14 de noviembre del 2024
 
s.f. Archivo Cormagdalena
Julio de 2013
Por :
Eufrasio Bernal Duffo. Ingeniero geógrafo. Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Especialista en agrometeorología, Instituto Bet Dagan, Israel. Presidente de la Asociación Colombiana de Ingenieros Geógrafos y Ambientales y de la Sociedad Geográfica de

EL RÍO MAGDALENA: ESCENARIO PRIMORDIAL DE LA PATRIA

Una constante universal ha sido el desarrollo de los pueblos, las civilizaciones y las diversas culturas alrededor de un río principal, que dispensa dones y riquezas, le proporciona identidad, ofrenda su paisaje, se convierte en testigo de su historia y es generador de vida. En el caso colombiano ese papel lo juega el río Magdalena, que hermanadocon el Cauca, ha sido eje del desarrollo económico del país y recurso natural forjador de la dinámica nacional. El río constituye el eje de desarrollo nacional más importante, desde el punto de vista geográfico-espacial, ambiental, cultural, social, económico, demográfico, urbano, histórico y, por supuesto, hidrográfico.

La Constitución nacional, promulgada en 1991, creó la Corporación del Río Grande de la Magdalena, Cormagdalena, para dirigir las políticas de desarrollo de la cuenca.

Nombre

Los primitivos pobladores lo conocían como Huanca-hayo y Huacayo, o “río de las tumbas”; Yuma, cuyo significado puede ser “procedente del país amigo”, o “río amigo”, o río del país amigo y de las montañas”, así era nombrado en su parte media, donde también le decían Arli o sea, “Río del Pez” y, finalmente, Caripuya o Caripuaña, que quiere decir “el río grande”. También se le asigna la denominación de Karakalí, probablemente una de las formas de la palabra karib, según Paul Rivet, y que era asimilada a una nariguera ornamental. Fue el 1º de abril de 1501 cuando el conquistador Rodrigo de Bastidas (aunque también se atribuye el descubrimiento a Juan de la Cosa y a Pedro de Heredia) lo conoce y le da el nombre de Río Grande de la Magdalena en honor a Santa María Magdalena. Además, se le aplican cognomentos como “Río de la patria” o “El río de la historia”.

Características del río Magdalena

El río Magdalena nace en el extremo suroccidental del país, a 3.685 metros de elevación, en la laguna de la Magdalena, localizada a los 01º 55’ 40” de latitud norte y 76º 35’ 08” de longitud oeste, ubicada en una pequeña planicie del Páramo de las Papas, correspondiente al Macizo colombiano, en el Departamento del Huila. Su longitud, según la fuente, varía de 1.528 a 1.600 km, de los cuales 886 son navegables. En el Estrecho, el lugar donde el río es más angosto, mide 2.20 metros de ancho y en el municipio de Plato, Magdalena, tiene una anchura de 1.073 metros. Vierte sus aguas en el mar Caribe, en el sitio conocido como Bocas de Ceniza, a los 11º 06’ de latitud norte y 74º 51’ de longitud oeste. El canal del Dique también le sirve como tributario de sus aguas, que llegan al mar en la bahía de Cartagena. En su trascurso recibe más de 500 ríos y numerosas quebradas. Su caudal promedio registra entre pocos metros cúbicos por segundo al comienzo, hasta 6.700 en su desembocadura.
Después de su nacimiento, el río Magdalena fluye de sur a norte por un valle interandino ubicado entre las cordilleras Central y Oriental de los Andes. El nivel de las aguas delMagdalena y del Cauca, su principal afluente –y en general de todos los ríos– presenta variaciones a causa de las fuertes precipitaciones locales y en áreas de sus afluentes, más evidentes en sus sectores alto y medio. En la parte baja se reduce el volumen de lluvia y, como corresponde a una zona cenagosa con poder de regulación y amortización, la variación de niveles y caudales es menor.

En una graficación del caudal medio contra el área de la cuenca, se aprecia el ascenso continuo desde pocos litros en su desembocadura hasta 7.100 m3/s a la altura de Calamar, en donde se desprende el canal del Dique y aún más en su desembocadura.

