Arquitectura

Chingaza
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A los pies de Chingaza

Este proyecto, que lleva la arquitectura sostenible a un nuevo nivel, se construyó de la mano con el paisaje. 

 

EL ARQUITECTO Daniel Feldman llevaba años investigando cómo habitar las inmediaciones del páramo de forma respetuosa y sostenible cuando uno de sus clientes le pidió diseñar una casa ubicada allí: en el bosque alto andino, justo al exterior del Parque Nacional Natural Chingaza, hacia el frente que da al municipio de La Calera.

Así se concibió la Casa en el Páramo, como la denominó ZITA, el taller de arquitectura y diseño urbano creado por Feldman en 2018. Para construirla, se tomaron todo tipo de precauciones debido a la fragilidad del entorno natural. Por ejemplo, fue prefabricada en un taller ubicado en Cota, Cundinamarca, por la empresa CPM, de tal manera que se pudiera transportar al terreno ya construida y, allí, ensamblarse únicamente con tornillería. De esta manera, se generó el menor impacto posible en el ecosistema, al que no ingresó ningún tipo de maquinaria pesada.

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AFORTUNADAMENTE, la arquitectura es más que ese “juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes reunidos bajo la luz” al que se refería Le Corbusier, y se devela como la profesión compleja, flexible y diversa que es, y que hoy, gracias en gran parte a la participación de varias generaciones de arquitectas y al aporte de sus enfoques diferenciales, se expande hasta límites antes impensables.

En este libro se  propone una manera especial de conocer la arquitectura a través de conjuntos temáticos que dan cuenta de aspectos generales y específicos de períodos, obras y autores, que muestran cómo la arquitectura se ha desarrollado en el territorio colombiano, desde el período prehispánico hasta el presente.

 

Entre las arquitecturas construidas por los indígenas americanos, la de los koguis es una de las más pulcramente preservadas a través de saberes ancestrales no permeados por influencias externas. Aunque poco conocida, esta arquitectura es una prueba de que la materialidad de lo construido es apenas una de las facetas de su esencia y que, en este caso, garantiza además la transmisión generacional de las creencias.

El maestro Pedro Nel Gómez es más conocido como pintor, muralista y escultor que como arquitecto. Esto quizá se debe a que no dejó una obra construida muy numerosa. Pero al menos dos de sus obras son reconocidas por sus cualidades arquitectónicas: la sede de la Facultad Nacional de Minas de la Universidad Nacional y su casa, ambas en la ciudad de Medellín.

 

La enseñanza universitaria en Colombia, desde sus inicios, ha requerido edificios especiales, adecuados para sus actividades. Ya se ha visto cómo los edificios conventuales del período colonial alojaron las universidades y colegios establecidos por las comunidades religiosas en el territorio del Nuevo Reino de Granada. Con esos antecedentes puede afirmarse que los edificios universitarios cuentan con una larga y distinguida tradición en el país.

Leopoldo Friedrich Rother nació en Breslau, Alemania, en 1894; estudió arquitectura en esa ciudad y luego en Charlottenburg donde se graduó en 1925. La primera etapa de su actividad profesional se desarrolló en Berlín entre 1920 y 1923 y luego en Münster hasta 1925. Entre 1926 y 1930 trabajó en la localidad de Clausthall-Zellerfeld donde realizó varios proyectos de edificios universitarios. Entre 1930 y 1935 recibió encargos en Berlín y en Brandenburg.

En la segunda mitad del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX llegaron a Colombia algunos arquitectos provenientes de Europa o de los Estados Unidos. El arquitecto italiano Pietro Cantini fue uno de ellos. Sus datos biográficos aparecen en el libro escrito por su nieto, el médico Jorge Ernesto Cantini Ardila en el que, afortunadamente, se da cuenta de su vida y de su obra en Bogotá y alrededores[1].