LA PRESENCIA FEMENINA EN LA PRIMERA EXPOSICIÓN ANUAL DE BELLAS ARTES DE 1886
La concreción del proyecto oficial de enseñanza de las Bellas Artes en Colombia data de 1886 y estuvo ligada a la creación de la Escuela Nacional de Bellas Artes, institución cuyo primer director fue Alberto Urdaneta (1845-1887). La Primera Exposición Anual, también organizada por Urdaneta, fue proyectada como parte de la celebración del ideario nacional centrada en la conmemoración el 20 de julio del aniversario de la Independencia. Sin embargo, la Exposición abrió seis meses después de inaugurada la Escuela. El Colegio de San Bartolomé, sede del importante evento, durante quince días a partir del 4 de diciembre de 1886 abrió sus puertas a la sociedad capitalina. Esta, entusiasmada, fue al encuentro de alrededor 1200 piezas que incluían pinturas, esculturas, fotografías, miniaturas, bordados y grabados, entre otros. Para la Exposición de 1886 se emitieron invitaciones, se elaboró una guía y se eligió un jurado que determinaría premios y menciones honoríficas. Además, en términos formales, se procedió a dividir las obras por categorías considerando las técnicas o temas trabajados, y más reciamente, los espacios fueron separados por género. El plano del Colegio San Bartolomé (imagen 1) representa el modelo bajo el cual Urdaneta ideó la Exposición. Este es una radiografía simbólica de los elementos culturales e ideológicos dominantes en la época, a los cuales respondía de manera tangencial la Exposición, y, consecuentemente, los espacios en que figuraron las mujeres.
Julio Racines (1848-1913) – atribuido ¿Exposición de Bellas Artes de 1886? Ca. 1886, fotografía, álbum Colombie © Bibliothèque Nationale de France
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Señoras y señoritas expositoras
La historiografía tradicional del arte no ha ignorado la importancia que tuvo la Exposición de 1886 para el quehacer artístico nacional. Sin embargo, en la evaluación de los legados de esta muestra se ha ignorado flagrantemente la presencia femenina. Esta tendencia dominante ha perpetuado algunas convenciones a la hora de analizar las temáticas abordadas por las mujeres en sus obras durante el siglo XIX. Se ha considerado que sus intereses se restringían a temáticas religiosas como la iconografía mariana o los cuadros de santos. Aunque los abordaron, estos temas no fueron los únicos o los más relevantes. La existencia de otro tipo de obras sugiere una creación más libre y autónoma por parte de las mujeres.
Ubicadas en un salón con vista a la carrera séptima, las obras de las señoras y señoritas expositoras fueron presididas por la mirada vigilante de un Cristo tallado en madera de tamaño natural, obra de Bernabé Martínez procedente de la Escuela de Cristo en Bogotá. El despliegue de obras procedentes de las más importantes iglesias capitalinas, así como de la colección privada del arzobispo, se constituyeron en una señal de la vigilancia que la Iglesia ejercía en el país sobre la instrucción general, la enseñanza de las Bellas Artes y, en particular, sobre la formación de la mujer.
Si tomamos como punto de partida la Exposición de 1841, en las exhibiciones que tuvieron lugar a lo largo del siglo XIX la presencia femenina alcanzó su mayor relevancia durante la Exposición de 1886. Este fenómeno permite evidenciar como las mujeres fueron actores clave en estos eventos. En 1886, de un total de 107 participantes en el evento, 78 fueron mujeres. Participaron 29 mujeres en la sección de señoras y señoritas y 5 más en la Galería de autores modernos extranjeros y en la Galería de autores contemporáneos. Otras 44 figuraron como propietarias de pinturas, esculturas, y objetos artísticos. Algunas, incluso fueron poseedoras de pequeñas colecciones.
Julio Racines (1848-1913) – atribuido ¿Exposición de Bellas Artes de 1886? Ca. 1886, fotografía, álbum Colombie © Bibliothèque Nationale de France
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Julio Racines (1848-1913) – atribuido ¿Exposición de Bellas Artes de 1886? Ca. 1886, fotografía, álbum Colombie © Bibliothèque Nationale de France
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En la Guía de la primera exposición anual pueden identificarse las técnicas artísticas empleadas por las mujeres. Estas recurrieron a la acuarela, tinta china, óleo, pintura al pastel, fotografía iluminada, miniatura y dibujo a la pluma, al carbón, al lápiz y a la aguada. Pintaron sobre diferentes superficies como porcelana, terracota o raso y aplicaron dorado sobre vidrio. Realizaron bordados en seda y caligrafía sobre pergamino y también usaron materiales no convencionales como las espinas de pescado, algas marinas o los recortes de papel. Los géneros y técnicas artísticas abordados por las mujeres superan ampliamente la camisa de fuerza impuesta por la historiografía tradicional, la cual las constreñía a las temáticas religiosas y a las técnicas consideradas como menores.