El río cauca, principal afluente

El río Magdalena tiene muchos afluentes que tributan sus aguas en ambos lados de su cauce. El mayor de todos es el Cauca, que involucra a los departamentos del Cauca, Valle del Cauca, Quindío, Risaralda, Caldas, Antioquia, Córdoba, Sucre y Bolívar. Nace también en el nudo de Almaguer o Macizo colombiano, propiamente en la laguna del Buey, en el páramo de Sotará, a 3.900 m de elevación. Corre entre las cordilleras Central y Occidental de los Andes, en un trayecto de 1.180 km, en los cuales se puede navegar por aproximadamente 625 km. Al seguir su curso sur-norte forma el valle que le da su nombre, hasta desembocar en la boca Guamal, municipio de Pinillos, Departamento de Bolívar, en la parte baja del río Magdalena. En la estación hidrológica denominada Las Varas, que el Ideam tiene instalada aguas abajo de Caucasia, Antioquia, el caudal promedio es de 2.275 m3/s. El Cauca es navegable en dos tramos, interrumpidos por un sector donde se encañona entre las cordilleras, así: desde Puerto Mallarino, cerca de Cali, hasta La Virginia, Risaralda y desde un punto cercano a Puerto Valdivia, Antioquia, hasta desembocar en el brazo de Loba del río Magdalena.

Lluvia y ciclo hidrológico

El caudal de los ríos se nutre también del agua lluvia, elemento atmosférico que es determinante en el régimen de la corriente. De acuerdo con el volumen de lluvias, las épocas del año en que ocurren y, en general, la dinámica ambiental, es decir, la temperatura, la naturaleza de los suelos, el tipo de geoformas, la orientación de la orografía y los vientos, unidos a los procesos que tienen lugar en su interior, entre otros factores, serán características de los ríos.

Colombia se ufana de ser una potencia hídrica. Se dice que es el cuarto país en el mundo en riqueza hídrica. Los cálculos para llegar a esa afirmación son muy gruesos. Se toma el área de Colombia, se asume que cerca del 90% de su territorio tiene lluvias superiores a 2.000 milímetros (mm) y entonces se estima que el promedio anual es de 3.000 mm. La cuestión se reduce a multiplicar el área del país por el volumen de precipitación estimada como promedio y luego restarle la evaporación (calculada en 1.150 mm) y queda un volumen de escorrentía superficial de 2.112 km3. Habrá que analizar si esa posición es un privilegio o es un factor negativo, teniendo en cuenta que el agua en abundancia, es como el dinero, mucho pero muy mal repartido.

Cuencas y hoyas

A los ríos les corresponde un área que capta las aguas lluvias y en donde se llevan a cabo los procesos del ciclo hidrológico. Hasta hace poco tiempo el país se encontraba dividido en vertientes, hoyas y cuencas (y subcuencas si se quería un mayor nivel de desagregación). En épocas recientes también se mencionan como cuencas de primer, segundo y tercer nivel, según su orden de magnitud. En la actualidad, la Resolución Nº 337 de 1978 del Ideam, oficializó la Zonificación Hidrográfica conformada por áreas, zonas y subzonas y llega hasta estos tres niveles.

La sectorización en unidades homogéneas que seguían un patrón de drenaje natural de las aguas fue una propuesta original de Juan Manuel Ramírez, I. G., en el Himat (hoy Ideam), en 1978, quien, con el apoyo del autor de este trabajo, implementó una codificación que contemplaba 6 áreas, 9 zonas por área y 99 subzonas por zona, con lo cual se llegaba a un cubrimiento sistemático del país. Después realizó un trabajo elaborado en un SIG (Sistema de Información Geográfica), que incluía hasta cuencas muy pequeñas; sin embargo, este trabajo aún no se ha publicado. En esta zonificación, por ejemplo, el código 2103 corresponde al área 2, zona 1 y subzona 03, que sería, en su orden: área Magdalena-Cauca, zona Alto Magdalena y subzona río Suaza.

