30 de diciembre del 2024

Control de las inundaciones y agricultura en campos elevados en la mojana, depresión momposina. Un caso excepcional de las modificaciones antrópicas en la América Prehispánica.

Cuando en 1964 el geógrafo norteamericano James Parsons sobrevolaba la Depresión Momposina, localizada entre los departamentos de Bolívar, Córdoba y Sucre, no imaginaba que estaba por identificar uno de los sistemas más impresionantes del ingenio y conocimiento humano para el manejo y control de las aguas en la América prehispánica[1]. Extensas áreas cubiertas por un entramado ordenado de surcos y elevaciones de tierra formando patrones lineales que cubrieron enormes áreas inundables, construidos en una aparente relación con la dinámica de las aguas de los ríos, caños y ciénagas de la región. Estos alineamientos enormes y ordenados de tierra que hoy conocemos como canales y camellones, a primera vista hicieron pensar, tanto entonces como hoy en día, que semejantes obras no podían haber sido posibles sin un conocimiento profundo del medio natural. Sus descubridores indudablemente se preguntaron sobre los artífices de estas obras extraordinarias, las cuales seguramente exigieron el movimiento de importantes volúmenes de tierra y que se extendieron por más de 350000 hectáreas (imagen 1). 

 

[1] Localización del área de modificación antrópica prehispánica en la Depresión Momposina 

 

Las investigaciones arqueológicas desarrolladas a finales de la década de 1980 y principios de aquella de 1990 definieron la temporalidad de estos sistemas y plantearon las primeras hipótesis sobre su funcionalidad. Los datos demostraron que la zona comenzó a ser ocupada hace unos 3000 años y que al menos desde hace 2200 ya existía la práctica de modificar los terrenos para la habitación, la agricultura y el control de las inundaciones[2]. Práctica que paulatinamente se extendió a gran parte de la región que hoy conocemos como La Mojana, en los municipios de San Benito Abad, Caimito, San Marcos, Sucre, Majagual, Achí y Ayapel. 

 

Diferentes sistemas de adecuación del terreno en áreas de inundación han sido documentados en el área maya mesoamericana, en el valle del río Guayas en el Ecuador, en los llanos de Mojos en Bolivia y el en lago de Titicaca entre Perú y Bolivia. Sin embargo, el sistema de campos elevados en la Mojana es un caso excepcional por el tipo de modificaciones, la relación que existió entre las transformaciones de ese medio y las dinámicas de las aguas, su extensión, su antigüedad y su prolongación en el tiempo (imágenes 2 a 3). Conocido como un gran modelo de control hidráulico, el sistema se construyó sobre el curso principal del río San Jorge, así como en los caños Mojana, Rabón y Viloria, y en varias de las ciénagas intermedias entre este río y los caños aledaños (imagen 4).

 

 

[2-3] Canales y camellones en tiempos de aguas altas
© Nicolás Jiménez / Archivo ICANH 

 

[4] Áreas con potencial arqueológico en La Mojana 

Fue un sistema basado en un modelo de distribución de las aguas y no de contención, como es más común en la actualidad. Estas obras también implicaron la adecuación de cientos de pequeñas elevaciones de tierra a manera de plataformas de vivienda que habilitaron la región inundable para ser habitada, lo cual hizo posible y muy eficaz la ocupación del territorio por parte de las poblaciones indígenas durante más de 2000 años, hasta aproximadamente el año 1200 después de Cristo. El modelo de distribución de las aguas permitió conducirlas de forma regulada y evitar el desborde sin control que por efecto de la temporada de lluvias incrementa los caudales de los ríos San Jorge, Cauca y Magdalena. Adicionalmente a la ventaja que trae conducir eficientemente los caudales de los ríos, caños y ciénagas, este sistema hizo posible controlar los excedentes de agua y desarrollar una agricultura estable. Ello en una zona donde las condiciones de inundación prolongada, que ocurre durante 8 meses al año, reducían significativamente las posibilidades de mantener una agricultura permanente[3]

 

Para entender mejor la importancia del sistema de control y direccionamiento de las aguas en la Mojana, es preciso mencionar que la región tiene unas características de inundabilidad periódicas debidas a condiciones naturales que han sido similares al menos en los últimos 10000 años. La región está circundada por fallas geológicas que generan un proceso de hundimiento paulatino a razón de tres a cuatro milímetros al año. Esta condición geológica, unida al ingreso de los caudales de los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge, y a las escasas elevaciones del terreno en la región, generan comportamientos naturales como dinámicas de desborde de las aguas, presencia generalizada de ciénagas, altas tasas de sedimentación y cambios en los cursos de los ríos. Esta variabilidad ha sido muy similar a través de los tiempos y ha generado unas condiciones particulares que hoy en día incluso resultan complejas para la población que habita esta zona.

 

A diferencia del manejo de las aguas y la inundación que implementaron los habitantes de la región en el pasado, actualmente tenemos una relación con las aguas fundamentada en la contención. En tiempos contemporáneos se construyen grandes diques para refrenar los caudales de las aguas de los ríos y con mucha frecuencia se limitan las áreas de amortiguamiento, es decir, las zonas por donde se extienden las aguas una vez llegan las temporadas de aguas altas. En 2010 el río Cauca se desbordó y rompió uno de los principales diques construidos recientemente, a la entrada de la Depresión Momposina. Las aguas corrieron sin control destruyendo a su paso innumerables cultivos y causando también un desastre ambiental en la zona que implicó la muerte de numerosas especies vegetales y de fauna. Se interrumpieron los ciclos regulares de inundación y un gran espejo de agua cubrió la región por más de un año.