Por el contrario, al encontrar artistas como Adriana C. de Mosquera realizando acuarelas de “tipos”, podemos dar cuenta de su adscripción a la pintura costumbrista trabajada por creadores como Ramón Torres Méndez (1809-1885). Otro ejemplo de la diversidad en los intereses artísticos de las mujeres se encuentra en la producción de retratos. Este fue uno de los géneros presentados con mayor frecuencia en las exposiciones del siglo XIX. En 1886 figuró, por ejemplo, la Cabeza de viejo realizada por Elvira Vargas de Canales, propiedad de Federico Vargas de la Rosa. También se expuso un retrato al óleo titulado Lucía, ejecutado por Rosa Ponce de Portocarrero, quien entre 1906 y 1909 fue la primera profesora de pintura para señoritas de la Escuela de Artes Decorativas y de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Igualmente participó de la muestra de 1886 un Retrato de niño en la cuna, obra de Ana Tanco de Carrizosa. En esta línea, llama la atención el Retrato de Bolívar elaborado en seda por Rosa Quiñonez. Estas obras evidencian un grupo de artífices con conocimientos sobre los fundamentos del quehacer artístico y las técnicas impartidas en los espacios de formación.
Dentro del conjunto de mujeres participantes en la “Exposición del Siglo”, denominación dada por la historiografía tradicional a la exhibición organizada por Urdaneta, figuró un pequeño grupo de artistas que había iniciado su proceso de formación profesional. Algunas comenzaron su aprendizaje al lado de sus padres pintores, y, posteriormente, continuaron su formación en la Academia Gutiérrez (1874). Este fue el caso de Lucia y Emilia Espinosa, hijas de José María Espinosa (1796-1883), quienes en 1886 presentaron Cabezas estudiadas al carbón. Igualmente, Josefina, Adelaida y Amalia Torres, hijas de Ramón Torres Méndez, expusieron naturalezas muertas tomadas del natural. Otras artistas formadas en 1874 y presentes en la exposición de 1886 fueron Dolores Valenzuela, Josefina Barberi, Elvira Vargas, Ana Tanco y Evelina Núñez.
Las mujeres que participaron con obras en la sección de señoras y señoritas confrontaron su producción con la de artistas extranjeras presentes en la Galería de autores modernos extranjeros, sección donde se destacó la labor de artistas ya consagrados. Los trabajos allí expuestos incluyeron obras como el Paisaje al carbón de Marie Prevot, propiedad de Alberto Urdaneta, la Figura de hombre en traje oriental de Josefina Gaillardet, perteneciente a Isabel de Mier, y un Retrato de la pintora Elizabeth Vigée LeBrun (1755-1842) cuyo dueño era N. J. Casas. Junto a estos trabajos también figuró la obra titulada Retrato del señor Urbano Olarte y su señora, fotografía iluminada al óleo de Elsie Earle, cuya propietaria era Matilde O. de Gutiérrez. Además, en la Galería de autores contemporáneos también se expuso un paisaje dorado sobre vidrio de Virginia París. Las obras de las artistas extranjeras debieron generar un gran impacto en las expositoras. La calidad de sus producciones pudo ser ejemplo para las jóvenes que aspiraban continuar sus procesos de formación artística. En este sentido, llama la atención que en la Galería de autores modernos extranjeros se exhibiese un retrato ejecutado por quien fuera considerada como una de las grandes artistas francesas de finales del siglo XVIII y principios del XIX, Vigée LeBrun.
¿Ramón Torres Méndez (1809-1885)? Interior santafereño Ca. 1874, óleo sobre cartón, 35 x 25,4 cm Reg. 2096 © Museo Nacional / Samuel Monsalve
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Alberto Urdaneta (1845-1887) Recibo otorgado al Museo Nacional por el préstamo del retrato de Humboldt para la Exposición de Bellas Artes de 1886 1886, impreso y manuscrito Colección privada © Camilo Moreno
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La participación femenina en los diferentes espacios de exposición a lo largo del siglo XIX, especialmente en aquella de 1886, amerita ser revisitada con profundidad. Ello para determinar y dimensionar la injerencia que las mujeres artistas del periodo tuvieron en el desarrollo y consolidación del quehacer artístico colombiano. El legado de estas mujeres, sus obras, aún carece de un análisis exhaustivo. Esta situación es en gran medida producto del desconocimiento al respecto de su producción. Son relativamente pocas las obras de su autoría que se conocen y reducido el número de estas que se conserva en colecciones públicas. A esta problemática debemos añadir el legado de la historiografía tradicional, la cual relegó a la mujer artista decimonónica a un segundo plano, reduciéndola a la categoría de simple aficionada. Por lo tanto, aún debe recorrerse el camino que permita rescatar y resignificar el papel de la mujer en este periodo de la historia del arte colombiano.
Bibliografía:
1 Con esta denominación referimos aquellos autores que establecieron unos lineamientos y derroteros sobre el devenir del arte colombiano. Su lectura ha determinado la idea que tenemos sobre el arte, sus procesos, los artistas, estilos y corrientes. Nombres como Gabriel Giraldo Jaramillo, Eugenio Barney Cabrera o Álvaro Medina, entre otros.
2 Gabriel Giraldo Jaramillo, Notas y documentos para el arte en Colombia (Bogotá: Editorial A.B.C., 1954), 268. Eugenio Barney Cabrera, El arte en Colombia: temas de ayer y de hoy (Bogotá: Fondo de Cultura Cafetero, 1980), 47.
3 Alberto Urdaneta, Guía de la Primera Exposición Anual (Bogotá́: Imprenta de Vapor de Zalamea Hermanos, 1886).
4 Elizabeth-Louise Vigée LeBrun fue una figura excepcional de la pintura francesa. Dentro de sus numerosos logros se cuenta el haber sido nombrada miembro de la Academia de San Lucas, en 1774, y de la Real Academia de Pintura, en 1783. Fue pintora de María Antonieta, ejerciendo su arte bajo su protección. Además, fue asidua participante de los salones de París y reconocida como una gran artista.