El Ideam, como autoridad hidrológica nacional, define el Área Hidrográfica como el “territorio natural que agrupa varios sistemas de drenaje, donde las aguas fluyen hacia el mar, al océano, a un lago o a un río principal”. La Zona Hidrográfica es la “región natural que agrupa varias cuencas en un gran sistema de drenaje y sus aguas tributan a través de un afluente principal hacia un área hidrográfica”. Y a la Subzona Hidrográfica la define como “un subsistema hídrico con características de relieve y drenaje homogéneas, integrado por cuencas de las partes altas, medias o bajas de la Zona Hidrográfica…”

Como se mencionó, son cinco las áreas hidrográficas que agrupan grandes sistemas de drenaje que desembocan en ellas, así: Caribe, Magdalena-Cauca, Orinoco, Amazonas y Pacífico. En el 2º nivel están las zonas hidrográficas, que son 41. En el tercer nivel están las subzonas hidrográficas, que el Ideam cuenta en 309, pero otros datos mencionan hasta 346, posiblemente debido a una desagregación más detallada.(Foto: Santiago Montes)

El área hidrográfica o vertiente del Atlántico, a la cual pertenece el Magdalena, encierra la mayor densidad de población del país, se asientan casi todas las zonas industriales de mayor importancia y abarca alrededor del 30% de la superficie total del territorio nacional, aproximadamente 320.000 km2.

La cuenca Magdalena-Cauca constituye el sistema de drenaje más importante de la región andina y permite el acceso hacia el interior de nuestro territorio desde la costa del Caribe. En ella, los ríos que la recorren, y en particular el Magdalena, por ser más caudaloso y tener grandes trayectos navegables de poca pendiente, han sido determinantes en la conformación de nuestra nacionalidad y en la ocupación del territorio. Esta cuenca tiene una extensión de 257.440 km2 aproximadamente, que corresponde al 24% de la superficie total de Colombia, donde habita el 80% de la población, se realiza el 85% de la actividad económica (PIB) y tiene una oferta del 10% del sistema hidrológico colombiano.

A la gran cuenca del río Magdalena están vinculados 20 departamentos: Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cauca, Cesar, Chocó, Córdoba, Cundinamarca, Huila, La Guajira, Magdalena, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander, Sucre, Tolima y Valle del Cauca, de los cuales 8 quedan dentro de la cuenca. En sus orillas están asentados 129 municipios, 23 corporaciones autónomas regionales, 46 resguardos indígenas, 2 áreas de reserva campesina.

Obras

Una cuenca de tanta importancia nacional, de la cual deriva la vida de millones de personas, es imposible que no sea intervenida. Innumerables obras se han hecho y se seguirán haciendo en toda su extensión. Si solo se tienen en cuenta algunas de gran magnitud que intervienen su caudal, la enumeración comienza con el embalse de Betania, único de su tipo construido sobre su cauce y que de contera recibe el río Yaguará. El embalse cubre una superficie de 70 km2, con un volumen de 1.970 millones de m³ con capacidad instalada de 540 megavatios. Por supuesto, esta obra altera las condiciones naturales del drenaje del río, debido a la regulación que ejerce.

El canal del Dique y Bocas de Ceniza son también megaobras que modifican su fisiografía y su régimen de caudales. El primero es un ramal artificial que tiene una larga historia desde cuando Cartagena comenzó a ser “el primer puerto comercial del Caribe y a la vez el de más movimiento en todo el Nuevo Mundo”, y su comunicación con el interior del país se dificultaba. Todo comenzó alrededor de 1562, cuando se inquietaron por buscar un camino para llegar al embarcadero del río, o “barranca” que llamaban, en forma más expedita desde esa ciudad. Varias “concesiones” se hicieron en adelante, con diferentes trazados, diversas empresas e interrupciones por fracasos y desistimientos. Uno de los trazos definidos data del siglo XVI. Se desprende del río a la altura de Calamar y tiene una longitud aproximada de 113 km.

