22 de diciembre del 2024

Enlazar para celebrar: hacer posible la exposición arqueológica del IV Centenario de Bogotá

Los meses de julio y agosto de 1938 fueron particulares para la capital del país. Entonces se posesionó Eduardo Santos Montejo (1888-1974) como presidente de la República, Gustavo Santos Montejo (1894-1961) era el alcalde de Bogotá y se conmemoraron los 400 años de la fundación de la ciudad. La creación de la Junta Pro Centenario de Bogotá en 1934 había hecho posible la preparación y realización de la conmemoración del IV Centenario en 1938[1]. Entonces en El Tiempo se señaló que “después de las discusiones que parecían interminables sobre lo que debía o no debía hacerse, después de los errores que se cometieron en la organización, y que todos reconocimos en su oportunidad, ha pasado el periodo de las críticas para que la ciudad entre con alegría y entusiasmo a festejar su aniversario con lo que hay, que en realidad no es poco ni es malo”[2]. Durante cerca de dos meses se inauguraron escuelas y edificios, se instalaron monumentos, se intervino la infraestructura urbana y se realizaron exposiciones, congresos, ferias y conciertos.

 

Las actividades se dirigieron a los habitantes de la capital y a sus visitantes. Estas incluyeron, por ejemplo, la iluminación de la Ciudad de Hierro para el disfrute de niños y jóvenes, el Congreso de Historia para la élite intelectual y las ferias para los sectores populares. El regocijo fue interrumpido por la tragedia de Santa Ana, accidente aéreo ocurrido durante la revista militar en el Campo de Marte que causó la muerte de 75 personas y muchos heridos. Se declaró duelo ciudadano por tres días, durante los cuales se suspendieron los actos de la conmemoración.

 

Las exposiciones no sólo exhibieron objetos, también se enlazaron con conferencias y publicaciones. Esto las convirtió en aportes valiosos para la conmemoración. Se destacó la Exposición del Libro realizada junto con la inauguración del edificio de la Biblioteca Nacional. Allí se exhibieron libros y obras de arte de diversos países, y se presentaron conferencias de invitados internacionales como Gustavo Adolfo Otero, William James Entwistle, José María Ots Capdequí, Paul Rivet, André Siegfried, Arturo Uslar Pietri, Alejandro Aguilar Machado y Enoc Aguado.

 

Otras exposiciones fueron la del Hogar modelo obrero en la Escuela República Argentina, la de arte religioso en el Seminario Conciliar, la fotográfica Bogotá antigua y moderna en el Teatro Colón, la arqueológica en la antigua sede de la Biblioteca Nacional, la de flores en el Jardín Botánico, la Nacional industrial y agropecuaria del centenario en el barrio Palermo, la farmacéutica en la Federación Colombiana de Droguerías y Laboratorios, y la del Instituto para ciegos en San Cristóbal[3]. Para su realización fue fundamental la participación de sociedades, especialistas y colonias extranjeras, quienes también recibieron auxilio del Gobierno. Los organizadores de cada evento por medio de circulares solicitaron el apoyo de autoridades y élites regionales para reunir las colecciones. Otras piezas fueron creadas para la ocasión, como mapas, folletos, maquetas y carteles. Al finalizar las exhibiciones las piezas fueron retornadas a sus propietarios, otras fueron transferidas a museos y algunas desaparecieron.

 

Autor desconocido
La iluminación de la ciudad de hierro 18 de julio de 1938, fotograbado, El Tiempo ©Archivo El Tiempo

 

 Autor desconocido
Inauguración de la Biblioteca Nacional
1938, fotografía en blanco y negro
© Biblioteca Nacional de Colombia

 

Autor desconocido
Profesor Paul Rivet
8 de agosto de 1938, grabado, El Tiempo
© Archivo El Tiempo

 

