25 de noviembre del 2024
 
Cruzando el Canal del Dique. Geografia Pintoresca de Colombia: Viaje del doctor Saffray.
Septiembre de 2011
Por :
J. Mauricio Chaves Bustos.Filósofo. Escritor de cuento, ensayo y poesía.

Esclavos y negros en la independencia

Matea Bolívar, ama de brazos del Libertador, s.f. Papel Periódico Ilustrado, 1881-1887.Antecedentes libertarios de negros y pardos

El negro, ocupado en las haciendas o minas de sus amos, escuchaba los planes de los señoritones que planeaban la independencia de España; ya antes, sin embargo, ellos mismos habían emprendido fugas, escapando de la esclavitud, forjando pueblos y aldeas llamados palenques, fundando sus propias repúblicas cimarronas, junto con sus hermanos que buscaban la libertad a toda costa, esa fue su primera y particular independencia, no sólo del Estado opresor y represivo, sino de una clase que se creía superior por su color, que desconocía en el negro la condición humana que los cobijaba, . Es así como esta experiencia de independencia los vuelve prácticos, la búsqueda de libertad a toda costa; no les interesaban las proclamas o los discursos rimbombantes, retóricos, de corte individualista las más de las veces y románticos en exceso, que poco tenían que ver con el estado real de esclavitud que venían sufriendo desde tres siglos atrás. En la gesta de Los comuneros, el papel de los negros fue tan fundamental que el propio Galán los incitó para que se sublevaran en las haciendas de Honda, Mariquita, Antioquia y Cauca; en haciendas y minas libertaron a los esclavos, paralizaron la producción, inclusive presentaron memoriales pidiendo el reconocimiento de su libertad.

Tipo de negro del Magdalena. Acuarela sobre papel. Edward Walhouse Mark, 1845. Colección del Banco de la República.Buscando la independencia...
¿Para quién?

Erróneamente se ha creído que los negros no jugaron un papel importante en el proceso de independencia, sin embargo, los antecedentes muestran cómo forjaron un sentimiento de búsqueda de la libertad de tiempo atrás. Si bien la gesta como tal estuvo comandada y dirigida por unos criollos que buscaban antes que nada vivir y mandar como los europeos en los diferentes virreinatos, creando con ello divisiones y partidos, lo que forjó un proceso largo y cruento para los americanos, también es cierto que los negros, herederos de un sentimiento libertario que se gestó desde el momento mismo de su captura y que se transmitía de padres a hijos por generaciones, desempeñaron un papel fundamental en el proceso de la creación de estas repúblicas. Es así como en algunas regiones del país, como en el Caribe, específicamente en Cartagena, la actitud del gremio de artesanos negros y mulatos influyó decididamente para que en 1812 se declarara la independencia absoluta de la ciudad frente a España, y que en la Constitución del mismo año se prohibiera la esclavitud y se creara un fondo de manumisión para liberarlos gradualmente.

Almirante José Prudencio Padilla (1778-1828).Ya el 14 de junio de 18 10, Cartagena había visto el pulso de negros y pardos del barrio Getsemaní, cuando se impusieron para destituir al gobernador Francisco Montes y en su lugar nombrar al coronel Blas de Soria, mulato de origen humilde que pasaba a ocupar el importante cargo con el apoyo del gremio de dichos artesanos. La actitud de los negros cartageneros fue más allá, durante el corto período de independencia absoluta que vivió ésta, de 1811 a 1815, influyendo para que las élites declararan la independencia absoluta de España, y después defendiendo la importante plaza ante la reconquista, bajo el mando del pacificador Morillo y del sanguinario Juan Sámano.