El lugar donde el Magdalena entrega sus aguas al mar es conocido como Bocas de Ceniza. Las “descubrió” Rodrigo de Bastidas en abril de 1501 y parece que le puso ese nombre por el color ceniciento de las aguas al entrar al océano, cargadas de sedimentos y contaminantes. La desembocadura fue intervenida mediante la construcción de un canal que data de 1930. Se ha tenido que hacer una continua intervención tanto en los diques direccionales construidos para mejorar la navegabilidad del canal, como en la remoción de sedimentos que se acumulan en volúmenes considerables.

Reflexiones

El río Magdalena y la cuenca que conforma, incluyendo la del río Cauca, es principalísima parte del país y de la nacionalidad. Por lo que se sabe, está en permanente estudio y es continuo el interés que despierta, en cuanto existen esfuerzos públicos y privados que buscan su desarrollo. Por supuesto, a la cuenca también la aquejan problemas inherentes al crecimiento poblacional, la conurbación, al uso de los recursos en forma muchas veces desbocada, como lo recuerdan casi a diario las noticias sobre explotación minera, deforestación, contaminación del suelo, el aire y el agua que ocurren en varias zonas de su extensa superficie. Los asentamientos humanos en sus riberas y en sus laderas, cada vez más numerosos y densificados, son la génesis de la presión sobre los recursos naturales en general y del agua en particular y, en consecuencia, crece el riesgo de que la demanda supere la oferta, a no ser que se impriman acciones efectivas para cumplir los estándares de producción más limpia, la tecnificación y uso de energías alternativas sucedáneas a las energías fósiles, entre otras posibilidades.(Foto: Stephan Riedel) Y a la par con los problemas de origen antrópico el territorio también es afectado por causas naturales. Las inundaciones, avalanchas, derrumbes o deslizamientos son fenómenos que suceden con frecuencia y hacen mella en el ecosistema. Ingentes cantidades de dinero se han empleado para subsanar el deterioro de la cuenca causado por esa dinámica; incluso se ha proyectado para el futuro próximo una inversión de un billón 200 mil millones de pesos para su recuperación mediante concesión del río a particulares, a condición de que hagan el mantenimiento de 908 km y un encausamiento de 256 km y 52 m de ancho, en el trayecto Barrancabermeja-Puerto Salgar-La Dorada. Solo contabilizar los gastos que han implicado los intentos hasta ahora parcialmente resueltos, por no decir fallidos, de la descontaminación del río Bogotá, una pequeña parte del área de la cuenca, muestran sumas muy considerables, que testimonian grandes inversiones pero pocas soluciones. Y lamentablemente el deterioro avanza.

Ahora bien. Habrá que tomar conciencia de que no es prudente ni eficiente atacar los problemas y no las causas. Educación y participación social, planes estratégicos de control de erosión, instalación obligatoria de plantas de tratamiento de aguas residuales, adecuado diseño de taludes en las vías de montaña son acciones que, tomadas en forma oportuna y decidida, sin duda, contribuirán a evitar los impactos ambientales perversos y a buscar el equilibrio ecológico de la cuenca. Esta debe ser fanática tarea de todos.

Corrientes hídricas Caudal y zonas de un río

Para entender mejor la estructura y los procesos que tienen lugar en un cuerpo de agua como este río, parece conveniente recordar que los caudales de los ríos provienen de las aguas de escurrimiento permanentes y que son capaces de formar cauces o lechos propios, labrados por esas mismas aguas y de construir un valle definido. En los primeros tramos es un torrente que fluye por una garganta caracterizada por paredes empinadas que le sirven de cauce y por su gran declive, lo que le imprime gran velocidad a su caudal y más poder de excavación que de transporte. El agua de escurrimiento produce una excavación en forma de “V” y el valle labrado recibe también este nombre, porque los hay también en forma de “U”.

