LOS CONJUNTOS DE VIVIENDA DEL BANCO CENTRAL HIPOTECARIO
La construcción de vivienda ha sido un factor determinante del crecimiento urbano en Colombia y en ese contexto el Estado ha jugado un papel definitivo con la formulación de estrategias habitacionales y la producción de vivienda social rural y urbana a través de las principales instituciones de vivienda de alcance nacional, creadas en su mayoría en la primera mitad de siglo XX, como la Caja de Crédito Agrario (CCA) (1931), el Banco Central Hipotecario (BCH) (1932), el Instituto de Crédito Territorial (ICT) (1939), la Caja de Vivienda Militar (CVM) (1947) y el Fondo Nacional del Ahorro (FNA) (1968).
Casas económicas en Armenia. Fuente: revista Proa, 98, marzo 1956. |
El BCH, una institución de naturaleza mixta, se creó durante el gobierno de Enrique Olaya Herrera bajo las repercusiones internas tanto de la crisis mundial de 1929, que generó la pérdida de capacidad de pago de los deudores, como del inicio de un período de gobiernos liberales, con el único objetivo de adjudicar créditos hipotecarios y facilitar el pago de obligaciones con bancos comerciales. En 1935 el BCH contrató con la compañía urbanizadora La Urbana para la construcción de vivienda y un año después creó la Compañía Central de Construcciones que le permitió iniciar el proceso de diseño y construcción de vivienda para obreros y empleados acompañado de dos mecanismos de ahorro y financiación para la compra de vivienda: la Cédula de Capitalización y el Crédito Hipotecario.
La producción del Banco Central Hipotecario
La obra del BCH, relativamente poca si se compara con otras entidades como el ICT, tuvo un importante aporte e impacto por sus propuestas urbanas, experimentaciones formales y vida colectiva a través de lo que podría llamarse una arquitectura urbana, resultado de la experimentación proyectual a lo largo de su producción. Su obra, además de tener una calidad superior al promedio de la vivienda estatal construida para la época y ser concebida por arquitectos de alto reconocimiento profesional, puede leerse a partir de tres momentos claves institucionalmente, la crisis de 1929 que provocó su creación; en 1946 la muerte de Julio E. Lleras, fundador y gerente del Banco hasta ese momento; y la aprobación de la Unidad de Poder Adquisitivo Constante (Upac) en 1972, que transformó los mecanismos de financiación y, por ende, la escala de producción de vivienda. Así, sus propuestas se comprenden en tres etapas distintas: 1935-1946, con una producción de vivienda unifamiliar a pequeña escala; 1947-1972, una época de transición y experimentación; y 1973-2001, con una producción de gran escala y fomento de la inversión privada.
Nueva Villa del Aburrá Etapas 1 y 3, Medellín. Archivo bch, Museo de Arquitectura,Universidad Nacional de Colombia. |
1935-1946. Una producción de vivienda unifamiliar a pequeña escala
Esta etapa inicial se definió por la conformación de barrios como unidad urbana. Construidos a pequeña escala, con loteo tradicional, casas individuales de uno y dos pisos, con una arquitectura sencilla y funcional, una tipología aislada con antejardín y patio trasero. Sobresalen Bosque Calderón Tejada (1935) de 30 un., El Restrepo (1936) de 26 un. y Muequetá (1937) de 90 un.
1947-1972. Una época de transición y experimentación
En estas dos décadas se experimentó tanto con la relación espacial vivienda-ciudad como con la vida colectiva, lo que llevó a una gran variedad de propuestas que partieron de la misma idea de conjunto de vivienda que, años después, el Acuerdo 65 de 1967 definió como “agrupación de vivienda”, una obra arquitectónica con unidad y valor comunal que se convirtió en instrumento proyectual de la ciudad y la vivienda. Desde esta perspectiva se pueden destacar las siguientes seis ideas desarrolladas durante este periodo entre el trazado tradicional y la supermanzana como elemento urbano moderno.
1. La unidad de habitación como elemento urbano
La vivienda unifamiliar de la década de los años cincuenta, aunque con un trazado tradicional, propuso elementos compositivos y funcionales que definieron sus características espaciales. Respondió, generalmente, a una tipología de bloque continuo, con algunos elementos prefabricados de pequeña escala, con jardín, patio y garaje, lo que implicó, en algunos casos, casas de tres niveles o la eliminación del antejardín. Este último es el caso del conjunto de casas económicas en Armenia (1955) de los arquitectos Arbeláez, Samper, Viecco y Pombo, con 48 un., que propusieron zonas laterales libres, pórticos y galerías cubiertas en frente de las casas. En Bogotá, otros ejemplos fueron La Soledad de Cuéllar Serrano Gómez (1953) con 141 un., Quinta Mutis (1955) con 212 un. o Veraguas (1957) con 188 un.
2. El trazado urbano, las calles cerradas y la composición geométrica
Esta idea, evidente en el Conjunto Residencial El Polo, en Bogotá, propuso equipamientos y zonas verdes con distintos niveles públicos, como la extensión de la casa y al mismo tiempo su relación con la ciudad. Conformado por dos tipos de proyectos: el conjunto de casas (1958-1959) con 424 un. de vivienda de tres pisos, de las firmas Robledo, Drews y Castro y Ricaurte, Carrizosa y Prieto; y el multifamiliar (1961), con dos bloques de cuatro pisos y apartamentos dúplex y 60 un., de los arquitectos Guillermo Bermúdez y Rogelio Salmona.