Leonardo Infante. Óleo de Constancio Franco Vargas, ca. 1880. Colección Museo Nacional de Colombia. Reg. 303.El propio Bolívar, de quien se dice tenía ancestros negros, buscó la ayuda del negro Petión en Haití, encontrando apoyo con hombres, armas y pertrechos, con la única promesa de declarar la abolición de la esclavitud en los territorios que se fuesen emancipando, promesa que cumplió en parte, pero que con el recrudecimiento de la guerra hizo que llegara inclusive a decretar que aquellos negros o pardos libertos mayores de catorce años que no se unieran al ejército libertador volverían a ser esclavizados. La actitud del Libertador de vetar la invitación a Haití en el Congreso Anfictiónico de 1825, así como su deseo de no entablar relaciones diplomáticas con dicho país, por el supuesto que espías haitianos estaban promoviendo una sublevación racial en la Nueva Granada , así como el no haber decretado la abolición de la esclavitud sin condicionamiento alguno, son sólo una muestra de la actitud de las elites frente al negro en la construcción de la república. El fusilamiento de algunos militares con ascendencia negra que alcanzaron estatus importantes en el ejército libertador también muestra la actitud de una época y de sus caudillos blancos, como de Manuel Carlos Piar Gómez, quien participó decididamente por la independencia de Colombia y de la Guyana , acusado de promover una conspiración contra Bolívar, fusilado en 1817, o del almirante José Prudencio Padilla, héroe de Trafalgar y de Maracaibo, implicado injustamente dentro de los conjurados de la llamada Noche septembrina, fusilado en 1828.

El ejército libertador buscó por medio del convencimiento atraerse a la población negra, pero cuando no lo pudo hacer por medios pacíficos recurrió a la esclavitud, la más nefanda y odiosa de las instituciones coloniales que pervivían aún en una gesta supuestamente libertadora, es así como se reclutan a cinco mil esclavos del Cauca, Antioquia y Chocó, con la debida indemnización económica para sus dueños, actitud que también tendría el ejército realista, es decir, que en contiendas, como la de Carabobo, éstos eran obligados a batirse contra los de su misma raza. En 1823 algunos fueron obligados a ir al Callao, reconociendo el puerto de Tumaco, optaron por escapar y unirse al ejército del realista pastuso general Agustín Agualongo, pero al ser recapturados o fueron asesinados o esclavizados nuevamente.

Muchos fueron los mártires negros que buscaron la libertad de su raza y de su patria, hoy pocos recuerdan que el Pacificador Morillo pasó por el patíbulo a 39 negros que defendieron a Cartagena; a Tomás Pérez, el sinuano que combatió en el Atrato comandando a un pelotón de negros cimarrones; a Miguel Buch y Miguel Montalvo, negros fusilados en Bogotá en 1816 al lado de Caldas. O a los héroes negros que defendieron el fuerte de Remolino de Murrí, o a los negros que llevaron sobre sus hombros el navío La Rosa de los Andes , desde Cupica en el Pacífico, hasta el Atrato en el Atlántico. Lo cierto es que mucho antes los negros habían buscado su libertad, en una patria que aún mantiene formas de esclavismo disfrazada de pobreza, miseria y abandono estatal. Buscaron a toda costa la libertad, ¿para quién?, para sí mismos, para su raza, pero también para una Colombia que recién empezaba a reconocer su importancia en la construcción de lo que somos y de lo que queremos ser como nación.

Tipo indígena de las vecindades de Santa Marta. Acuarela sobre papel. Edward Walhouse Mark, s.f. Colección del Banco de la República.Las legiones extranjeras en la independencia

Por : Marco Gómez Jaramillo
Historiador, Universidad Externado de Colombia

Después de terminadas las guerras en Europa, a comienzos del siglo XIX, Inglaterra había quedado en una grave situación económica. A raíz de esta crisis, que desataban en la isla huelgas y motines, Inglaterra decidió avanzar ágilmente hacia América en busca de nuevos mercados para sus industrias. Las guerras por la independencia en la Nueva Granada y Venezuela eran un buen pretexto para incursionar en nuevos mercados. La situación de los ejércitos republicanos en nuestros territorios tampoco era la mejor. Obtener tropas, armamento y recursos para continuar la guerra por la emancipación se hacía cada vez más complicado. Ante esta situación, y la difícil posición en la que estaba Bolívar en 1816 después del desembarco en Ocumare, decidió el general, aconsejado por el legendario coronel James Rooke, crear un regimiento extranjero que reforzara la causa.

Luis López Méndez, enviado por Venezuela y el doctor José María del Real por la Nueva Granada, autorizados personalmente por Bolívar, buscaron en Inglaterra el apoyo militar de quienes quisieran luchar en los ejércitos libertarios de Simón Bolívar. Precisamente, el señor López Méndez, exiliado en Inglaterra, fue el encargado de atraer militares voluntarios utilizando toda clase de mecanismos propagandísticos y diplomáticos. Ofreció remuneraciones económicas, grados militares suplementarios y tierras fértiles para quien quisiera enrolarse en tan lejana aventura. La mayor parte de los hombres que se unieron a estas causas eran veteranos de las guerras europeas, sin embargo, también había entre ellos “campesinos, artesanos, oficinistas y miembros de la pequeña nobleza1”. El gobierno inglés se declaró oficialmente neutral ante el conflicto entre España y América, cuidando de no poner en peligro sus ventajas comerciales. No obstante, apoyó al margen de la oficialidad las empresas reclutadoras de López Méndez en Inglaterra, de donde finalmente salieron, en 1818, las primeras expediciones hacia las Antillas americanas.