En los siguientes tramos, que corresponden a la parte media, el río puede llevar más caudal, pero como la pendiente es menor, tiene menos poder de excavación y mayor capacidad de transporte. En la parte baja el gradiente se vuelve casi nulo y se pierde no solo su capacidad de excavación sino de transporte, convirtiéndose en simple depositante de materiales.

Si se entiende esta dinámica, puede distinguirse la división del río en tres partes: 1. La parte alta, también denominada trayecto joven, o etapa juvenil del río o del valle, con existencia de formas irregulares y gradientes de fuerte inclinación y cuando la energía disponible es mayor que la necesaria para el acarreo. 2. La etapa media, o de madurez del río, donde se conforma el valle propiamente dicho y estas dos clases de energía tienden a equilibrarse. 3. La etapa de vejez del río, en la parte baja del valle, donde se ha gastado toda la energía, o sea que la energía necesaria es menor que la disponible para el acarreo y entonces el río corre perezoso, formando meandros; es donde las inundaciones son más frecuentes. Este es el proceso normal de todos los ríos, pero si el curso es alterado por un levantamiento isostático o afallamiento, entonces la etapa de vejez se convierte en juvenil, al tener que labrar de nuevo su cauce.

Los ríos son esencialmente dinámicos, pues su función es la de modelar el paisaje y su tendencia natural es excavar horizontalmente hasta encontrar el nivel de 0 m, si desemboca en el mar (río magistral), que es el nivel general de base de los ríos, según la geomorfología. Si no desemboca en el mar –por ejemplo en una laguna– excava hasta el nivel del agua de la laguna, que es el nivel de base local. Si continúa el curso, luego de la laguna, el nivel es simplemente temporal.

Bajo este esquema, puede decirse que el trabajo que el río realiza en la configuración del paisaje es triple: ahondamiento, alargamiento y ensanchamiento del valle. El factor más poderoso que entra en juego en este proceso es de origen climático; la lluvia, el viento, la evapotranspiración van a determinar, en últimas, su caudal y, por consiguiente, su capacidad de excavación y modelaje del terreno. Otro de los factores lo constituye la clase y orientación de las geoformas, sobre todo porque si una ladera recibe el viento de cara (barlovento) se ve favorecida por lluvias más abundantes, hay mayor escorrentía y, por tanto, crece el caudal. Además del gradiente o pendiente de las laderas, hay que considerar la consistencia de las rocas por donde transcurre pues, según el tipo de rocas habrá más o menos facilidad a excavar y producir sedimentos. Las rocas ígneas, son las que presentan mayor resistencia. Estos tres factores se combinan estrechamente, es decir, no se presentan aislados.

Las tres grandes cuencas del rio Magdalena

Por sus características se distinguen tres grandes sectores: Cuenca Alta, Media y Baja.

La cuenca del alto Magdalena

Comprende un área de drenaje de aproximadamente 54.453 km2 que corresponde a los departamentos del Huila, Tolima y parte de Cundinamarca y Cauca. Desde su nacimiento hasta Honda (arriba de la confluencia con el río Gualí) la longitud del cauce principal es de 567 km y la elevación media de 1.720 metros sobre el nivel del mar. Entre los centros urbanos ubicados en esta parte puede mencionarse San Agustín, Garzón, Neiva, Ibagué, Girardot, Espinal, Armero y Honda. Se distinguen nueve sectores diferentes, con características propias, así:
Sector I. - Hasta la confluencia con los ríos Suaza y Páez, con una extensión de 4.000 km2. Afluentes principales son: Naranjos, Guarapas y Granates. La cabecera del río y sus afluentes drenan las laderas orientales de la cordillera Central que culminan en varias elevaciones mayores de 4.000 m, como el pico de Paletará (4.500 m). Las laderas en su parte alta reciben frontalmente los vientos del sureste y producen precipitaciones abundantes en ciertos períodos del año.
Sector II. - Es un sector de 8.500 km2 dominado por las laderas occidentales de la parte meridional de la cordillera Oriental, desde aguas arriba de la confluencia del Magdalena con el Suaza, hasta aguas abajo de la desembocadura del río Cabrera en el Magdalena. Estas cumbres (con elevaciones de algo más de 2.000 m a 3.500 en Neiva y 3.800 hacia las cabeceras del río Cabrera) constituyen una barrera para la circulación de las masas de aire húmedo del suroriente (fenómeno climático de “Foehn” o “sombra de precipitaciones”) y, por tanto, se presenta un territorio semidesértico. Afluentes: ríos Suaza, Neiva, Cabrera, Ceibas, Fortalecillas y Villavieja.

