Biografìas
José María Carbonell
Nació en Santafé en fecha poco clara y murió allí el 19 de junio de 1816. Sin padre, con su familia en dificultades económicas, estudió en el Colegio de San Bartolomé y, luego, trabajó en la Expedición Botánica como escribiente. El 20 de julio participó en los sucesos que desembocaron en la independencia que, en principio, sería impulsada por la elite criolla, pues indígenas y negros eran indiferentes a este proceso o más realistas que el rey. Con el incidente del florero se estableció una Junta de Gobierno y se creó un gobierno en el cual compartían el poder los criollos y los españoles. En la presión el virrey cedió ante la “aristocracia”, pero no ante la “plebe”, artesanos, indígenas, mestizos y esclavos libertos que dirigidos por Carbonell y algunos estudiantes marcharon armados hasta barrios como San Victorino, Las Cruces, Belén y Egipto y hacia el centro, donde se agolparon cientos ante el ayuntamiento en la plaza e insistieron en un Cabildo Abierto, mientras el virrey oficializaba compartir el poder. Carbonell fue arrestado, pero rápidamente puesto en libertad. En la guerra fue capitán de milicias de infantería, partidario de Antonio Nariño y de los centralistas, oficial mayor de las reales cajas de Cundinamarca, presidente de la Junta de Represalias instaurada por Nariño para castigar a los federalistas. Murió ejecutado en la Huerta de Jaime durante el Régimen del Terror.
Manuel del Castillo y Rada
Nació en Cartagena en 1781 y murió allí el 24 de febrero de 1816. Hijo de un próspero comerciante, coronel de infantería y comandante del batallón de pardos de Cartagena, hermano del ministro de hacienda José María del Castillo y Rada, y de militares que participaron en la guerra en el ejército de tierra o en la armada. Estudió en el Colegio del Rosario y se graduó como doctor en jurisprudencia. El 20 de julio se encontraba en Santafé, cuando ingresaba como capitán en el batallón de voluntarios de la guardia nacional. Recibió el mando del Batallón 5º de la Unión y fue comandante general de las provincias de Mariquita y de Pamplona. Participó en la campaña del norte al mando del general Antonio Baraya, en la guerra civil llegó a disolver las juntas de Honda y de Mariquita, las anexó a Santafé y se pasó del ejército central al federal, y participó en la victoria de Ventaquemada, antes del asedio a Santafé, y en la derrota de San Victorino. Propuso y obtuvo un canje de prisioneros y un cese de hostilidades con Nariño que los liberó a todos, mandó la vanguardia del ejército del norte como coronel. Bolívar fue propuesto por Castillo para ser ascendido a general, aunque tuvieron desacuerdos políticos y militares. Aquél, apoyado por Nariño y Torres luego de la derrota en la Campaña Admirable, desobedeció la orden del gobierno de la Unión y en lugar de asediar Santa Marta, mal defendida, asedió Cartagena para capturar todas sus armas, pero Castillo receloso se negó a entregarlas por considerarlas necesarias para la lucha contra la flota española. Cuando el ejército pacificador se tomó Cartagena, Castillo y Rada fue ejecutado el 24 de febrero de 1816, junto a otros ocho patriotas, con el fin de dar, en plena plaza pública, un escarmiento ejemplar.
Jorge Tadeo Lozano
Nació en Santafé el 30 de enero de 1771 y murió allí el 6 de julio de 1816. Hijo de un emprendedor hacendado y luego marqués de San Jorge, estudió literatura, filosofía y medicina en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario y viajó a Europa para continuar la carrera militar. Luchó en la campaña del Rosellón contra Francia en la guardia de corps y fue ascendido a capitán. Además de realizar estudios militares en España se graduó en química. Participó en la Expedición Botánica como zoólogo y dictó la cátedra de química en el Rosario y estuvo en el movimiento del 20 de julio. Fue presidente del Colegio Electoral y en 1811 ayudó en la redacción de la primera Constitución de carácter liberal y representativo del Estado de Cundinamarca que no proclamó independencia total de España. Fue primer presidente de las Provincias Unidas de Nueva Granada hasta que renunció después del golpe de opinión encabezado por Nariño. Se retiró para dedicarse al campo científico, pero como otros miembros de la Expedición Botánica, fue arrestado y murió ejecutado en la Huerta de Jaime durante el Régimen del Terror.
Camilo Torres
Nació en Popayán el 22 de noviembre de 1766 y murió en Santafé el 5 de octubre de 1816. Hijo de una familia aristocrática, viajó a la metrópoli neogranadina. Estudió latín, griego, matemáticas, filosofía, teología y retórica en el Colegio Seminario de Popayán y se graduó como doctor en jurisprudencia en el Colegio del Rosario que, con 26 años, lo nombró consiliario, catedrático y vicerrector. Se recibió como abogado de la Real Audiencia y asesor del Cabildo de Santafé, donde se ganó el respeto de virreyes y oidores y fue considerado el mejor jurista de su momento. Después de la conspiración de los pasquines en 1794, se le encontraron libros en francés que fueron llevados ante la Santa Inquisición y defendió la soberanía de la monarquía borbónica y del rey Carlos IV, al tiempo que proponía seguir a las provincias españolas que se proclamaban soberanas sin rebelarse contra la autoridad que emanaba del rey. Escribió un Memorial de agravios donde habla de la mala administración del imperio español.
El 20 de julio logró el nombramiento del virrey Amar y Borbón, detestado por la opinión popular, para presidir la Junta de Gobierno. Se enfrentó intelectualmente con Nariño. Brillante orador, fue presidente del Consejo Electoral, del Congreso y presidente de las Provincias Unidas. Predijo la separación eterna de España y la independencia, y fue capturado por el general Juan Sámano y ejecutado como su primo Francisco José de Caldas. Su cabeza fue exhibida en las afueras de la ciudad, encerrada en jaula de hierro. Dejó a su esposa y seis hijos y fue descrito como un ser “de carácter retraído sin ser sombrío; hacía gala de desprendimiento y menosprecio de los honores, pero era sardónico con quinquiera los alcanzara […] Gran retórico, llegó a convencerse, con sus propios argumentos, de ser él quien poseía la razón en toda controversia…”.