Principales expediciones

A partir de 1818 comenzaron a zarpar de Londres, Amberes y Dublín embarcaciones tripuladas por oficiales y soldados ingleses, irlandeses, escoceses y algunos alemanes.

Entre las expediciones más reconocidas encontramos la del coronel Hippisley, quien llegó entre enero y febrero de 1818 a las Antillas en cinco navíos con 160 hombres2 británicos, entre ellos 30 oficiales. Hippisley y otros decidieron devolverse a causa del incumplimiento de los pagos por parte del ejército republicano, sin embargo, un número considerable de hombres se quedó y junto a 400 indígenas reclutados, conformaron la unidad Rifles; la cual más adelante se llamaría Carabobo por su papel destacado en esta célebre batalla.

En 1819, el coronel English y el capitán Elsam, reclutaron en Inglaterra 700 soldados que se encontraban a medio sueldo y que habían pertenecido al ejército de ocupación en Bélgica y Francia. De éstos la mitad murieron por fiebres en Apure y Margarita, y el resto tomó el nombre de Legión Británica, la que se encargó, en principio, bajo el mando del general Urdaneta, de ejecutar operaciones en las costas de Caracas; después se incorporaron a las divisiones de Bolívar, Páez y Monagas. De Alemania llegaron algunos pocos refuerzos en 1818. El coronel Strenowitz, junto con López Méndez, reclutó en Bruselas un grupo de 300 hombres hannoverianos que llegaron a las Guyanas y que estarían posteriormente al mando del coronel Uslar.

También llegaron a territorio de Colombia y Venezuela tropas irlandesas. El general John Dévereux, comisionado por Bolívar, llegó a Margarita en algunos buques cargados con 678 soldados de Liverpool y Dublín, quienes sumados a 150 soldados isleños conformaron la Legión Irlandesa al comando del general Mariano Montilla. De estos soldados se reconocen acciones militares defensivas en Riohacha, sin embargo, sus funciones acabarían prontamente, después de que se amotinaran y saquearan esa población en 1820, exigiendo mejor alimentación, sus pagos y el envió a una colonia inglesa. Finalmente, fueron controlados por los lanceros de O'Connor y serían llevados a Jamaica, y luego enviados a Canadá.

A raíz de estos acontecimientos, sumado a los altos costos que representaba para la causa republicana el control, el reclutamiento, los salarios y el equipamiento de estos soldados, así como las constantes bajas producidas por el clima y la alimentación a los cuales no estaban acostumbrados estos extranjeros, Bolívar expidió un decreto el 2 de diciembre de 1820, “prohibiendo admitir al servicio de la república más tropas y oficiales extranjeros”3.

De acuerdo con las cifras planteadas por el coronel Guillermo Plazas Olarte, llegaron en seis expediciones, de 1817 a 1819, un total de 5.808 soldados extranjeros a nuestros territorios4. El coronel Manrique, jefe de Estado Mayor, después de la batalla del Pantano de Vargas, comunicaba a Bolívar: “todos los cuerpos del ejército se han distinguido, pero merecen una mención particular (…), las Compañías Británicas a las que su Excelencia el Presidente de la República, sin embargo de ser la primera vez que combaten bajo nuestras banderas, les ha concedido la Estrella de los Libertadores en premio de su constancia y de su valor”5. También lo hicieron en la dura batalla de Carabobo, de la cual el mismo Páez afirmó: “Estos valientes, dignos compatriotas de los que pocos años antes se habían batido con tanta serenidad en Waterloo, estuvieron, sin cejar un punto, sufriendo las descargas enemigas hasta formarse la línea de batalla”6.