Sector III. - Constituido por la cuenca del río Páez y sus afluentes, los ríos La Plata y el Negro, entre otros, en las vertientes orientales de la cordillera Central, que recibe buena cantidad de precipitación producida por las masas de aire que sobrepasan la cordillera Oriental. Cubre una superficie de 4.445 km2.
Sector IV. - Lo constituye la vertiente occidental de la cuenca Alta, desde aguas abajo de la confluencia con el río Páez, hasta aguas arriba de la confluencia con el río Saldaña, en una superficie aproximada de 6.500 km2. Aquí están los afluentes de la orilla izquierda, el Yaguará y el Bache, los más caudalosos, y el Tuné, Aipe, Pata y Anchique, entre otros.
Sector V. - Se considera formado por la cuenca hidrográfica de los ríos Saldaña y Chenche, con un área de 9.435 km2. El Saldaña y sus afluentes drenan la vertiente oriental de la cordillera Central, al oriente del nevado del Huila. Entre los afluentes del Saldaña se pueden mencionar el Cucuana, Atá y Amoyá.
Sector VI. - Corresponde a las cuencas de los ríos Prado, Sumapaz, Bajo Bogotá y Seco, con una superficie total de 8.500 km2, en la vertiente occidental de la cordillera Oriental.
Sector VII. - De aproximadamente 4.500 km2, está conformado por la cuenca Alta del río Bogotá, está diferenciado por las condiciones fisiográficas específicas de la Sabana de Bogotá.
Sector VIII. - Con un área de menos de 2.000 km2, está conformado por las cuencas del río Luisa y del Coello que presenta condiciones climáticas e hidrológicas particulares por drenar las vertientes meridionales del nevado del Tolima, con elevaciones de más de 5.000 m.
Sector IX. - Comprendido entre la desembocadura del río Coello y la localidad de Honda, con una extensión de 5.000 km2; los ríos principales de dicha zona son Totaré, Regio, Lagunilla, China, Opia, Sabandija y Doiy.

La cuenca del medio Magdalena 

Está comprendida entre Honda y la población de El Banco. Sufre inundaciones desde Puerto Wilches. El río se ramifica profusamente formando islas, en muchos casos migratorias y bancos de arena que perjudican la navegación. Así mismo, gran parte es cubierta por las aguas formando ciénagas que drenan en forma lenta y favorecen una regulación natural del caudal. Entre sus afluentes principales están los ríos Carare, Opón, Cimitarra, Sogamoso, Lebrija, La Miel, Guarinó, Cocorná, Gualí, Nare, Regla, Simití y Santos Gutiérrez. En esta parte se encuentran ciudades como Tunja, Bucaramanga, Barranca, Puerto Wilches, Puerto Berrío y Puerto Boyacá.
Se distinguen dos sectores con características bien particulares.

Sector I. - La cuenca baja del río Chicamocha, conformada por un cañón profundo, erosionado y de poca pluviosidad. La vegetación es escasa y corresponde a la de bosque espinoso tropical.

Sector II. - Comprendido por las cuencas de los tributarios que descienden de elevaciones cercanas a los 3.000 m y que luego se internan en el amplio valle del Magdalena donde la pluviosidad es abundante y la vegetación corresponde al bosque húmedo tropical.