3. El edificio de apartamentos como unidad urbana
El Edificio Residencias Sabana (1960-1964) con 144 un., diseñado por Roberto Rodríguez Silva fue el resultado de una preocupación del Banco tanto por el acelerado crecimiento de la población y el evidente déficit de vivienda como por la necesidad de modernizar el centro de Bogotá. Propuso la idea de unidad de habitación autosuficiente con parqueaderos, comercio y servicios comunes en los primeros pisos y apartamentos dúplex en los pisos superiores entrecruzados para lograr dobles fachadas.
4. El conjunto multifamiliar
Los cuatro conjuntos multifamiliares de la calle 26 (1962-1965) de Bogotá, conformados por edificios entre 4 y 16 pisos que aplicaron sistemas de prefabricación, algunos con comercio en el primer nivel, tres de ellos de la firma Esguerra y Herrera y el cuarto de los arquitectos Arturo Robledo y Ricardo Velázquez, ejemplifican la idea de sector como unidad urbana y el espacio público como lugar de encuentro y vida colectiva.
Edificio de apartamentos “Sabana”, Bogotá. Fuente: revista Proa,171, abril 1965. |
5. La urbanización
En 1964 el Banco inició el desarrollo de los terrenos de Niza al norte de Bogotá, con un proceso de urbanización de gran envergadura desarrollado en 8 etapas durante dos décadas, Niza 1 (1964) con 269 un.; Niza 2 (1967) con 400 un.; Niza 3 (1969) con 283 un.; Niza Reservado (1971) con 42 un. Cada una de las etapas con su propia dinámica y propuesta de espacios libres colectivos.
6. El espacio público como tema vinculado a la vivienda
El Conjunto Residencial El Parque (1964-1970) de 294 un. y diseñado por el arquitecto Rogelio Salmona, en Bogotá, culminó la producción de vivienda de este período con un proyecto paradigmático por su propuesta plástica y compositiva, además del tratamiento de espacio público como espacio colectivo e instrumento de integración con la ciudad.
1973-2001. Una producción de gran escala
A finales de 1972 el gobierno colombiano de Misael Pastrana Borrero –y según el programa Operación Colombia de Lauchlin Currie resultado de la primera misión del Banco Mundial en 1949, además de otras estrategias– propuso la creación de dos mecanismos: las Corporaciones de Ahorro y Vivienda (CAV) y la Unidad de Poder Adquisitivo Constante (Upac) que, según lo dispuesto por el Decreto 2313 de 1979, tenían como finalidad canalizar un flujo creciente de ahorro privado hacia la construcción y competir por la captación de recursos con bancos comerciales. Es a partir de este momento que se fomentó la especulación en la construcción de vivienda colectiva en el país y, por consiguiente, el BCH experimentó su período de mayor auge constructivo con proyectos más complejos que abarcaron grandes sectores urbanos como las últimas etapas de Niza: Niza 5 (1972) 242 un., Niza 6 (1973) 322 un., Niza 7 (1974) 195 un., Niza 8 (1982) 673 un., Niza 9 (1983) 952 un., Niza 9 bis (¿año?) 642 un.; El Tunal Etapa 1 (1984) con 2.063 un. y Etapa 2 (1985) 2.000 un.; La Nueva Villa del Aburrá en Medellín, 1.468 un. construidas en tres etapas (1978, 1980 y 1986). Este conjunto se convirtió en paradigma tanto por la respuesta tipológica de edificios y apartamentos como por la propuesta del edificio continuo en forma de herradura que definió la plazoleta central, un espacio colectivo con servicios complementarios de alto significado urbano.
Los últimos proyectos del BCH fueron de renovación urbana como Nueva Santa Fe (1985) localizado en el centro de Bogotá en terrenos del antiguo barrio Santa Bárbara. Fue un proyecto de 1.661 un. construidas en cinco manzanas de las nueve proyectadas con un nuevo trazado urbano en una serie de claustros, que además de proponer comercio y espacios de encuentro en el exterior, también generó un sistema de patios que daban acceso a los apartamentos en el interior.
Este recorrido general y la actual vigencia de sus proyectos, finalmente reflejan el aporte del BCH, desde su creación hasta su liquidación, fundamentado en el espíritu innovador y transformador de sus propuestas de arquitectura urbana e implicaciones sociales en la vida colectiva como proyecto moderno, a través del valor por lo público e interés por hacer parte de las discusiones disciplinares y transformaciones de los discursos teóricos, sobre los cuales se fundamentó el desarrollo de la vivienda moderna en Colombia a lo largo del siglo XX.
Bibliografía
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- Pulgarín, Yarleys. Vivienda estatal obrera de los años 30 en Bogotá: los casos de los barrios Restrepo y Centenario. Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, Maestría en Patrimonio Cultural y Territorio, 2009.
- Saldarriaga, Alberto. Estado, ciudad y vivienda. Urbanismo y arquitectura de la vivienda estatal en Colombia 1918-1990. Bogotá, Inurbe, 1996.
- Urrutia, Miguel y Namen, Olga Marcela. “Historia del crédito hipotecario en Colombia”. Ensayos sobre Política Económica, vol. 30, No. 67, edición especial Historia de la banca central, 2011.