Mezclados entre la heterogénea configuración de las tropas independentistas, estos soldados siguieron el camino de Bolívar y se encontraron con Santander en territorio neogranadino. Los conocimientos que traían en las lides de la guerra fueron de gran ayuda en las campañas desde el Orinoco a la Nueva Granada; en las victorias de Boyacá, Carabobo, Bomboná y Ayacucho7. Su experiencia en la estrategia militar y en el uso de las armas sirvió de ejemplo y modelo para las tropas locales que manejaban, en esencia, el modelo de guerra español. Imprimieron en las tropas el respeto por la jerarquía militar y dieron el gran paso hacia la configuración de las tácticas militares de infantería en los ejércitos republicanos.

La llegada de estos soldados a nuestros territorios no fue fácil. A pesar de sus servicios a la causa, muchas veces fueron hostilizados y discriminados por los militares locales, quienes no podían comprender las razones reales para que viniesen a una guerra ajena y tan lejana. Las condiciones que se les habían prometido para reclutarlos muchas veces no fueron cumplidas, sobre todo a los militares de bajo rango. “No solo los 200 dólares prometidos en Inglaterra se parecen más a lo que son en realidad, un señuelo, sino que nunca les pagan el magro sueldo. Para sobrevivir, se ven obligados a vender parte del material y la ropa”8. Algunos oficiales, como el coronel Rooke, el comandante Uslar o el coronel O'Leary, permanecen en la memoria de nuestra historia como grandes estrategas, dirigentes y combatientes; su papel y su conocimiento sobre la guerra han perdurado en los capítulos de nuestra historia militar y política.

 

Bibliografía

  1. Arriaga Copete, Libardo. Nociones elementales y hechos históricos que se deben conocer para el desarrollo de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos o lo que todos debemos saber sobre los negros. Bogotá, Ingenieros Gráficos Andinos, S.A., 2002.
  2. Caballero Calderón, Eduardo. Historia privada de los colombianos. Bogotá, Antares, 1960.
  3. Corsi Otálora, Luis. Los negros en la independencia: ¡Viva el Rei! Bogotá, Biblioteca Nacional de Colombia. Medio magnético. s.f.
  4. Friedemann, Nina y Arocha, Jaime. De sol a sol. Génesis, transformación y presencia de los negros en Colombia. Bogotá, Planeta, 1986.
  5. Múnera, Alfonso. El fracaso de la nación. Religión, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-1810) . Bogotá, El Áncora, 1998.
  6. Ortiz, Sergio Elías. Colección de documentos para la historia de Colombia (época de la independencia).Bogotá, Biblioteca de Historia Nacional, vol. CIV, 1964.
  7. Wade, Peter. Gente negra, nación mestiza. Dinámicas de las identidades raciales en Colombia.Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 1997.
  8. Zapata Olivella, Manuel. Las claves mágicas de América (raza, clase y cultura). Bogotá, Plaza & Janes, 1989.

Referencia

  1. Matthew Brown y Martín Alonso Roa. Militares extranjeros en la independencia de Colombia: nuevas perspectivas. Bogotá, Museo Nacional de Colombia, 2005, p. 24.
  2. Clément Thibaud. Los ejércitos bolivarianos en la guerra de independencia en Colombia y Venezuela . Colombia, Editorial Planeta S.A., 2003, p. 338.
  3. Luis Cuervo Márquez. Participación de la Gran Bretaña y de los Estados Unidos: Legión Británica.Bogotá, Editorial Selecta, 1938.
  4. Guillermo Plazas Olarte. “ La Legión Británica en la independencia de Colombia ” . En Revista de las Fuerzas Armadas, vol. 1, No. 2, Bogotá, (jun. /jul. 1960), pp. 287-297.
  5. Ibíd ., p. 295.
  6. Cuervo Márquez, p. 83 .
  7. Rodrigo J. García Estrada. Los extranjeros en Colombia . Bogotá, Editorial Planeta Colombia S.A., 2006, p. 81.
  8. Thibaud, p. 391.

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  1. Matea Bolívar, ama de brazos del Libertador, s.f. Papel Periódico Ilustrado, 1881-1887.
  2. Tipo de negro del Magdalena. Acuarela sobre papel. Edward Walhouse Mark, 1845. Colección del Banco de la República.
  3. Almirante José Prudencio Padilla (1778-1828).
  4. Leonardo Infante. Óleo de Constancio Franco Vargas, ca. 1880. Colección Museo Nacional de Colombia. Reg. 303.
  5. Tipo indígena de las vecindades de Santa Marta. Acuarela sobre papel. Edward Walhouse Mark, s.f. Colección del Banco de la República.