 La cuenca del bajo Magdalena 

Tiene un área de 73.300 km2 y se considera a partir de El Banco. Se caracteriza por la presencia de amplias zonas cenagosas, la riqueza ictiológica y la riqueza de su valle aluvial, no obstante el grave problema de falta de drenaje adecuado. En sus orillas se encuentran las ciudades de El Banco, Plato, Magangué, Mompós, Calamar y Barranquilla, entre otras. Tiene buenas condiciones de navegación en cualquier período del año para todo tipo de embarcaciones. Los principales tributarios que recibe son: el río Cesar, por la margen derecha, y los ríos Cauca y San Jorge, por la izquierda.

Desde Calamar parte una importante vía fluvial artificial, el canal del Dique, que permite a las embarcaciones arribar a Cartagena.
El régimen de precipitación, caracterizado por dos períodos alternos de lluvias abundantes y escasas, origina también una variación de caudales y así se tiene la presencia de aguas bajas y aguas altas.

Cuenca del río Cauca 

Una buena proporción de la cuenca hidrográfica del río Magdalena es la cuenca del río Cauca, por eso generalmente se le conoce como cuenca Magdalena-Cauca. El río Cauca tiene su desembocadura principal en el río Magdalena (Brazo de Loba) en el lugar conocido con el nombre de Bocas de Guamal.

La cuenca del río Cauca, también puede dividirse en tres sectores con características geomorfológicas diferentes: Cauca Superior, Cauca Medio y Bajo Cauca. El Cauca Superior constituye una depresión alargada, en dirección sur-norte, enmarcada por las cordilleras Occidental y Central. Llega hasta aguas arriba de la confluencia del Cauca con el Cañaveral, y la conforma un área de unos 21.000 km2. El Cauca Medio abarca desde la desembocadura del río Cañaveral hasta arriba de la confluencia con el río Nechí y tiene un área de 21.300 km2. El Bajo Cauca se extiende a partir de la desembocadura del río Nechí, donde entra a una llanura baja de escasos 50 m de elevación. El área de drenaje de esta parte es de 4.300 km2.

Las demás subcuencas

Fuera de la cuenca del río Cauca, otras que integran el sistema hidrográfico drenan a los cursos principales de acuerdo con la configuración hidrográfica. Los afluentes más grandes son los ríos Saldaña, Sumapaz, Bogotá, Negro, Sogamoso, Lebrija y San Jorge.

El ciclo hidrológico

Para una comprensión mejor de los procesos, conviene analizar la manera como circula el agua entre la tierra y la atmósfera, en un movimiento continuo, que explica, de manera sencilla, cómo el mar recibe el caudal de todos los ríos y, sin embargo, no se desborda. Es uno de los ciclos de la naturaleza, el ciclo hidrológico, que involucra cuatro elementos: precipitación, escorrentía, evaporación y almacenamiento.(Fuente: IDEAM, 2010)

Si partimos de una situación en que el vapor de agua está en la atmósfera, los vientos lo transportan y lo fuerzan a ascender, se condensa y cae de nuevo en forma de lluvia. Esta secuencia se repite con un orden determinado en un sistema cerrado, donde todos actúan para estar en continuo movimiento, cambio de estado o de posición. En el recorrido, parte del agua es absorbida por las plantas y luego por sus órganos aéreos, de donde se evapora a la atmósfera y otra parte se evapora directamente desde el suelo, en procesos de transpiración y evaporación, comúnmente agrupadas en el término evapotranspiración.

La precipitación es el elemento principal, pues su ausencia implicaría que no hay escorrentía superficial y entonces no habría ríos ni humedales, los acuíferos no pueden recargarse y tampoco habrá vegetación y evaporación.

Además de las nubes, los fenómenos que ocurren en la atmósfera son conocidos como meteoros y entre ellos están los hidrometeoros, constituidos por un conjunto de partículas de agua, líquida o sólida, que caen o permanecen en suspensión en la atmósfera. La lluvia es uno de los hidrometeoros que cae, alcanzando la superficie terrestre, que se origina principalmente en las nubes y es producto líquido o sólido de la condensación del vapor de agua que, al final, se precipita y se deposita o corre en el suelo. La cantidad de precipitación se expresa como altura de la lámina de agua que cubriría una proyección horizontal de la superficie de la tierra, normalmente en milímetros por metro cuadrado de superficie, lo que origina una medida propia, que es el milímetro de precipitación. En Colombia, la precipitación más abundante es la líquida, si bien el granizo es muy común y la nieve solo se da en la alta montaña, por encima de 4.700 msnm. De acuerdo con la configuración y orientación de las montañas, así como la dirección y transporte de las masas de aire húmedo, la precipitación varía con la altura y en algunos casos sirve de pantalla para evitar la lluvia en la vertiente opuesta o sotavento.