Exposición Arqueológica
23 de agosto de 1938, impreso, El Tiempo
© Archivo El Tiempo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Exposición arqueológica nacional, inaugurada el 3 de agosto, fue el producto del camino recorrido en la década de 1930 por un grupo de personalidades interesadas en los estudios arqueológicos, históricos, etnológicos y sobre las antigüedades. También resultó de una serie de iniciativas estatales alrededor de los bienes arqueológicos. El decreto nº 300 de 1931 había creado un Museo Nacional de Etnología y Arqueología, institución fundada por César Uribe Piedrahita (1897-1951), que contó con una junta integrada por Laureano García, presidente de la Academia de Historia, Gustavo Santos, cabeza de la Dirección de Bellas Artes, y Gerardo Arrubla, director del Museo Nacional. Sin embargo, dicha entidad no pasó de proyecto, ya que su acervo continuó depositado en el Museo Nacional. No obstante, la Junta sesionó durante algunos meses y propuso la preparación de una sala para estas colecciones, la adquisición de nuevas piezas, la elaboración de mapas de poblaciones indígenas contemporáneas y “desaparecidas”, la redacción de un catálogo ilustrado de colecciones arqueológicas y el fortalecimiento de la legislación encaminada a proteger los bienes arqueológicos[4]. Se destacó la “Ley 103 de 1931, por la cual se fomenta la conservación de los monumentos arqueológicos de San Agustín (Huila)”.

 

 

Gregorio Hernández de Alba (1904-1973)
Exposición arqueológica
Agosto de 1938, fotografías en blanco y negro
© Archivo Carlos Hernández de Alba

 

Gregorio Hernández de Alba (1904-1973)
Exposición arqueológica
Agosto de 1938, fotografías en blanco y negro
© Archivo Carlos Hernández de Alba

 

 

 

Años después, por medio del decreto nº 1949 de 1934, Guillermo Fischer, César Uribe Piedrahita y Ramón Carlos Góez fueron incorporados al Centro de investigación arqueológica y etnológica, adscrito a la Academia Colombiana de Historia. Al año siguiente, Fischer dirigió la naciente Sociedad de Estudios Arqueológicos y Etnográficos[5], desde la cual se propuso la exposición de 1938. Fischer y Piedrahita en este periodo también fueron profesores de arqueología y prehistoria de la Escuela Normal Superior. Por otra parte, el Ministerio de Educación Nacional aprobó la realización de expediciones etnográficas y arqueológicas en diferentes regiones del país. Gracias a lo anterior, Góez participó en las investigaciones del etnólogo sueco Gustaf Bolinder (1888-1957) en los Llanos orientales. A su vez, Gregorio Hernández de Alba (1904-1973) acompañó una expedición a la Guajira de las Universidades de Pennsylvania y Columbia y luego inspeccionó los trabajos arqueológicos en Tierradentro y San Agustín, por lo que fue nombrado inspector y asesor en asuntos arqueológicos del Ministerio[6]. La Sociedad recuperó varias de las ideas de la Junta y las materializó en un ambiente favorable.

 

Durante la exposición de 1938 en dos salas del edificio de las Aulas, actual Museo Colonial, se exhibieron piezas arqueológicas del acervo del Museo Nacional y de las colecciones de Leocadio María Arango, Dionisio Jaramillo, Marcelino de Castellvi y Alejandro Moncayo. Asimismo, se mostraron piezas adquiridas durante las investigaciones de la naciente arqueología gubernamental en Tierradentro y San Agustín. Hubo conferencias de Sergio Elías Ortiz (1894-1978), Paul Rivet (1876-1959) y Gregorio Hernández de Alba. En el plan inicial se habían programado intervenciones de varios miembros de la Sociedad como Castellví, Fischer, Góez, Arrubla, Uribe Piedrahita, Luis López de Mesa, Maximiliano Grillo, Germán Arciniegas, Bernardo Rueda Vargas y Julio Manrique[7]. No obstante, no hay certeza de que se hayan realizado.

