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Lo que Francisco Piedrahita escribió durante los cinco días que estuvo en una isla en medio del pantano, en el parque Jean Lafitte, no muy lejos de Nueva Orleans (Estados Unidos), bien dice el tipo de persona que es. Otro se hubiese fajado una carta de despedida del mundo, o acaso una oración pidiéndole a Dios misericordia. Pero Piedrahita, rector de la universidad Icesi, del Valle del Cauca, no. Esculcó en su billetera en busca de papeles en blanco, hasta que reparó en el límpido respaldo de dos o tres facturas que conservaba.