La valoración de los diversos componentes del ciclo: lluvia, aguas superficiales, aguas subterráneas y evaporación, tanto en cantidad como en calidad, permiten saber la distribución espacial y temporal, así como caracteriza el régimen de los ríos, la estacionalidad de los mismos y la oferta del recurso. El Programa Nacional de Monitoreo del Recurso Hídrico cumple el objetivo de evaluar los recursos hídricos, evaluación que la Organización Meteorológica Mundial, OMM, y la Unesco (1991) consideran como “prerrequisito para todos los aspectos relacionados con la planificación, desarrollo y gestión integral del agua y un elemento fundamental en la toma de decisiones”, además de “un factor coadyuvante en la gestión para la preservación del medio ambiente como parte del desarrollo sustentable”. (Foto: Stephan Riedel)

Lo deseable es que el monitoreo se haga sobre los diversos estados presentes en el ciclo hidrológico: aguas meteóricas (precipitación, evaporación), aguas superficiales (ríos, lagos, mares) y aguas subterráneas (acuíferos). Así se puede establecer el estado de los recursos hídricos y los limitantes para su uso, su disponibilidad o escasez y la calidad de la carga de sedimentos de los ríos.

Para obtener los datos están establecidas las redes de estaciones, que operan con observadores voluntarios en todo el país. Las estaciones están dotadas de instrumental de medida (cuyo sufijo es metro), como el pluviómetro y de registro continuo (cuyo sufijo es grafo) como el pluviógrafo. Existen estaciones de varias categorías y con varios objetivos; las hay climatológicas, donde se mide o registra el comportamiento de varios elementos hidrometeorológicos, pluviométrica, donde se monitorea la precipitación y las hidrológicas, donde se obtienen los niveles, se afora el caudal de los ríos, se toman muestras para determinar los sedimentos y para analizar la calidad del agua. (Foto: Santiago Montes)

Existen estaciones mecánicas y automáticas para hacer las observaciones y registrar los datos. Todas ellas están dotadas de instrumentos sencillos o complejos para la obtención de la información. Los básicos son los destinados a medir la cantidad de lluvia y el nivel de los ríos. Tales son, respectivamente: el pluviómetro (y pluviógrafo) y el limnímetro, fluviómetro o mira hidrométrica y el complemento registrador, que es el limnígrafo. Otras instalaciones y aparatos también se usan para complementar los datos que permiten obtener todas las variables: correntómetros o molinetes, maxi metros, para determinar la marca de grandes crecientes, estructuras aforadoras, etc.

Bibliografía

Banco de Occidente. Río Grande de la Magdalena, Textos y dirección científica: Carlos Castaño Uribe, Bogotá, D. C., I/M Editores, 2003.
Central Hidroeléctrica de Betania, S. A. Alto Magdalena: Huila, Bogotá, D. C., Ed. Gente Nueva y Ediciones Cultura, 1987.
CORMAGDALENA. Atlas Cuenca del Río Grande de la Magdalena, Bogotá, D. C., Imprenta Nacional de Colombia, 2007.
IDEAM-Cormagdalena. Estudio Ambiental de la Cuenca Magdalena-Cauca y elementos para su ordenamiento territorial, Bogotá, D. C., Op. Gráficas, 2001.
IDEAM, Estudio Nacional del agua-ENA, Bogotá, D. C., Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, 2010.
Marín Ramírez, Rodrigo. Estadísticas sobre el recurso de agua en Colombia, 2ª edición, Bogotá, D. C., Ed. Arfo Ltda., 1992.