 

A partir de las investigaciones arqueológicas realizadas en el área se han identificado varios tipos de adecuación del territorio efectuados por sus habitantes prehispánicos, entre los que se encuentran los siguientes: canales y camellones perpendiculares a los cursos principales de los ríos, canales en meandro, canales cortos en áreas de vivienda, canales cruzados en áreas de ciénaga y canales largos con cerca de cuatro kilómetros de extensión (imágenes 5 a 8). Por lo general los camellones tenían una altura de cuatro a cinco metros desde su base y su largo varía de acuerdo con los lugares en donde se ubican. Tal como se ha mencionado, las áreas inundables también se adecuaron mediante la construcción de elevaciones de terreno para la construcción de plataformas para las viviendas (imagen 9) . Por su tamaño es probable que en estas plataformas habitaran una o máximo dos familias[4]. De acuerdo con el tipo de distribución de las plataformas para la vivienda, se han definido dos patrones: los concentrados y los dispersos. El patrón concentrado se encuentra formando pequeños poblados, mientras que el patrón disperso se ubica principalmente en las márgenes de los caños y ríos. Las plataformas para vivienda también se utilizaron como sitios de enterramiento, algunos de los cuales contienen túmulos funerarios con enterramientos de individuos cuyo ajuar ha estado compuesto, en ocasiones, por objetos elaborados en cerámica y oro.


[5-6] Detalles del tipo de canales y camellones en La Mojana
© Sebastián Schrimpff / Cortesía del Museo del Oro 

[7] Tipologías de canales y camellones 
[8] Excavaciones arqueológicas en la región, 2014
© Fernando Montejo 

 

 

[9] Mapa con la ubicación de plataformas para vivienda
© Elaboración de Fernando Montejo basada en fotointerpretación de Plazas y Falchetti, 1981 

 

Mediante estudios especializados de arqueología y arqueobotánica se identificaron algunas de las plantas cultivadas en este complejo sistema de campos elevados por sus antiguos habitantes. Alrededor del siglo VIII d.C las poblaciones indígenas que se asentaron en esta zona plantaban especies vegetales como la coca (Erythroxylum sp), el noli (Elaeis oleífera), el maíz (Zea mays), la batata (Ipomoea batata) y la ahuyama (Cucurbita maxima). Esto con la particularidad de que estos cultivos fueron sembrados en un tipo de canales y camellones construidos en un patrón perpendicular a los cursos principales de los ríos y caños en la región. En contraste con esta evidencia, hacia el siglo XII d.C, las poblaciones comenzaron a sembrar maíz (Zea mays) en un tipo de canal cuyo patrón es conocido como de “ajedrez” por tratarse de camellones cortos y cruzados unos con otros a lo largo de extensas áreas en el interior de las ciénagas[5]. Así mismo, existen evidencias arqueológicas que nos refieren la variedad de peces que fue aprovechada por estas poblaciones indígenas en el pasado. Por lo menos nueve especies distintas fueron identificadas en los contextos arqueológicos estudiados, blanquillo (Sorubin lima), bagre tigre (Pseudoplatystoma fasciatum), nicuro (Pimelodus clarias), antena (Trachycorystes insignis badeli), coroncoro amarillo (Hemiancistrus wilsoni), bocachico (Prochilodus magdalena), moncholo (Hoplias malabaricus), mojarra (Petenia sp) y la anguila (Synbranchus marmoratus).

 

El sistema de control de inundaciones y agricultura en campos elevados es una muestra del alto nivel de conocimiento que tuvieron las poblaciones prehispánicas en la Mojana. Es un ejemplo de organización y ordenamiento del territorio, cuyas adecuaciones y transformaciones antrópicas se realizaron en coherencia con el medio ambiente y con la estructura socioeconómica propia de las sociedades que las efectuaron. Estas estrategias incluso podrían ser un muy buen referente para el asentamiento contemporáneo de zonas inundables, debido a que evidencian un modelo en el que existió un equilibrio entre los elementos naturales y culturales en extensas áreas de la región. Los canales y camellones de la Depresión Momposina son un ejemplo excepcional de los saberes e ingenio propio de las poblaciones prehispánicas en América.

 

 

 

*Antropólogo, PhD en Geografía. Coordinador de Patrimonio. Instituto Colombiano de Antropología e Historia

 

 

 

Bibliografía:

[1] James Parsons y William Denevan, “Pre-Columbian ridged fields in New World Archaeology”. Scientific American 217, n.o 1 (1967): 92-100.

2 Clemencia Plazas y Ana María Falchetti, Asentamientos prehispánicos en el bajo río San Jorge (Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales-Banco de la República: Bogotá, 1981), 136.

3 Sneider Rojas y Fernando Montejo, “Manejo del espacio y aprovechamiento de recursos en la depresión Momposina Bajo río San Jorge”, en Agricultura ancestral. Camellones y albarradas: Contexto social, usos y retos del pasado y del presente, editado por F. Valdez (Quito: Abya-Yala, 2006), 82–92.

4 Fernando Montejo, “Estudio de la modificación antrópica prehispánica en humedales. Análisis espacial integrado a un sistema de información geográfica”. Boletín de Arqueología. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales 24, (2013): 51-93.

5 Rojas y Montejo, “Manejo del espacio”.