21 de noviembre del 2024
Soraya Montoya
Fotos Mario Cuevas y archivo particular
6 de Marzo de 2015
Por:

Soraya Montoya, miembro de la comisión encargada de definir pautas sobre el futuro de los impuestos de los colombianos, considera que el sistema opera como algunos curas cuando uno va a misa, que hacen que las penitencias recaigan sobre los que rezan y comulgan y no se preocupan por los que no entran a la iglesia. Entrevista especial para Revista Credencial con el director del diario Portafolio.

Ricardo Ávila

Soraya Montoya, el corazón de la reforma tributaria

Cuando a finales de febrero el Gobierno creó la Comisión de Expertos para la Equidad y la Competitividad Tributaria, que deberá dar sus pautas con respecto a la tan ansiada reforma estructural en materia de impuestos que solicitan diversos sectores, más de un observador se sorprendió al ver el nombre de Soraya Montoya en la lista de integrantes.
Al fin de cuentas, no es usual que alguien de la profesión médica forme parte de misiones de este tipo, en las que lo usual son los economistas y uno que otro abogado. No obstante, esta cirujana graduada de la Universidad Pontificia Bolivariana, con estudios en el Inalde y las universidades de los Andes y Harvard, tiene un gran conocimiento de la administración pública.
Y es que no solo se trata de su paso por las secretarías de Salud y Gobierno de Bogotá, sino por el hecho de dirigir la Fundación Saldarriaga Concha, una de las más prestigiosas del país en materia de inclusión social. El haber estado en diferentes lados de la mesa, le ha dado a Soraya Montoya una visión privilegiada sobre los avances y las carencias que existen en la sociedad colombiana.
Teniendo en cuenta que cerrar las brechas que persisten en una de las naciones más desiguales del mundo, requerirá de un adecuado nivel de recaudo tributario, la especialista considera que sus conocimientos pueden aportar mucho en el trabajo que hace la Comisión. Puesto de otra manera, no solo se trata de dar diagnósticos, sino también de saber sacar el bisturí.
Sobre este y otros temas, Montoya habló con Credencial.
¿Qué hace una médica cirujana metiéndole la mano a los impuestos en Colombia?
Lo que pasa es que la gente desconoce que la formación médica es tan integral. Cuando uno estudia el cuerpo humano, habla de sistemas y de redes. Por tal motivo hay un componente muy válido que ayuda a entender por qué una médica, que ha trabajado en el sector público y en el privado y se encuentra preocupada por la necesidad de un desarrollo equitativo, puede hacer aportes importantes a la hora de hablar de régimen tributario.
¿Cuál fue su primera reacción cuando le hicieron la propuesta de formar parte de la Comisión?
Me pregunté si podía sumar y concluí que sí. Porque creo que puedo dar una visión que nace de mi contacto con la gente. Y pienso que tengo claro lo que puede significar un sistema de impuestos que contribuya a la redistribución de la riqueza y a hacer este país más justo mediante un esquema simple y sencillo en el pago de las obligaciones fiscales.
Por ejemplo…
Creo que uno encuentra que muchas personas no hacen las cosas porque sean malas, sino porque no saben cómo. Y un marco tan complejo como el que tenemos en materia tributaria acaba estimulando la evasión.
¿Cómo describiría la forma en que opera el sistema?
Me parece que se comporta como algunos curas cuando uno va a misa, que hacen que las penitencias recaigan sobre los que rezan y comulgan y no se preocupan por los que no entran a la iglesia. Uno casi que siente que la Dian busca la manera de hacerle más complicada la vida a quienes cumplen con sus deberes.
¿Qué propuestas le gustaría llevar?
La de simplificar lo que hoy existe, que es demasiado complejo. No puede ser que existan entidades que deben destinar una quinta parte de sus empleados a todo lo relacionado con contabilidad e impuestos.
¿Eso tiene que ver con los propósitos no solo de mirar tarifas, sino también la propia administración?
Sin duda. No tengo duda de que la complejidad aleja a miles de potenciales contribuyentes, aparte de dificultar las labores de fiscalización. No hay que olvidar aquella frase que afirma que lo contrario de la pobreza no es la riqueza sino la justicia. Eso quiere decir que todo el mundo ponga lo que le corresponde y que hacerlo no sea tan difícil como ahora.
¿Qué efectos puede tener eso?
Uno siempre puede recordar lo que llegó a suceder en Bogotá cuando los ciudadanos sabían por qué se cobraba el impuesto predial y a dónde iba ese dinero. Estoy convencida de que la sola simplicidad en los recaudos haría aumentar el recaudo.
¿Pagamos los colombianos muchos o pocos impuestos?
Haciendo la analogía con el ejemplo anterior, diría que los que van a misa, que no son tantos. Entre el resto, hay diversidad de cultos…
¿Es cuestión de ingresos?
Hay que superar la retórica de pobres y ricos. Todos los colombianos tienen que entender que si el Estado no recibe los recursos que necesita, no vamos a salir adelante. Claro que los que tienen más, tienen que pagar más, pero hay que acabar con la costumbre de la victimización. Solo así todos podremos disfrutar de los mismos derechos.
