento publicada en los Anales de Ingeniería, reconoció que la empresa aún era joven y por ello estaba sujeta a los problemas técnicos y sociales propios de una clase emprendimiento casi desconocida en país:
Como lo reconocen los señores empresarios, existen aún inconvenientes que obviar y modificaciones que realizar, nada de lo cual debe extrañarse si se atiende a que la empresa está apenas dando los pasos de la niñez en un lugar donde apenas había de ella noticia, y en que sus habitantes, siempre impacientes, no sabemos colaborar convenientemente en los asuntos que son verdaderamente mejoras nacionales: jamás hallamos el patriotismo, siempre encontramos al frente interés desenfrenado e inicua ambición[7].
[7] Dínamo Thompson- Houston |
Sus palabras fueron proféticas, aunque nadie habría podido presagiar la magnitud de dichos problemas. Según René de la Pedraja, la escogencia del carbón mineral como combustible para las calderas en la producción de luz de arco fue uno de los desencadenantes de la mala situación de la empresa. Los motores a vapor estaban diseñados para funcionar con carbón mineral, pero este no resultaba fácil de conseguir en Bogotá y el poco disponible no era de la calidad suficiente para mantener la presión en las calderas necesaria para sostener el alumbrado. Ello disminuía la calidad del alumbrado público, ofreciendo luces intermitentes, débiles o un flujo de electricidad que no alcanzaba para iluminar todos los focos[8]. De hecho, la escasez del carbón mineral en la capital obligaba a traerlo de otras regiones. Los contratistas encargados de proveerlo denunciaban el mal estado de los caminos, razón por la cual no podían entregarlo de manera oportuna[9]. Esto también ocasionaba la suspensión del servicio. En búsqueda de una solución, la compañía intentó sustituir el carbón por leña, lo cual disminuía el rendimiento y terminó por deteriorar las calderas debido a que este no era el combustible indicado para su óptimo funcionamiento.
Las dificultades que la empresa experimentó desde sus inicios no se restringieron al problema de la dificultad para adquirir carbón mineral. También faltaron los carbones tipo grafito empleados para producir la luz de arco, los cuales debían ser importados y cuya llegada a Bogotá estaba expuesta a múltiples contingencias. En numerosas ocasiones este material se represó en distintos puertos, tal como sucedió durante la epidemia de cólera de 1892[10].
Durante la Guerra de los Mil Días (1899-1902), las dificultades que experimentaba la Bogotá Electric Light Co. se agudizaron y se presentaron otras nuevas que agravaron aún más la situación de la empresa. Esta tuvo que lidiar con el reclutamiento forzado de sus trabajadores, quienes durante sus labores nocturnas eran interceptados por las autoridades militares. Además, debido a las necesidades de la guerra, los pagos del gobierno se retrasaban más de lo habitual. La carestía de combustible para el funcionamiento de los generadores también se agudizó con el conflicto, faltando la mano de obra que explotaba las minas de carbón y los animales de carga necesarios para su transporte[11]. Incluso si se adquirían los materiales con anticipación en el extranjero, no era posible que llegaran a tiempo a Bogotá. Dicha situación condujo al deterioro y daño de la planta, evidente para 1900, cuando uno de los generadores a vapor se dañó varias veces.
La afectación de ambos generadores a vapor por falta de mantenimiento, otros daños, los robos de material por ausencia de vigilancia y la escasez de materiales a causa de la alteración del orden, físicamente impidieron la producción de energía eléctrica. Por ende, el alumbrado público de Bogotá dejó de funcionar en 1901 en todos los circuitos, aunque hay evidencia de que hasta 1902 se siguió prestando el servicio precariamente para los cuarteles. Las consecuencias del retorno de la oscuridad fueron varias, por ejemplo, se propagó el miedo a los malhechores y bandidos que aprovechaban la noche y la situación de guerra para asaltar a los habitantes de Bogotá[12].
El Concejo de la ciudad denunció ante el Ministerio de Hacienda en octubre de 1902 que el local ocupado por la compañía estaba siendo empleado por otros talleres distintos a los de la planta eléctrica. Asimismo, reportó que habían desaparecido de las calles de ciudad los carbones (grafitos) y los focos. Se señaló la necesidad de resolver el problema del alumbrado público de Bogotá con urgencia, “pues el Concejo estima que será esta la única ciudad del mundo que carece de este importante servicio”[13]. Seguramente no lo era, pero el destino de la Bogotá Electric ya estaba sellado. Después del cierre de la compañía, el gobierno adquirió todo el material de propiedad de la empresa, y, posteriormente, adquirió el lote que había ocupado. La historia de la primera empresa de alumbrado de Bogotá revela como el camino del progreso técnico y científico estuvo plagado de escollos de los más diversos tipos.
* Profesora de física, doctora en historia, investigadora independiente.
Bibliografía:
[1] Secretaría de Fomento, “Contrato sobre alumbrado de la ciudad de Bogotá por medio de la luz eléctrica”, Diario Oficial, No. 6761, agosto 9, 1886: 816.
2 Fortunato Pereira Gamba, “Rafael Nieto París”, Anales de Ingeniería 11, n.o 127 (1899): 69-74.
3 Un aislador telegráfico era un dispositivo aislante que se ubicaba entre el alambre y el poste telegráfico para evitar que la corriente se dirigiera hacia el suelo. Usualmente eran de porcelana y los hubo de diversas formas.
4 “Camilo A. Carrizosa”, Anales de Ingeniería 3, n.o 29 (1889): 133.
5 Ospina Hermanos et al., Estatutos de la Bogotá Electric Light Company (Bogotá: Imprenta de Vapor de Zalamea Hermanos, 1891), 3-4.
6 Arturo Malo O’Leary, “Señor Ministro de fomento P.” (abril 25 de 1889, Bogotá). AGN, Ministerio de Obras Públicas, Caja 65, tomo 871, f. 190.
7 Diodoro Sánchez, “Inauguración de la luz eléctrica en Bogotá”, Anales de Ingeniería 3, n.o 30 (1890): 186-187
8 René de la Pedraja, Historia de la Energía en Colombia. 1537-1930 (Bogotá: El Áncora Editores, 1985), 68-69.
9 Ospina y Espinoza Guzmán. “Sr Ministro de Fomento S.M.” (mayo 17 de 1890, Bogotá). AGN, Ministerio de Obras Públicas, Caja 65, tomo 871, f. 214
10José Francisco Pereira, “Señor Ministro de fomento S.M.” (septiembre 21 de 1892, Bogotá). AGN, Ministerio de Obras Públicas, Caja 65, tomo 871, f. 304.
[1][1]Carrizosa, Gonzalo. “Señor ministro de Hacienda” julio 14, 1901, Bogotá. AGN, Ministerio de Obras Públicas, Caja 65, tomo 870, f. 316
12 Juan Gerlem, “Señor ministro de Hacienda Pte.” (septiembre 27, 1902, Bogotá). AGN, Ministerio de Obras Públicas, Caja 65, tomo 870, f. 448.
13 Concejo Municipal de Bogotá, “Señor ministro de Hacienda” (noviembre 6, 1902, Bogotá). AGN, Ministerio de Obras Públicas, Caja 65, tomo 870, f. 450.