 

Las delegaciones indígenas que arribaron a la capital para la Fiesta indígena participaron de la inauguración de la exposición arqueológica, la exposición del centenario y el concurso de murgas, donde obtuvieron el primer premio. La llegada de estas comitivas llamó la atención del público y los periodistas anotaron que “este certamen de arte indígena, que nunca había sido presentado en Bogotá, constituirá uno de los números más completos del programa de festejos del IV Centenario”[8]. Los misioneros capuchinos fueron actores claves en la participación indígena, evidencia del papel de la Iglesia en esos territorios. Fray Marcelino de Castellvi (1908-1951) acompañó a las comitivas kamëntsa de Sibundoy, nasa y misak del Cauca. El sacerdote Ángel de Carcagente (1895-1993) acompañó a una familia wayuú y la banda musical del internado de San Antonio de Pacho, que él mismo conformó como parte de su trabajo misionero.

 

Autor desconocido
Programa de la Fiesta Indígena presentada por la Exposición Arqueológica 1938, impreso.
© Biblioteca Nacional de Colombia

 

Autor desconocido
Inauguración de la Exposición Arqueológica
1938, fotografía en blanco y negro
© Instituto Colombiano de Antropología e Historia

 

Autor desconocido
Delegación de indígenas nasa con el alcalde de Bogotá, Gustavo Santos

Agosto de 1938, fotografía en blanco y negro fg-0137

© Instituto Colombiano de Antropología e Historia

 

Autor desconocido
Inauguración de la Exposición Arqueológica
1938, fotografía en blanco y negro
fg-0127 © Instituto Colombiano de Antropología e Historia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La exposición, a la que asistieron cerca de 2675 espectadores[9], fue un catalizador de las propuestas de la Junta y la Sociedad. Poco después se publicó el libro Colombia, Compendio arqueológico y se creó el Museo Arqueológico Nacional a partir del acervo identificado para la exhibición. Las intervenciones musicales indígenas estuvieron a la par de las prestantes murgas de música popular y participaron del concurso nacional. El IV centenario de Bogotá abrió las puertas para pensar e incluir una diversidad de expresiones que poco lugar habían tenido en conmemoraciones anteriores y que comenzaron a ser reconocidas como parte de la pretendida cultura nacional.

 

 

 

 

 

Gumersindo Cuéllar Jiménez (1891-1958)
Indígenas del pueblo Camëntsá
Agosto de 1938, fotografía en blanco y negro
Brblaa 750719-5 © Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel
Arango / Mario Cuéllar

 

 

Gumersindo Cuéllar Jiménez (1891-1958)
Indígenas del pueblo de Silvia, Cauca
Agosto de 1938, fotografía en blanco y negro
Brblaa 750719-3 © Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel
Arango / Mario Cuéllar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

* Antropóloga y magíster en historia de la Universidad Nacional de Colombia, doctora en estudios americanistas del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín.

 

 

Bibliografía:

 

[1] “Decreto Nº1538 de 1934 por el cual se crea la Junta Pro Centenario de Bogotá”, Diario Oficial, No. 22659, agosto 14, 1934: 1.

[2] “Comienza el centenario”, El Tiempo, julio 18, 1938: 5.

[3] Antonio Saab, Guía del IV Centenario (Bogotá: Editorial Centro, 1938).

[4] “Actas de la Comisión de Etnología y Arqueología”, Archivo Histórico del Museo Nacional de Colombia, Vol. 11 1931, f. 48.

[5] En 1936 la Sociedad, que contaba con socios correspondientes y honorarios, era presidida por Guillermo Fischer. Gregorio Hernández de Alba servía como su secretario, Ramón Carlos Góez como su segundo secretario y Miguel Aguilera como su tesorero. En 1938 participaron también Gerardo Arrubla, José María Balcázar, Belisario Matos, Marcelino de Castellví y Sergio Elías Ortiz.

[6] Aura Lisette Reyes, “Años treinta. Encuentro de caminos hacia la institucionalización de la antropología colombiana”, Bérose - Encyclopédie internationale des histoires de l'anthropologie (2018).

[7] Dirección Nacional de Bellas Artes, “Plan de conferencias para la Exposición”, Archivo Gregorio Hernández de Alba, BLAA, MSS1263.

[8] “En el Teatro al aire libre actuarán todos los indios traídos para el centenario”, El Tiempo, agosto 1, 1938: 3.

[9] “Movimiento de espectáculos públicos en el mes de agosto de 1938”, Registro municipal, LVIII, No. 133-136, septiembre 7, 1938: 375.