Aun así, hay un problema de evasión que no depende solo de la complejidad de las normas…
Por supuesto. Warren Buffet, que tiene una de las fortunas más grandes del planeta, es de los primeros en señalar que los ricos del mundo pagan relativamente muy poquito.
Pero él donó una parte importante de su patrimonio…
Y se merece toda mi admiración. Pero con la filantropía no se salda la deuda social. Esta solo se cubre con impuestos cuyo pago correcto no es un favor, es una obligación. Si a eso se le agregan donaciones y alianzas para el desarrollo social, maravilloso.
Uno de los mandatos de esta Comisión tiene que ver con las entidades sin ánimo de lucro, una de las cuales usted encabeza. ¿Qué opina al respecto?
Un estudio que hizo Fedesarrollo para el Consejo Privado de Competitividad muestra que los ingresos de las fundaciones y sus similares equivalen a más del 15 por ciento del Producto Interno Bruto de Colombia, que es una proporción muy significativa. Tenemos un mandato legal que nos obliga a mirar el tema. Pero aparte de eso, es claro que estas entidades tienen un deber moral y necesitan más transparencia.
¿Qué quiere decir eso?
Un sitio de contacto, un listado de las líneas de trabajo específicas, una descripción de los órganos de gobierno, un código de ética, una identificación del equipo que las conforma, una publicación de sus estados financieros auditados, entre muchos otros requisitos. En ese universo en Colombia hay muchas instituciones buenas, como la que tengo a mi cargo. Otras, no tanto, sobre las cuales no sabemos mucho.
Entre sus compañeros hay personas de diferentes vertientes, académicas y de sectores. ¿Qué debe generar eso?
Llegar a consensos con base en principios comunes, de simplificación y mejora en la administración tributaria.
¿Algún preconcepto?
Que ojalá más personas paguemos impuestos para hacer de Colombia un país más justo, y así cada cual aporte lo que le toca.
¿Qué innovación propone?
Espero que podamos tener el equivalente de la historia clínica en materia tributaria, más allá de que se trate de gravámenes locales o nacionales. Una persona natural o jurídica debería recibir eso.
¿Representa a alguien en esta Comisión?
A Soraya Montoya. Lo que aporto es mi visión y mi experiencia, desde un enfoque pragmático.
A propósito de esa experiencia, ¿cómo ve a Colombia?
Hay, al menos, dos países. Tiene muy poca relación la parte urbana con la rural. Curiosamente, en los Montes de María –para citar un ejemplo– he visto mayor reconciliación en la base y un mayor ánimo de salir adelante. Hay mucha dignidad en medio de la pobreza.
¿Es un mejor país?
Yo hice mi rural en los años ochenta en Antioquia en municipios como Támesis, Urrao, San Carlos o Bolívar. Puedo decir con conocimiento de causa que el acceso a los bienes públicos es mayor y desde ese punto de vista el país es mejor. Falta institucionalidad, pero sin duda los ciudadanos tenemos que poner de nuestra parte. Hablo de conocer nuestros derechos y exigir que se cumplan.
¿Y vamos a ser mejores?
Tenemos que ser capaces de pasar muchas páginas. Recordemos aquella frase que dice que la mejor manera de predecir del futuro es inventárselo. Hay que saber soñar.
En conclusión, ¿cuál es su diagnóstico médico y cuál el tratamiento que recomienda?
Creo que debemos hacer promoción y prevención. No se trata de cubrir déficit fiscales, sino de mirar el país que queremos con el fin de cerrar las brechas de inequidad que existen. Eso nos obliga a adelantar esos procesos en cada etapa de la vida. Desde la primera infancia hasta la vejez.
¿Lo anterior incluye cirugías?
Claro que sí. Desde lo más simple hasta la atención de cuarto nivel. Lo de esta Comisión es una buena manera de actuar.

 

La Comisión

Desde la última reforma tributaria, el gobierno del presidente Santos anunció la necesidad de hacer en el país una reforma tributaria estructural que organice los impuestos de tal forma que sean equitativos, promuevan la competitividad y garanticen ingresos a largo plazo. Como un primer paso para lograrlo, el Gobierno creó la Comisión de Expertos para la Equidad y la Competitividad Tributaria encargada de estudiar y proponer lo que consideran se debe hacer en el país en materia de impuestos. La Comisión debe entregar sus resultados dentro de 10 días. La Comisión está integrada por, en orden de izquierda a derecha en la foto, Miguel Urrutia, exgerente del Banco de la República; Leonardo Villar, director de Fedesarrollo; Alfredo Lewin, abogado experto en tributación; Rosario Córdoba, presidenta del Consejo Privado de Competitividad; Guillermo Perry, exministro Hacienda; actual ministro de Hacienda Distrital de Bogotá, Santiago Rojas, director de la Dian, Julio Roberto Piza, director del Departamento de Derecho Fiscal de la Universidad Externado, y Óscar Darío Morales, empresario vallecaucano.  

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